La construcción de la Línea 3 del Tren Ligero trajo al conocimiento de la población una de las leyendas más populares de la ciudad de Guadalajara: los famosos túneles que se ubican debajo del Centro Histórico.
En la Plaza de Armas, donde hoy se encuentra la entrada a la estación Guadalajara Centro, las excavaciones superficiales revelaron una sección de los pasadizos subterráneos, justo enfrente del Palacio de Gobierno.
Las leyendas que forman parte de la capital tapatía hablan de los túneles de Guadalajara: de cómo en la Catedral, más allá de sus criptas, más allá de sus altares, se escucha el sonido indiscutible del agua que corre entre piedras ocultas. Que se trata de un universo laberíntico que, según cuentan, conecta los puntos más importantes de la ciudad por debajo de la tierra: pasadizos insospechados que enlazan casonas, fincas, monumentos históricos, capillas y panteones en una lógica subterránea que escapa del raciocinio común.
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) indica que “estos túneles servían para conectar la mayor parte de los edificios principales de la ciudad, tales como el Hospicio Cabañas, el Teatro Degollado y el Panteón de Belén”.
Pero sale a la luz una investigación llevada a cabo por la doctora Alicia Torres Rodríguez, de la Universidad de Guadalajara, que indica que lo que por leyenda conocemos como “túneles de Guadalajara” son en realidad galerías filtrantes, las cuales fueron construidas a lo largo del periodo colonial para llevar agua potable a la Zona Metropolitana.
Robert Curley, académico del Departamento de Estudios Socio-Urbanos de la Universidad de Guadalajara, lo confirma: “La Guerra Cristera mayormente fue un fenómeno rural, no un fenómeno que se peleara en el centro de la ciudad. Los túneles anteceden al conflicto y realmente se remiten a otro momento en la historia de Guadalajara”.

Los registros históricos coinciden en que, lo que por mito se conoce como túneles, son las galerías filtrantes construidas en el siglo XVIII por Fray Pedro Antonio Buzeta para llevar agua pura a la Zona Metropolitana de Guadalajara. Las leyendas surgieron a partir del uso que los tapatíos le dieron a estos conductos subterráneos posteriormente: presuntos escondites y rutas de escape en tiempos de guerra, pasadizos rápidos para cardenales, políticos y ricos de la época, guaridas para amores clandestinos, e incluso existen teorías que implican logias masónicas y símbolos ocultos en los monumentos tapatíos, que coinciden con la ubicación de los túneles.
El académico insistió en que hay mucha imaginación en la idea de que los túneles fueran utilizados y construidos principalmente para las fugas de los religiosos, y reiteró que aquella guerra se peleó fuera de la ciudad.
“El que hayan sido la inspiración para leyendas sobre la posibilidad de los religiosos de moverse sigilosamente por la ciudad, hay mucho de imaginación en eso. Finalmente, al igual que durante la Revolución, en gran medida, la Guerra Cristera se pelea y se decide fuera de Guadalajara”.
La red de túneles, bajo esta concepción, conectaba varias calles importantes con edificios relevantes en la metrópoli, trayendo agua desde lugares tan lejanos -en aquel entonces- como los manantiales de los Colomos y el cerro del Colli. Existen artículos científicos que dan testimonio y explicación de las galerías filtrantes de Guadalajara como algo que nada tiene que ver con la leyenda: son simples túneles abovedados de cantera que traían agua a la ciudad.
Sin embargo, las leyendas siempre han mencionado que los templos y las casas de familias pudientes de la Guadalajara antigua, como la Casa Caballero, la Casa de los Perros y por supuesto las casas de los políticos tenían acceso a estos túneles, y por ello cuando religiosos de las iglesias tenían reuniones en Palacio de Gobierno, de pronto se les veía comiendo en casa del mandatario de la ciudad y posteriormente en las iglesias, pero nunca se les veía salir ni entrar por las puertas exteriores del templo.
En la actualidad, es posible encontrar vestigios de los famosos “túneles” de Guadalajara en el Ex convento del Carmen, en el Patio de Los Ángeles en el barrio de Analco y en los sótanos del Museo Cabañas. La Caja de Agua, en la avenida de Los Arcos y circunvalación Agustín Yáñez, forma parte del complejo de las galerías filtrantes; también los estanques del Siapa, en los Colomos, conducen a la red de túneles.

¿Cómo nacieron las leyendas?
Como todas, hay algo de verdad; sin embargo, también hay mitos. En algún punto, la misma Universidad de Guadalajara se refirió a ellos como “túneles de la guerra cristera”, que fueron usados “para escapar de los soldados durante el conflicto armado que se vivió en el país de 1926 a 1929, durante el mandato del expresidente Plutarco Elías Calles”.
Por su parte, el Hospital Civil menciona que “en tiempos de la Colonia se utilizaban para comunicación y transporte, ya que en algunos de ellos cabían perfectamente caballos; para escapar de revueltas y probablemente también eran utilizados por los obispos para ir al antiguo Palacio del Obispado o Episcopal”.
Cortesía de El Informador
Dejanos un comentario: