Los jóvenes no saben qué estudiar

Superando la barrera de decidir si continuar o no con su trayectoria educativa al terminar la preparatoria, los jóvenes enfrentan otro desafío: elegir qué estudiar. Es complicado, alguna vez estuve ahí. A los 17 o 18 años no sabes qué hacer con tu vida. Más allá de las circunstancias personales, escoger una carrera se siente como una decisión importante, quizá una de las primeras con trascendencia en la vida adulta. Aunque en ese momento parezca determinante, no lo es tanto, sin embargo, tener claridad hace la diferencia.

Recuerdo cuando iba en preparatoria, mi papá me preguntaba constantemente: ¿qué vas a estudiar?, ¿ya sabes qué carrera vas a elegir?, ¿a qué universidad vas a ir?, ¿ya hiciste el examen de admisión? Preguntas abrumadoras que no sabía por dónde empezar a abordar y que solo quería evitar. Administración de empresas fue mi primera respuesta, siendo honesta, ni siquiera sé por qué. Después de hacer un examen de orientación vocacional, empecé a considerar Derecho. Para no hacer la historia larga, entré a Economía y desde las primeras semanas sabía que no era ahí. El problema es que tampoco sabía cuál sí. Eventualmente, unos semestres después, encontré mi camino en Ciencia Política.

En México, tres de cada diez estudiantes de 15 años no cuentan con planes de carrera definidos. Esta proporción de jóvenes con incertidumbre vocacional prácticamente se cuadriplicó en la última década según la OCDE. Esta tendencia debería preocuparnos, más allá de los costos adicionales de tiempo, dinero y esfuerzo que acarrea la falta de claridad, como país nos concierne por el impacto que tiene en la inserción laboral de los jóvenes. El panorama de empleo suele estar estrechamente vinculado con la forma en la que los estudiantes conciben su futuro profesional.

Estudios realizados en países como Australia, Canadá y Reino Unido, que siguieron de cerca a 70,000 jóvenes durante diez años, muestran de manera contundente que quienes tienen planes definidos en una edad escolar suelen acceder a mejores empleos en comparación con sus compañeros con incertidumbre sobre su futuro profesional. La evidencia resalta que explorar y reflexionar temprano sobre el futuro laboral se asocia con mejores resultados educativos y económicos cuando entras al mercado del trabajo.

En México, 34% de los jóvenes con bajo desempeño académico reportan incertidumbre vocacional, mientras que esta proporción se reduce a 18% entre quienes tienen alto desempeño escolar según la última prueba PISA 2022. Los programas de orientación vocacional ayudan a reducir esta incertidumbre, pero menos de la mitad de los estudiantes participan en estas intervenciones. Por ejemplo, en el país, 40% de los jóvenes habló con un orientador vocacional, 39% realizó una pasantía y 21% asistió a una feria de empleo. Es decir, la mayoría de los jóvenes toman decisiones sin acompañamiento vocacional.

Otra alternativa sería avanzar hacia un modelo educativo menos rígido, similar al de Estados Unidos, donde los primeros años de universidad se destinan a una formación general con materias de distintas áreas y la elección de carrera ocurre después de un proceso de exploración más informado. En México, un esquema así podría ofrecer a los estudiantes margen para “equivocarse” menos y conocer mejor sus intereses y habilidades antes de elegir una carrera, especialmente porque esta decisión suele tomarse a una edad temprana.

Al final, no se trata de que todos los jóvenes sepan exactamente qué estudiar a los 17 años. Se trata de construir un sistema que los acompañe con información, experiencias y orientación suficiente para tomar una mejor decisión. Elegir carrera no define toda la vida, pero elegir con más herramientas sí abre más posibilidades.

*La autora es directora de Sociedad del IMCO (@fergarciaas)

Cortesía de El Economista



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