
En lo que podemos considerar como una buena decisión, el Gobierno del Estado, ayuntamientos y organizaciones civiles y vecinales acordaron 15 acciones para la avenida López Mateos y alrededores que nada tienen que ver con los segundos pisos. Hay quien piensa que se trata solo de una forma de darle el avión a las organizaciones de la sociedad civil antes de anunciar la decisión de que el segundo piso va. Es probable, pero prefiero pensar que se trata de un verdadero esfuerzo conjunto por entender y escuchar para encontrar soluciones.
La primera virtud es que ya no se habla solo de López Mateos y de transporte masivo en esta avenida, sino del sur de manera conjunta. Y aunque algunas de las acciones no tendrán impacto alguno sobre López Mateos, como el BRT al aeropuerto que se construye sobre la carretera a Chapala, o un nuevo BRT sobre el Camino Real a Colima como continuación de la Línea 1 del Tren Ligero, la zona debe ser pensada y planificada de manera conjunta.
Otras acciones que suenan muy lógicas son la reducción de 26 por ciento del área de urbanización en la zona a partir del Plan de Ordenamiento Metropolitano (el PotMet) y la apertura de Mariano Otero eliminando las plumas de fraccionamientos cerrados que hoy impiden el paso. O ampliar a seis carriles los puntos en que la saturación se da por las cuestas en las que los camiones de carga reducen sustancialmente su velocidad.
Aunque se habla de vialidades que conectan en la zona, claramente falta el desarrollo de calles y avenidas que permitan la conexión perpendicular entre estas grandes avenidas (López Mateos, Camino Real, 8 de Julio, Adolfo Horn y carretera a Chapala). Entre el Periférico y el llamado libramiento sur (la carretera que conecta a Tlajomulco con Cajititlán) no hay una sola vialidad con dirección este-oeste que permita distribuir el tráfico de la zona. Todas topan con cotos cerrados que hacen imposible la comunicación. Las urbanizaciones cerradas son otro gran problema al que los ayuntamientos le sacan la vuelta.
Hay otro montón de pequeñas acciones que tienen que ver con evitar atorones dentro de López Mateos, como agilizar choques lamineros, educar a los automovilistas, transporte escolar en la zona, por citar las más interesantes.
Esto no significa que los promotores del segundo piso hayan quitado el dedo del renglón; sin embargo, es una buena señal que los gobiernos, tan emocionados con eso de echar concreto, hayan aceptado hacer lo que tenían que hacer antes de tomar una decisión que marcará el futuro del sur de la ciudad.
Cortesía de El Informador
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