Hoy te has esforzado un poco más: has corrido más lejos, has levantado más peso o has pedaleado por una cuesta más alta. Pero esa dulce satisfacción igual se convierte en amargo arrepentimiento, sobre todo, si al día siguiente amaneces con unas agujetas que apenas te dejan levantarte de la cama.
Muchos de nosotros hemos experimentado el dolor, la quemazón y la dificultad para movernos que comienza horas o, incluso, días después de haber hecho deporte. ¿Pero de dónde proviene y por qué solo aparece después de ciertos ejercicios?

¿Qué son realmente las agujetas?
Cualquier molestia muscular que notes entre 24 y 72 horas después de la actividad física se llama dolor muscular de aparición tardía. Es decir, las agujetas de toda la vida. Pero no aparece siempre después de hacer ejercicio, sino solo cuando es muy intenso o cuando tu cuerpo no está acostumbrado a esos movimientos.
Además, según un estudio de 2003, lo mismo se aplica a novatos y a profesionales. “No es una indicación de que hayas hecho algo mal”, aclara Michael Jonesco, médico del deporte en el Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio.
“Solo avisa de que has estirado el cuerpo hasta el punto que has causado algunos cambios musculares”, añade.
¿Por qué duelen tanto al día siguiente?
Esos cambios empiezan con el ejercicio. Las contracciones provocan rasguños microscópicos en el músculos y los tejidos conectivos circundantes. Pero no son estos rasgamientos lo que produce el dolor. Más bien, las agujetas son un efecto del proceso de reparación.
Una vez que el músculo está dañado, aparecen la inflamación y la acumulación de electrolitos como el calcio. El sistema inmunitario también entra en acción, enviando células T hacia los puntos donde ha habido estas microlesiones, de acuerdo con una investigación publicada en 2016 en Frontiers in Physiology.
Aunque los científicos todavía no están seguros de por qué estos procesos que llevan a la curación causan dolor y molestias.

Desmontando mitos: el ácido láctico no es el culpable
Por otro lado, a pesar de lo que se dice, el exceso de ácido láctico no causa agujetas. Este compuesto se segrega durante el ejercicio cuando el músculo empieza a digerir glucosa después de haber usado todo el oxígeno disponible.
Pero no se queda en el cuerpo el tiempo suficiente después de haber hecho deporte como para causar molestias, tal y como demostró ya en 1983 un estudio recogido por The Physician and Sports Medicine.
Alrededor de 45 minutos después de haber ido al gimnasio, los participantes en el experimento no mostraban niveles significativos de ácido láctico, pero aun así desarrollaron agujetas dos días después.
Es un tema que todavía suscita cierta controversia, a pesar de que la teoría del ácido láctico ha sido científicamente desbancada.
¿Debo entrenar con agujetas?
Lo que está claro es que el dolor muscular es una buena señal de que estás haciendo progresos, así que puedes darle la bienvenida con cierta satisfacción. Pero eso no significa que sea hora de repetir el mismo ejercicio sin esperar a que se te pase, aconseja Jonesco.
Si lo haces, corres el peligro de hacerte una lesión más seria. Lo mejor en este caso es conformarte con un poco de ejercicio suave.
“Muy suave, lo justo para activar el sistema cardiovascular y ayudar a que los músculos se estiren”, indica.

Pendiente del dolor agudo
Eso sí, cuando se trata de un dolor agudo, esa es otra canción. Si dura más de unos pocos días o si es tan insoportable que no te permite mover los miembros, puede delatar una lesión muscular grave que, a su vez, podría desembocar en daño renal.
Por eso, si la molestia no mejora o si la orina se vuelve de color oscuro, es un aviso para que vayas al médico cuanto antes.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, las agujetas solo significan que el cuerpo se está adaptando. El mismo ejercicio no te provocará tanto dolor la próxima vez que lo hagas.
De la misma manera, si no sueles notar nunca nada de agujetas, es posible que necesites apretarte las tuercas un poco más en el gimnasio.
Referencias
- Deyhle, M. R., Gier, A. M., Evans, K. C., Eggett, D. L., Nelson, W. B., Parcell, A. C., & Hyldahl, R. D. (2016). Skeletal muscle inflammation following repeated bouts of lengthening contractions in humans. Frontiers in Physiology, 6, 424. doi: 10.3389/fphys.2015.00424
Cortesía de Muy Interesante
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