Lobistas del petróleo y el agronegocio permean la COP30 para imponer sus agendas en la discusión climática

“En la dirección correcta a la velocidad errada”. Así definió el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en Belém do Pará, a los avances del Acuerdo de París, que cumple en diciembre próximo diez años desde su firma. Fue en su discurso como primer orador de la apertura de la 30° Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP30). Cinco días antes, en la cumbre de líderes que precedió al inicio de las negociaciones sobre el clima, el presidente brasileño también había señalado que habíamos necesitado “28 conferencias para reconocer la necesidad de eliminar los combustibles fósiles y detener y revertir la deforestación”. Se refería al tenue consenso construido en Dubái dos años antes, un camino sinuoso para “empezar a transicionar alejándose de los combustibles fósiles”.

Las tácticas han variado, desde la presencia directa de miles de delegados de petroleras en las últimas conferencias climáticas, pasando por los conflictos de interés de representantes gubernamentales cercanos a las industrias hasta auspicios de espacios en las negociaciones y campañas de desinformación a nivel local.

Todo tiene un mismo fin: evitar y retrasar al máximo las políticas necesarias para cerrar la brecha que existe actualmente entre los compromisos de los países y la ambición necesaria para llegar a los objetivos del Acuerdo de París: limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2 °C, preferiblemente a 1.5 °C, en comparación con los niveles preindustriales.

Esto significa que uno de cada 25 participantes de la COP30 en Belém representa a una industria de combustibles fósiles, según el análisis. Y aunque el número total es menor al de la COP28 en Dubai, en comparación con la cantidad de asistentes es un porcentaje similar.

Más de 50 mil personas asisten a la COP30 en Belém do Pará, Brasil. Entre ellos se encuentran representantes de petroleras, compañías de gas y corporaciones del agro. Foto: cortesía © UN Climate Change / Kiara Worth para Mongabay Latam

“En los últimos tres años, las empresas de gas y petróleo que hicieron lobby en las COP han gastado más de 35 000 millones de dólares cada año buscando pozos petroleros y gasíferos, exacerbando el mismo problema por el cual naciones del mundo se reúnen para resolver”, complementa Fiona Hauke, investigadora parte de la coalición detrás del análisis. “Estas compañías han defendido sus intereses fósiles diluyendo la acción climática por años”.

Las cuatro empresas también han sido señaladas como históricas financistas de campañas de desinformación sobre el cambio climático. De acuerdo con documentos internos obtenidos por la organización Union of Concerned Scientists, desde al menos 1981, Exxon ya sabía de la relación entre la expansión de los combustibles fósiles y el aumento de las temperaturas. Al mismo tiempo, petroleras financiaban con cientos de miles de dólares a organizaciones como Atlas Network y Heritage Foundation, con el objetivo de influenciar en la opinión pública en contra de esa idea.

Un análisis para este reportaje de la lista de participantes de la COP30 muestra la presencia de al menos ocho representantes de Exxon, tres de Chevron, tres representantes de BP y dos de Shell. También está representada la Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y el Caribe y la Asociación Canadiense de Productores de Petróleo. Otras seis empresas y asociaciones de gas (cuatro de ellas brasileñas) tienen representación a través de acreditaciones oficiales de sus países  

La Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y el Caribe (ARPEL) no solo representa a las subsidiarias en la región de gigantes como Shell y Chevron, sino que también a casi todas las grandes empresas público-privadas relacionadas a los Estados, incluyendo Petroecuador (Ecuador) y Petropar (Paraguay). Previo a la publicación de este reportaje, contactamos con la Asociación para que den su versión acerca de sus prioridades en la conferencia, sin respuesta hasta el momento.

“La presencia del lobby petrolero en la COP30 es como invitar al pirómano a dirigir el cuerpo de bomberos”, afirma Ilan Zugman, director de la organización 350.org en América Latina. “En lugar de dar más espacios para las petroleras, es hora de dar voz a los líderes indígenas, las comunidades tradicionales y los países más afectados por el cambio climático” sostiene Zugman.

La brecha de representación en la COP30, en parte debido a la naturaleza de las negociaciones y en parte debido a los costos de alojamiento en Belém, ha llevado a que varios países tengan delegaciones menores con respecto a las que han llevado las empresas petroleras.

Además de las grandes multinacionales, está el papel menos discutido de las empresas público-privadas de petróleo y gas de América Latina. Empezando por la del país anfitrión de la conferencia: Brasil.

Las contradicciones de Brasil

El discurso de apertura de la COP30 por parte del presidente Lula también incluyó por primera vez en una conferencia de este tipo menciones al riesgo de la desinformación climática. “Vivimos en una época en la que los oscurantistas rechazan las pruebas científicas y atacan a las instituciones. Es hora de infligir otra derrota al negacionismo”, dijo el mandatario brasileño.

Lula da Silva, durante su discurso de apertura de la COP30, en Belém. Foto: cortesía © UN Climate Change / Zô Guimarães para Mongabay Latam

El Gobierno de Lula es uno de los impulsores junto a la UNESCO de una declaración sobre “la integridad de la información relacionada con el cambio climático, en consonancia con el derecho internacional y los principios del Acuerdo de París”, una declaración respaldada en América Latina sólo por Chile y Uruguay.

Es el mismo Gobierno brasileño, sin embargo, que apenas tres semanas antes del inicio de la COP30 anunció la autorización para la petrolera público-privada Petrobras para explotar hidrocarburos en la cuenca de la Amazonía. La empresa tiene ocho representantes acreditados ante la COP30, tres de ellos como parte de la delegación oficial del país anfitrión. Un estudio de Climate Tracker Latam sobre desinformación alrededor de la transición energética encontró que tanto Petrobras en Brasil como otras petroleras de participación estatal, como Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en Argentina y Petróleos Mexicanos (PEMEX) en México, se encuentran entre los principales actores detrás de narrativas que buscan retrasar o trastocar sobre políticas climáticas en sus países.

La contradicción entre la narrativa del Gobierno de Brasil en la conferencia y sus políticas locales llevó a un punto de ebullición en la tarde del 11 de noviembre, cuando un grupo desprendido de una protesta de pueblos indígenas y defensores de la tierra intentó ingresar a la zona de COP30 donde se dan las reuniones diplomáticas. Lo hicieron gritando “Gobierno de Lula, qué papelón, destruyó el clima con esa perforación”. La protesta entró en conflicto con el fuerte esquema de seguridad que evita el ingreso sin acreditaciones al lugar. De acuerdo con Repórter Brasil, dos guardias de seguridad fueron heridos.

El lobby del agronegocio

“Las empresas del agronegocio se apropiaron del espacio, sometiendo a órganos públicos como Embrapa [Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuária], universidades y agencias de asistencia técnica”, denunció Divina Lopes del MST.

La Agrizone es un espacio inédito de la “agricultura sustentable” organizado por la Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuária (Embrapa), en alianza con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). De acuerdo con Guido Nejamkis, asesor de comunicación de la Dirección General del IICA, el instituto “lleva hace 4 años, desde la COP27 instalando un pabellón que llamamos la Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, en que organizaciones del agro, productores, sector privado, ministros, universidades de distintos países desde Canadá hasta Chile y Argentina exponen su compromiso con la sustentabilidad y la necesidad de seguir alimentando al mundo. La premisa es que sin seguridad alimentaria no hay sostenibilidad posible. Bajo ese paraguas articulamos la participación de todos los sectores”.

“Este año debido a la decisión de Embrapa, que tanto contribuyó a la agricultura de Brasil, que en 50 años pasó de ser un país inseguro en materia alimentaria a una potencia exportadora global, se articuló la participación del IICA en la Agrizone”, explica el asesor. “Siempre sabemos que puede haber mejoras, pero sabiendo que es un sector con una capacidad única de capturar carbono”.

Consultado sobre los cuestionamientos de sectores como el MST a la iniciativa, Nejamkis dijo que “no podría dar un comentario” ya que todo lo que recibieron son “comentarios muy positivos, incluyendo de sectores de la agricultura familiar brasileña”.

El presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, visita la Agrizone. Foto: cortesía Rafa Pereira/COP30 para Mongabay Latam

Consultada para este reportaje, Maddy Haughton Boakes, de Changing Markets, señaló que “el reporte muestra que el camino a Belém ha sido minado con greenwashing por las mismas compañías que trabajan horas extras para sabotear la acción climática (…) son grandes maestros de la distracción y han sido exitosos en evadir regulaciones”.

Nestlé, por ejemplo, se retiró apenas unos meses antes de la conferencia del compromiso asumido para reducir sus emisiones de metano proveniente de sus productos lácteos. Al ser consultada sobre el apoyo a la Agrizone, Karina Betancourt, de la dirección de relaciones públicas en representación de Nestlé Brasil, respondió: “A pesar de que las COPs son conferencias de negociación entre países, es un espacio importante también para intercambiar conocimiento sobre el cambio climático y sobre todo cómo mitigarlo. Nuestro objetivo es justamente mostrar nuestros resultados y aprender de la experiencia de otras empresas, investigadores, ONGs y sociedad civil. Como una industria de alimentos, las condiciones de los trabajadores rurales, el clima, las lluvias y la fertilidad del suelo son vitales para Nestlé, por lo tanto es natural que la compañía participe del principal foro mundial sobre cambio climático”.

Cortesía de Aristegui Noticias



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