¿Los tatuajes podrían aumentar el riesgo de cáncer? Un nuevo estudio en gemelos revela una posible relación preocupante

Los tatuajes se han vuelto cada vez más comunes en todo el mundo. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en BMC Public Health plantea una posible consecuencia preocupante para la salud. Investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca, en colaboración con la Universidad de Helsinki, analizaron datos del Danish Twin Tattoo Cohort, un registro compuesto por miles de gemelos, para evaluar si existe una relación entre los tatuajes y el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

Aunque los tatuajes se consideran generalmente seguros, este estudio pone de relieve la necesidad de examinar más de cerca sus implicaciones a largo plazo. La exposición continua a partículas de tinta y su interacción con el sistema inmunitario plantea nuevas preguntas sobre los efectos acumulativos de este tipo de práctica estética.

Datos y cifras del estudio: una mirada más profunda

El estudio se basó en datos del Danish Twin Tattoo Cohort, que incluyó a más de 5.900 gemelos daneses, permitiendo comparar de forma única los efectos de los tatuajes sobre el riesgo de cáncer. Se encontró que las personas con tatuajes grandes (mayores a la palma de una mano) tenían un riesgo casi tres veces mayor de desarrollar linfoma. Además, los análisis revelaron que el riesgo en gemelos tatuados aumentaba entre 33% y 62% frente a sus hermanos sin tatuajes, según el enfoque estadístico aplicado.

Células cancerígenas.
Las personas con tatuajes grandes presentan un riesgo casi tres veces mayor de desarrollar linfoma, según los datos del estudio en gemelos daneses. Ilustración artística: DALL-E / Edgary R.

Estos datos se ajustaron por factores como edad, momento del tatuaje y tiempo de seguimiento. La metodología incluyó tanto un estudio de cohorte como un análisis de casos y controles, lo que refuerza la solidez y confiabilidad de los resultados. Estos hallazgos resaltan la importancia de seguir investigando sobre los efectos a largo plazo de los tatuajes, especialmente considerando el crecimiento sostenido de esta práctica en la población.

Cómo las partículas de tinta llegan más allá de la piel

Investigaciones previas ya habían demostrado que la tinta de los tatuajes no permanece solo en la piel, sino que algunas partículas migran a los ganglios linfáticos, una parte fundamental del sistema inmunitario. Esta acumulación podría generar una respuesta inflamatoria crónica que, con el tiempo, afectaría la función inmunitaria y promovería alteraciones celulares.

Los investigadores observaron que los individuos tatuados eran diagnosticados con mayor frecuencia con cáncer de piel y linfoma, en comparación con aquellos sin tatuajes. Este vínculo, aunque aún no se considera causal, se vuelve relevante por el potencial impacto a largo plazo sobre la salud pública.

“Vemos que las partículas de tinta se acumulan en los ganglios linfáticos, y sospechamos que el cuerpo las percibe como sustancias extrañas”, dijo en un comunicado Henrik Frederiksen, consultor de hematología del Hospital Universitario de Odense y profesor clínico de la SDU. “Esto puede significar que el sistema inmunitario está constantemente intentando responder a la tinta, y aún no sabemos si esta tensión persistente podría debilitar la función de los ganglios linfáticos o tener otras consecuencias para la salud”.

El tamaño del tatuaje también influye en el riesgo

Uno de los hallazgos más llamativos del estudio fue que las personas con tatuajes grandes (mayores que la palma de una mano) tenían un riesgo casi tres veces mayor de desarrollar linfoma que quienes no tenían tatuajes. El análisis ajustó variables como edad, momento del tatuaje y tiempo de seguimiento.

Este aumento sugiere que mientras más grande sea el tatuaje y mayor su permanencia en el cuerpo, más tinta podría acumularse en los ganglios linfáticos, incrementando la posibilidad de una alteración inmunológica significativa.

Los gemelos, una clave metodológica para comprender la relación

Utilizar datos de gemelos brinda una ventaja metodológica única: permite controlar mejor los factores genéticos y ambientales compartidos. Comparando parejas de gemelos donde uno tenía cáncer y el otro no, los investigadores identificaron una relación más clara entre el tatuaje y el diagnóstico oncológico, fortaleciendo la hipótesis de un vínculo potencial.

Este enfoque reduce el margen de error que suele surgir en estudios poblacionales comunes, donde las diferencias genéticas pueden sesgar los resultados. Al estudiar gemelos, los científicos logran aislar con mayor precisión el efecto que podría tener la tinta en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

El estudio demuestra que las partículas de tinta pueden migrar al sistema linfático, lo que podría provocar efectos sobre la salud a largo plazo. Imagen: iStock / DALL-E / composición Edgary R.)

¿Y los colores de tinta? Otra variable por explorar

Aunque este estudio no encontró una relación directa entre el color de la tinta y el riesgo de cáncer, otras investigaciones han identificado que ciertos pigmentos podrían ser más dañinos, especialmente el color rojo, que suele asociarse a reacciones alérgicas. Además, se sabe que algunas tintas contienen sustancias potencialmente cancerígenas, especialmente al degradarse dentro del cuerpo.

Esto abre la posibilidad de que no todos los tatuajes tengan el mismo nivel de riesgo, y que el tipo de pigmento utilizado pueda desempeñar un papel importante. Por ello, los expertos señalan la importancia de regular los componentes químicos de las tintas y fomentar investigaciones específicas sobre la toxicidad de los diferentes colores.

Un hábito en crecimiento y una necesidad de más evidencia

Los investigadores destacan que el número de personas tatuadas sigue creciendo, especialmente entre jóvenes. Se estima que cuatro de cada diez mujeres y tres de cada diez hombres tendrán tatuajes antes de los 25 años. Esto convierte a este tema en un asunto de salud pública relevante y en expansión.

A pesar de los hallazgos, los autores aclaran que esto no significa que los tatuajes causen cáncer directamente, sino que se requiere más investigación para entender los mecanismos biológicos implicados. También reconocen que factores asociados al perfil de quienes se tatúan podrían influir en el riesgo.

Los investigadores detectaron una mayor incidencia de cáncer de piel y linfoma en individuos tatuados. Ilustración artística: DALL-E / Edgary R.

Próximos pasos: ¿qué se investiga ahora?

El equipo planea estudiar cómo las partículas de tinta alteran la función de los ganglios linfáticos a nivel molecular. Además, buscan identificar si ciertos subtipos de linfoma podrían estar más relacionados con la presencia de tatuajes.

También consideran ampliar el análisis a diferentes tipos de tinta y pigmentos, evaluando su toxicidad y su interacción con el sistema inmunitario a lo largo del tiempo.

Una alerta para la prevención y la investigación futura

Aunque aún no se puede establecer una relación causal definitiva, el estudio abre un camino importante para comprender mejor los efectos de los tatuajes sobre la salud a largo plazo. Los científicos consideran que las autoridades sanitarias deberían considerar este tipo de evidencia emergente para generar estrategias de vigilancia, regulación de tintas y educación pública.

La ciencia aún tiene mucho que investigar todavía. Sin embargo, cada nuevo dato contribuye a comprender mejor cómo las decisiones estéticas pueden tener implicaciones más allá de la piel.

Referencias

  • Clemmensen, S.B., Mengel-From, J., Kaprio, J. et al. Tattoo ink exposure is associated with lymphoma and skin cancers – a Danish study of twins. BMC Public Health. (2025). doi: doi.org/10.1186/s12889-025-21413-3

Cortesía de Muy Interesante



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