
Con la novedad de que a la señora Presidenta un barbaján la acosó de alguna manera que, con toda razón, le molestó y que yo no quise ver las fotografías que se tomaron, pero desde luego es condenable el hecho, de modo que obviamente se hicieron dos bandos: los que opinan que es un crimen de Estado y que el sujeto debe ser castigado ejemplarmente, y los otros, que dicen que se trató de un montaje e incluso que el sujeto era un militar.
Sea como sea, el suscrito es padre de cinco mujeres y hermano de seis, y no me gustaría que molestaran a ninguna de ellas, así que yo creo que, aunque puede ser absurdo, sí fue un acoso. Aunque, viendo cómo cuidan a los políticos, me parece una barbaridad que un sujeto -borracho o no- se le pueda acercar a la Presidenta de la República, porque en vez del estúpido acoso podría haberle dado un balazo o una puñalada.
Ahora, también resultan absurdas esas posiciones extremas en las redes, en que incluso acusan, unos y otros, a que los del signo contrario son bots. Yo pienso que, si de veras es así, entonces no hay por qué preocuparse, porque prácticamente no existen.
Otra cuestión es que la Presidenta dijo que todo esto empezó con Calderón, lo que no dudo, pero a la mejor empezó con Guadalupe Victoria o Maximiliano, o don Porfirio o Lázaro Cárdenas, o el mismo Calderón, o todos ellos reunidos. Y lo importante no es cómo empezó, sino que mi percepción ignorante, de ciudadano común, es que no veo quién pueda pararlo.
Están citando para una marcha que no sé en realidad de qué signo sea, pero están diciendo que la gente vaya vestida de blanco y con un sombrero. Personalmente no me gusta que me digan cómo debo ir vestido y, obviamente, tampoco voy a marchas de ningún signo. Eso debe de ser por un trauma infantil, ya que mi nana nos llevaba a toda la gira de la zapopana y, al grito de “tropas de María, vamos a la guerra”, me quedé cansado de marchas. Y los que van ahora simplemente tienen otros gritos y entusiasmos, pero a mí me recuerdan aquellas.
Y si juntan un millón de protestantes y llenan el Zócalo, que tiene medidas de liga, ya que depende de quién lo llene es el número de gente que cabe. Así, Claudita, que es tan popular y querida por propios y extraños, incluso ya con fama internacional, en sus mítines de apoyo caben millones de manifestantes; y si los que están en contra lo llenan, pues son un puñito de gente. Desde luego, el Gobierno siempre va a tener más dinero para chayotear a sus propios lambiscones, por lo que habrá que esperar que alguien (que no sé quién pueda ser) arregle este desorden y que el plan de la señora tenga éxito, pero a mí me preocupa que yo creo que la paz es territorio de llegada, no de camino; esto es, a la paz se llega si se realiza el camino correcto, pero no es el camino.
@enrigue_zuloaga
Cortesía de El Informador
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