En el corazón del espeso bosque de Budongo, en Uganda, un chimpancé se agacha y rebusca entre la vegetación en busca de una planta. Cuando la encuentra, el animal se focaliza en extraer unas hojas verdes y las mastica hasta conseguir un ungüento verdino que aplica, con cuidado y precisión, sobre la herida abierta de un compañero. Este gesto de sabiduría y cuidado, que hasta ahora creíamos único de los humanos, ha sido observado por un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford que ahora, tras analizarlo con esmero durante más de cuatro meses, argumentan que podríamos estar ante un comportamiento ancestral de los primates y, quién sabe, de cuántas especies más. “¿Es este gesto una muestra de las raíces evolutivas de la medicina humana?”, plantean los investigadores que han realizado esta observación.
El hallazgo, publicado este miércoles en un análisis de la revista científica ‘Frontiers in Ecology and Evolution’, parte de una campaña de observación liderada por la primatóloga Elodie Freymann. Durante más de cuatro meses, su equipo se dedicó a observar dos comunidades distintas de estos chimpancés de los bosques de Budongo y, a lo largo de este periodo, consiguieron registrar decenas y decenas de casos en los que los simios utilizaban plantas medicinales para curarse. En total se documentaron 41 comportamientos relacionados con el cuidado médico. En trabajos anteriores se había observado, por ejemplo, el caso de orangutanes que elaboraban ungüentos medicinales a base de plantas para curar sus propias heridas. Pero hasta ahora, apenas se había observado un comportamiento así hacia otros individuos del grupo.
A lo largo de cuatro meses se documentaron al menos 41 comportamientos relacionados con el cuidado médico entre chimpancés
“Al documentar cómo los chimpancés identifican y utilizan plantas medicinales podemos entender mejor los fundamentos cognitivos y sociales de las conductas humanas relacionadas con los cuidados y con la salud”, afirma Freymann, de la Universidad de Oxford, como primera autora del estudio en el que se describe esta dinámica. En este sentido, la primatóloga afirma que las tareas de cuidado observadas en estos animales podría incluso considerarse ser una muestra de una “cultura sanitaria” en formación entre nuestros parientes animales.
Medicina en la selva
Los chimpancés de Budongo, como muchas otras especies de primates, suelen enfrentarse diariamente a heridas causadas, por ejemplo, por peleas territoriales o hasta por las trampas dejadas por humanos. De hecho, se estima que un 40 % de los individuos analizados durante este estudio mostraron algún tipo de lesión durante el periodo de análisis. Según relatan los investigadores, más allá de la frecuencia de las heridas, lo que más llama la atención es “la complejidad de los cuidados” que siguen estos primates para sanarse. Durante la campaña se observó que en muchos casos los chimpancés usan técnicas que recuerdan a prácticas humanas de primeros auxilios: desde lamer las heridas para limpiarlas hasta crear ungüentos para ayudar a cerrar heridas abiertas.
Se observó que los primates utilizan técnicas de “primeros auxilios” como lamer las heridas para limpiarlas o crear ungüentos medicinales
Pero lo que más soprendió a los investigadores fue la dinámica de cuidados del grupo. A lo largo del estudio se documentaron al menos siete ocasiones en las que los chimpancés ayudaron a sus compañeros a tratar sus heridas. Y no solo con parientes cercanos. En cuatro de los casos, la asistencia se prestó entre individuos sin vínculo genético directo. “Estos comportamientos se suman a la evidencia de otros sitios de que los chimpancés parecen reconocer la necesidad o el sufrimiento en los demás y toman medidas deliberadas para aliviarlo”, afirman los científicos que han liderado este trabajo.
Otro de los hallazgos más sorprendentes de esta campaña es que, según lo documentado, parece que estas tareas “médicas” son más comunes en algunas comunidades de chimpancés que en otras. Esta diferencia, explican, podría deberse a que algunos grupos están muy acostumbrados a los humanos, lo que podría facilitar la observación de comportamientos sutiles. También se ha visto que estas dinámicas son más comunes en grupos con jerarquías más estables. Esto, según afirman los investigadores, abre nuevas líneas de estudio y reflexión sobre el comportamiento de estos animales y, a su vez, sobre nuestra historia evolutiva común.
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Cortesía de El Periodico
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