
Después de un exitoso primer informe de Gobierno (exitoso desde el punto de vista de los políticos significa que hubo muchos aplausos y publicaciones pagadas que repitieron la frase memorable), la Presidenta Sheinbaum ha pasado 15 días muy entretenida con los López: López Obrador, López Beltrán y López Hernández. Los López están viviendo momentos de gloria, han marcado la agenda pública y llenado el tiempo de la Mañanera.
Con todo y su aparente preocupación, quien más gana con el debilitamiento de los López no es, como algunos pudieran pensar, la oposición, incapaz de capitalizar nada, sino la propia Presidenta de la República.
Adán Augusto López Hernández es ya un zombi de la política, un muerto viviente que deambula por el Senado de la República con la daga clavada en la espalda. Si le hemos de creer, porque él así lo pide, que no sabía nada de lo que hacía Bermúdez Requema, el líder de la Barredora, un grupo criminal que destrozó la paz del Sur de México, estamos ante el gobernador y el secretario de Gobernación más inútil de la historia de este país. El mismo que dijo que era imposible que el presidente Calderón no supiera lo que hacía García Luna, nos pide que a él sí le creamos que nunca recibió un solo informe de los desmanes de su secretario de seguridad.
Si el señor “No me digan Andy” pensó en algún momento que podía ser candidato a la presidencia de la República, que se le vaya pasando la calentura. No sé quien fue el perverso que tramitó los amparos en su nombre, que lo puso al lado de los grandes implicados en los escándalos del huachicol fiscal y bajó la firma del abogado de Caro Quintero. Parece, con todo respeto, algo demasiado brillante para venir del priista “Alito” Moreno o del panista Federico Döring. Por lo sofisticado, más bien parece un mensaje interno para que sea consciente de su vulnerabilidad.
El pueblo sabe que López Obrador es un hombre íntegro, dijo la Presidenta en la Mañanera, y acto seguido dejó claro que el Gobierno anterior no lo fue tanto, que el combate a la corrupción fue, por decirlo bonito, un slogan de campaña, y el combate al huachicol casi tan eficiente como la mega farmacia. Casi. El mensaje fue claro. No se trata de un deslinde, faltaba más, solo de hacer ver que, como todo Gobierno, el de López Obrador también dejó basura bajo la alfombra y que quien tiene la llave de ese cuarto es ella.
El segundo año de mandato de Claudia Sheinbaum será muy distinto al primero. Sobre todo, para los López, esos López que creían tener más poder que la propia Presidenta y para quienes septiembre ha sido un mes inolvidable.
Cortesía de El Informador
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