Liderazgo: Nuevas capacidades para dirigir en la era del cambio

Atravesamos una de las transformaciones más profundas que ha enfrentado la economía mundial desde la Revolución Industrial. Más de una veintena de profesiones, desde empleados de paquetería y agentes de viajes hasta diseñadores gráficos y asistentes administrativos, desaparecerán antes de 2030, según alertan especialistas. 

FERIA DE SAN FRANCISCO

Esto no es casualidad: es el resultado de una combinación imparable de automatización, inteligencia artificial y cambios estructurales que están reconfigurando los mercados laborales a una velocidad sin precedentes. Pero la pregunta clave no es qué trabajos desaparecerán, sino qué tipo de liderazgo necesitaremos para navegar esta nueva realidad.

En México y América Latina esta pregunta cobra aún más importancia, pues las desigualdades y desafíos sociales son profundos. Las habilidades que necesitarán los futuros líderes son más complejas, entre ellas: pensamiento sistémico para entender problemas entrelazados, toma de decisiones basadas en datos, escucha activa de todos los grupos de interés y una visión clara y a largo plazo. Pero, ¿qué significa realmente liderar en un mundo donde, en Estados Unidos y Europa, podrían perderse hasta 12 millones de empleos en los próximos cinco años?, según el McKinsey Global Institute.

El liderazgo del futuro es, antes que otra cosa, agilidad mental para aprender y desaprender rápido. Saber usar tecnología o manejar datos ya no es suficiente; el verdadero valor está en saber conectar esa información con una comprensión profunda de las personas y sus contextos. El nuevo liderazgo también es escucha activa: un buen líder debe saber escuchar a sus colaboradores, clientes y comunidades para construir soluciones que sean sostenibles y responsables. Eso exige ir más allá del liderazgo tradicional y adoptar una mentalidad abierta, que sepa integrar diferentes voces y puntos de vista, especialmente en tiempos de tanta incertidumbre.

A medida que desaparecen empleos, se destruyen y crean formas nuevas de trabajar y liderar. El Foro Económico Mundial prevé que para 2030 se crearán 170 millones de nuevos empleos, impulsados por la tecnología, las energías limpias y nuevos modelos económicos. Como arquitecto de esta transformación, el nuevo líder debe ser capaz de anticipar y diseñar esos cambios. Esto implica abrazar la incertidumbre como una oportunidad y, al mismo tiempo, orquestar el cambio con empatía, ética y análisis riguroso.

Este cambio no es opcional ni lejano. En América Latina enfrentamos retos monumentales, como la informalidad laboral y la desigualdad estructural, y las decisiones que tomemos hoy marcarán el futuro de nuestras empresas y sociedades. Veremos que las compañías que sobrevivan serán las más inteligentes y flexibles, las que sepan reinventarse rápido y desarrollar líderes capaces de aprender y desaprender con velocidad, construyendo culturas organizacionales resilientes y colaborativas. Debemos entender que el rol del liderazgo ya no es controlar, sino facilitar el cambio.

Nos enfrentamos a un doble desafío: acelerar la adopción tecnológica sin dejar atrás a amplios sectores de la población, y promover un liderazgo que ponga en el centro la dimensión social y ambiental. En el futuro no hay cabida para liderazgos cortoplacistas ni egocéntricos. La visión, la sensibilidad y la capacidad para trabajar en equipo serán cualidades que primarán en los líderes, quienes entenderán que el éxito se mide no solo en ganancias, sino en impacto duradero.

El liderazgo que exige el futuro ya está aquí, debemos actuar desde ahora. Para México y América Latina, la gran tarea será formar y apoyar a estos líderes transformadores, capaces de enfrentar la complejidad y aprovechar la oportunidad que ofrece esta era de cambio.

* El autor: Pablo Necoechea, director regional de EGADE Business School en la Ciudad de México y Querétaro.

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Cortesía de El Economista



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