En septiembre de 1559, una feroz tormenta tropical azotó las costas del golfo de Florida. Lo que parecía ser otro de los tantos huracanes que han golpeado la región acabó convirtiéndose, siglos después, en la clave para descubrir un capítulo olvidado de la historia de América… y de los gatos. Un equipo de arqueólogos marinos y especialistas en arqueozoología ha confirmado que los restos de un gato adulto y un cachorro hallados en el pecio de un barco español representan los primeros gatos domésticos documentados en el territorio que hoy conforma Estados Unidos. El hallazgo se ha publicado recientemente en la revista American Antiquity, marcando un hito en la investigación histórica y biológica sobre la llegada de animales europeos al Nuevo Mundo.
El naufragio en cuestión, conocido como Emanuel Point II, formaba parte de una flota colonizadora encabezada por el conquistador Tristán de Luna y Arellano. Procedente de Veracruz, en México, el convoy había anclado en la bahía de Pensacola con el objetivo de establecer la colonia de Santa María de Ochuse. Pero una tormenta de proporciones catastróficas hundió seis de los once barcos y truncó temporalmente los planes de expansión del Imperio español en Florida.
En el fondo marino, junto a restos de vajillas, herramientas y huesos de animales de granja, los arqueólogos encontraron algo inesperado: fragmentos óseos de al menos dos gatos. Lo más interesante no era solo su presencia, sino lo que sus huesos podían contar. Gracias a análisis isotópicos, morfométricos y genéticos, los investigadores reconstruyeron no solo su dieta, sino también su procedencia y su papel a bordo.
Viajeros involuntarios… ¿o miembros de la tripulación?
La presencia de gatos en embarcaciones del siglo XVI no resulta sorprendente. Desde tiempos antiguos, estos animales habían sido embarcados como eficaces cazadores de roedores. Los ratones y ratas eran una amenaza constante para las provisiones de los barcos y también vectores de enfermedades. Tener un par de felinos a bordo no era una decisión afectiva, sino estratégica.
Lo que sí sorprendió a los investigadores fue el tipo de alimentación que llevaba al menos uno de los gatos encontrados. Lejos de alimentarse exclusivamente de roedores, su dieta estaba compuesta por restos de pescado y carne doméstica, es decir, porciones similares a las que consumían los marineros. Esta evidencia sugiere que los gatos no solo cazaban por su cuenta, sino que eran alimentados por los tripulantes. En otras palabras, estos animales no eran simples herramientas biológicas contra las plagas: también podrían haber sido compañeros, mascotas improvisadas o incluso símbolos de buena suerte entre la tripulación.

Más aún, uno de los felinos era juvenil. Esto podría indicar la presencia de una gata preñada en la embarcación antes de zarpar desde México. Dado que el viaje duró alrededor de ocho semanas, una gata embarazada habría podido dar a luz durante la travesía, lo que añade un matiz más íntimo y doméstico a la historia del naufragio.
El linaje europeo del gato americano
El análisis de ADN antiguo confirmó que los gatos del pecio tienen ascendencia europea, lo cual no sorprende si se considera que los barcos zarpaban desde puertos controlados por la corona española. Estos gatos formaban parte de una red de expansión biológica tan vasta como silenciosa, donde las especies se desplazaban junto con los imperios, sin importar si eran humanos, animales o microbios.
El linaje genético identificado en estos felinos es uno de los más comunes en los gatos europeos actuales. Lo que hace especial a este hallazgo es que representa una de las primeras pruebas tangibles del desembarco de la especie Felis catus en territorio continental norteamericano. Hasta ahora, los restos más antiguos de gatos domésticos en el Nuevo Mundo provenían de enclaves caribeños, como La Española, en la actual Haití, donde Cristóbal Colón fundó su primera colonia. Sin embargo, Colón nunca llegó al territorio continental que hoy forma parte de Estados Unidos, por lo que el descubrimiento en Florida marca una frontera temporal y geográfica clave.
Una historia más grande que un naufragio
Los gatos del Emanuel Point II no solo son los felinos más antiguos documentados en el territorio estadounidense. Son también una pista sobre cómo las primeras comunidades coloniales vivían, trabajaban y se relacionaban con los animales. A diferencia de los perros, cuya utilidad era más visible —como guardianes, cazadores o animales de carga—, los gatos han pasado desapercibidos en muchos estudios arqueológicos. Su carácter independiente y su capacidad para integrarse en la vida humana sin depender completamente de ella los vuelve elusivos en el registro material.

Este nuevo estudio, que combina arqueología, biología molecular y análisis isotópicos, no solo arroja luz sobre los gatos del siglo XVI, sino que también plantea nuevas preguntas sobre la vida cotidiana a bordo de los barcos coloniales. ¿Eran estos gatos considerados parte de la tripulación? ¿Se les reconocía algún estatus simbólico? ¿Fueron enterrados o simplemente atrapados en la tragedia del naufragio?
Lo que parece claro es que estos animales no fueron consumidos como alimento, algo que sí ocurrió en otros contextos históricos más desesperados, como en la colonia de Jamestown durante la famosa “época del hambre”. Tampoco hay señales de que se los usara por sus pieles, como sí sucedió en la Europa medieval y renacentista.
El legado invisible
En la actualidad, los gatos domésticos son una de las especies más comunes del planeta, con más de 600 millones de ejemplares y una presencia en uno de cada tres hogares en Estados Unidos. Pero su historia de expansión comenzó mucho antes de convertirse en animales de compañía. A lo largo de siglos, se fueron abriendo paso por puertos, almacenes, templos y casas, dejando huellas casi invisibles en la historia de las civilizaciones.
Gracias al hallazgo del Emanuel Point II, hoy podemos trazar con mayor precisión una de esas rutas silenciosas: la que llevó a los gatos desde Europa al corazón de América del Norte. Un viaje que, como tantos en la historia, comenzó a bordo de un barco y terminó, de forma trágica, en el fondo del mar.
Referencias
- Welker MH, Bratten JR, Guiry E. Exploring the Arrival of Domestic Cats in the Americas. American Antiquity. Published online 2025:1-19. doi:10.1017/aaq.2024.84
Cortesía de Muy Interesante
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