En el corazón del Mediterráneo occidental, la isla de Cerdeña alberga uno de los misterios arqueológicos más fascinantes de Europa. Se trata de los nuragas, construcciones megalíticas que aún hoy presentan un desafío histórico. Estas estructuras ciclópeas, cuya función ha sido objeto de múltiples interpretaciones, representan el símbolo más característico de la civilización nurágica, que floreció entre la Edad del Bronce Medio y el I Hierro. Su singularidad, monumentalidad y ubicuidad en el territorio sardo —más de 6500 ejemplares identificados— convierten a los nuragas en un fenómeno arquitectónico sin parangón en el Mediterráneo occidental.
Origen y evolución arquitectónica
De los protonuragas a los nuragas a tholos
Las primeras evidencias de estas construcciones se encuentran en los llamados protonuragas o nuragas arcaicos, estructuras masivas de planta irregular que datan del Bronce Medio (siglos XVII-XVI a.C.). A partir de estos primeros modelos se desarrolló el nuraga clásico o a tholos, una torre troncocónica cuya innovación principal radica en su cámara interna cubierta mediante corbelamiento. Esta técnica permitía cubrir grandes espacios sin necesidad de recurrir a vigas.
Nuragas simples y complejos
Los nuragas simples constan de una única torre, con una entrada en la base, un corredor y una cámara central con techo en falsa cúpula. Algunos alcanzaban alturas considerables. Así, el nuraga Santu Antine conserva aún 17,55 metros, y se estima que el nuraga Arrubiu pudo alcanzar los 27 metros.
Los nuragas complejos surgieron por la adición de torres secundarias alrededor de una torre central que se conectaban a través de cortinas de muralla. Entre los ejemplos más destacados, se encuentran Su Nuraxi de Barumini, Santu Antine de Torralba y Arrubiu de Orroli, con estructuras bilobuladas, trilobuladas o incluso pentalobuladas. Este aumento de la complejidad arquitectónica de las construcciones sugiere un proceso de centralización política y jerarquización territorial.

Técnicas constructivas y características estructurales
Materiales y procedimientos
La técnica constructiva de los nuragas destaca por su precisión y durabilidad. Se empleaban bloques de piedra colocados sin mortero, trabajados con precisión para asegurar estabilidad, sobre todo en las partes superiores. En algunos casos, se utilizaron antiguos menhires como elementos estructurales.
El uso del corbelamiento para cubrir las cámaras principales representó una solución arquitectónica avanzada y eficiente. Esta técnica consistía en superponer hileras de piedra que sobresalían progresivamente hacia el interior, hasta cerrar el espacio con una losa en la cima. Como resultado, se lograba una cámara abovedada que combinaba funcionalidad y monumentalidad, con alturas que llegaban a los 12 metros y diámetros de hasta 7 metros, como se observa en el nuraga de Santa Barbara.
Escaleras y pisos múltiples
Las torres podían tener hasta tres pisos, aunque la parte superior rara vez se ha conservado. Las escaleras helicoidales, empotradas dentro del espesor de los muros, conectaban las cámaras internas, muchas veces divididas en niveles mediante plataformas de madera. En ciertos casos, estas escaleras comenzaban en el interior de la cámara y podían elevarse hasta seis metros del suelo. Esto se ha interpretado como una estrategia defensiva.

Función y simbolismo
¿Fortaleza, templo o residencia?
La función de los nuragas es un tema sujeto a un intenso debate entre los estudiosos. Las interpretaciones más aceptadas incluyen su uso como centros de poder tribal o residencias de los jefes del grupo. También se ha sugerido que pudieron funcionar como estructuras defensivas, dadas sus formas cerradas, el número reducido de entradas y la visibilidad estratégica. Otra posible hipótesis los presenta como edificios religiosos o simbólicos. Su monumentalidad podría evocar el vínculo entre el mundo humano y el divino.
Esta última hipótesis parece ganar fuerza si se consideran las alineaciones astronómicas que presentan algunas estructuras. Es el caso de la orientación solar del nuraga Santa Barbara y la orientación lunar del nuraga S’Orku, analizados en detalle por estudios recientes de arqueoastronomía.
Vínculo con el paisaje
Los nuragas están estratégicamente situados en alturas medias, con preferencia por colinas entre 200 y 400 metros sobre el nivel del mar. Esta posición facilitaba tanto la visibilidad como el control del territorio. La mayoría se encuentran cerca de fuentes de agua, por lo general, a menos de 300 metros de ríos o manantiales.

Distribución geográfica y densidad
La presencia de los nuragas se verifica en casi toda la isla de Cerdeña, con especial concentración en el norte y centro-oeste. Según el catálogo arqueológico más actualizado, se han censado más de 6500 nuragas. El número real podría ser mayor, si se considera la probable desaparición de muchas de estas estructuras por causas naturales o humanas.
Municipios como Sassari, Ozieri y Chiaramonti cuentan con más de 100 nuragas cada uno. No obstante, el récord de densidad lo ostenta Bonarcado, con 1,72 nuraghi por kilómetro cuadrado, seguido por Aidomaggiore (1,55) y Boroneddu (1,35). En cambio, zonas como el Gennargentu, el Campidano o la costa oriental muestran una menor densidad, lo que refleja una ocupación territorial desigual ligada tanto a los recursos como a las características geológicas del territorio.

Aportaciones de la arqueoastronomía
Estudios recientes señalan que muchos nuragas presentan alineaciones con eventos astronómicos relevantes, como los solsticios o ciertos fenómenos lunares. Estas alineaciones no habrían sido fruto de la casualidad, sino parte de un conocimiento empírico del cielo ligado al calendario agrícola y religioso.
Por ejemplo, el nuraghe Santu Antine se orientaría en coincidencia con el solsticio de invierno, mientras que otros, como el nuraga Aiga o Palmavera, muestran alineaciones lunares precisas. Esta perspectiva refuerza la hipótesis de que los nuragas, además de estructuras funcionales, pudieron funcionar como observatorios sagrados, concebidos para conectar el orden celeste con el orden terrestre.
Una arquitectura prehistórica cargada de interrogantes
Los nuragas representan una de las cimas del megalitismo europeo y una manifestación única de la ingeniería prehistórica. Según algunas de las interpretaciones en curso, estas torres milenarias podrían sintetizar poder, espiritualidad y ciencia, encarnando una cosmovisión compleja y profundamente enraizada en el territorio sardo. Su densidad, longevidad y variedad formal revelan no solo una sofisticada técnica constructiva, sino también una red social estructurada, capaz de planificar, edificar y mantener estos monumentos a lo largo de siglos.
Aún hoy, entre la piedra y el misterio, los nuragas siguen interpelándonos como testimonios enigmáticos de una civilización que, a pesar de no contar con evidencias escritas, dejó su huella indeleble en el paisaje.
Referencias
- Melis, Paolo. 2017. “I nuraghi” en A. Moravetti y P. Melis (eds.), La Sardegna nuragica. Storia e monumenti, Regione Autonoma della Sardegna.
Cortesía de Muy Interesante
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