
A través de diversas conversaciones con líderes de empresas y colegas que dirigen la estrategia de Recursos Humanos, observo la importancia y el impacto del liderazgo adaptativo en los tiempos actuales, toda vez que se convierte en competencia crítica para crear confianza, promover el aprendizaje, contener el miedo y facilitar la evolución constante del equipo.
La incertidumbre no es enemiga del éxito; al contrario, es una oportunidad para reinventarnos como líderes. En tiempos difíciles, las personas no buscan líderes perfectos, buscan líderes presentes, auténticos y comprometidos. Aquellos que se atreven a caminar con su equipo, incluso cuando el camino no está claro.
Los modelos tradicionales de liderazgo, basados en la previsión, la planeación lineal y el control, han dejado de ser suficientes. Hoy, la diferencia entre un equipo que resiste la tormenta y otro que se desmorona radica en la capacidad del liderazgo para adaptarse y responder estratégicamente al cambio.
Ante una nueva normalidad, rasgos como la adaptabilidad, agilidad y el aprendizaje significativo resultan críticos. Como bien lo determina McKinsey (2022) en sus análisis posteriores a la pandemia, tanto personas y profesionales, como líderes, además del coeficiente intelectual, el manejo de la inteligencia emocional y el coeficiente de adaptabilidad son un “deber ser” en el desarrollo de competencias ante la incertidumbre ahora cotidiana.
En este sentido, el liderazgo no se mide por el control que se ejerce, sino por el impacto positivo que se deja en las personas. Y en la era de la incertidumbre, ese impacto comienza con la adaptabilidad.
Ahora, cuando la volatilidad del entorno se ha convertido en una constante, las organizaciones enfrentan, de forma simultánea, disrupciones tecnológicas, transformaciones sociales, tensiones políticas y cambios económicos globales que ponen a prueba su capacidad de adaptarse y sobrevivir. En este contexto, la incertidumbre dejó de ser un fenómeno ocasional, para convertirse en una condición estructural del mercado.
Para quienes se desempeñan como líderes, esto representa una presión creciente: deben tomar decisiones en tiempo real, con información incompleta, y bajo el escrutinio constante de colaboradores, inversionistas, clientes y comunidades.
El reto de lo insospechado
Frente a un entorno impredecible, los líderes enfrentan múltiples desafíos. Cada uno de estos factores influye directamente en el clima organizacional y en la percepción de estabilidad interna y externa de la organización.
- Uno de los más apremiantes es la gestión del miedo: el temor a lo desconocido paraliza a las personas y bloquea la creatividad, el compromiso y la innovación.
- En segundo lugar, está el reto de la agilidad organizacional: la rapidez con la que una empresa puede redefinir prioridades, ajustar procesos o reinventar su oferta es clave para su continuidad.
- En tercer lugar, se presenta el desafío de mantener la cohesión del equipo en medio de la ambigüedad, la presión y el desgaste emocional.
- Sumado a ello, el entorno político y social también introduce complejidades adicionales: cambios regulatorios, movimientos sociales, crisis de confianza institucional y polarización ideológica, por mencionar algunos.
El líder generador de seguridad psicosocial
En momentos de incertidumbre, el liderazgo efectivo no se define por tener todas las respuestas, sino por saber formular las preguntas adecuadas y contener emocionalmente al equipo. Aquí es donde la seguridad psicosocial cobra relevancia.
Amy Edmondson, profesora de Harvard pionera en la materia, en su obra La organización sin miedo: creando seguridad psicológica en el lugar de trabajo para el aprendizaje, la innovación y el crecimiento (2018) define la seguridad psicológica como la creencia compartida de que el equipo es un espacio seguro para asumir riesgos interpersonales.
Esto significa que las personas pueden expresar ideas, dudas y errores sin temor a represalias o juicios. Por tanto, un líder que promueve esta cultura protege el bienestar emocional de su equipo y detona su potencial creativo, su resiliencia y capacidad de aprendizaje.
La seguridad psicosocial se construye con prácticas, no con discursos: escuchar activamente, mostrar vulnerabilidad como líder, fomentar la participación de todos los niveles, reconocer el esfuerzo más allá del resultado y sostener con congruencia los valores de inclusión, respeto y colaboración.
La fuerza del liderazgo adaptativo
El concepto de liderazgo adaptativo fue desarrollado por Ronald Heifetz, fundador del Centro de Liderazgo Público de Harvard. En el libro La práctica del liderazgo adaptativo: herramientas y tácticas para cambiar su organización y el mundo (Heifetz, Grashow y Linsky, 2009) plantea un enfoque centrado en enfrentar desafíos complejos mediante la capacidad de aprender, desaprender y movilizar a otros.
A diferencia del liderazgo técnico, que aplica soluciones conocidas a problemas conocidos, el liderazgo adaptativo enfrenta desafíos sin precedentes, donde no existe una solución clara ni una autoridad que tenga todas las respuestas. En esos casos, el líder debe involucrar a su equipo en el proceso de reflexión, toma de decisiones y ejecución.
El perfil del líder adaptativo, incluye los ejes siguientes:
- Observar con objetividad lo que ocurre dentro y fuera de la organización, sin caer en el autoengaño o la negación.
- Interpretar múltiples perspectivas, entendiendo que la complejidad requiere de diversidad cognitiva y emocional.
- Diseñar experimentos estratégicos, comprendiendo que en escenarios inciertos es más útil probar que planear exhaustivamente.
- Gestionar las tensiones entre lo conocido y lo nuevo, entre la estabilidad y el cambio, entre la tradición y la innovación.
- Facultar a las personas para asumir la responsabilidad en la resolución de los desafíos adaptativos.
Cinco comportamientos cruciales del liderazgo adaptativo
A continuación, comparto cinco comportamientos clave que fortalecen la práctica del liderazgo adaptativo.
- Practicar la escucha estratégica: un líder adaptativo escucha más de lo que habla. Escucha lo evidente y también lo que no se dice. Está atento a las emociones del equipo, a las señales del mercado y a las tendencias emergentes. Esta escucha profunda permite actuar con mayor empatía y anticipación.
- Desarrollar la humildad cognitiva: aceptar que no se tiene la verdad absoluta es una fortaleza, no una debilidad. Un líder adaptativo promueve el pensamiento crítico, celebra la curiosidad y admite cuando necesita apoyo. Esta actitud fomenta el aprendizaje organizacional constante.
- Fomentar la experimentación responsable: en entornos inciertos, es preferible correr riesgos controlados que esperar la perfección. El líder adaptativo promueve una cultura de prueba y error, donde se aprende del fallo sin castigo y se celebra el aprendizaje obtenido.
- Crear narrativas que den sentido: la incertidumbre genera ansiedad cuando las personas no entienden lo que ocurre. El líder adaptativo comunica de forma clara, honesta y humana. Construye narrativas inspiradoras que dan sentido al cambio, alinean al equipo y refuerzan la confianza.
- Cuidar la energía emocional del equipo: el líder gestiona emociones además de estrategias y proyectos. Un comportamiento adaptativo clave consiste en monitorear el clima emocional, intervenir cuando el estrés rebasa límites saludables y garantizar que haya espacios para la recuperación individual y colectiva.
En esencia, el liderazgo adaptativo no busca “salvar” a la organización con respuestas heroicas; antes bien, se enfoca en crear las condiciones para que todas las personas evolucionen de forma armónica, articulada y alineada.
Cortesía de El Economista
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