Lugares entre la realidad y la fantasía: cuatro fascinantes historias ‘que no cuadran’ y siguen fascinando a investigadores y arqueólogos

Desde tiempos remotos, el ser humano ha sentido la necesidad de dotar de sentido a los lugares que le rodean, tejiendo en torno a ellos relatos que mezclan hechos reales con elementos fantásticos. Algunas localizaciones del mundo parecen estar hechas a medida para alimentar ese impulso: su apariencia misteriosa, su historia poco documentada o las leyendas que circulan sobre ellas despiertan la imaginación colectiva y dan lugar a todo tipo de teorías, desde las más verosímiles hasta las más disparatadas.

Un museo para la muerte

En Palermo (Sicilia), bajo un monasterio de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, hay colgadas unas 8.000 momias que ‘nos miran’ de forma escalofriante. Se trata de las conocidas catacumbas de los capuchinos de Palermo. En las seis cámaras subterráneas que se extienden bajo el convento, los muros están tapizados por un sinfín de cadáveres en hilera y vestidos.

De esas 8.000 momias, unas 850 corresponden a frailes, pero los difuntos se dividen en las distintas cámaras según sean niños, mujeres, varones, monjes, profesionales… Todo comenzó en 1599, cuando los capuchinos usaron su subsuelo como cementerio y comprobaron las buenas condiciones en que se conservaban los cadáveres, de modo que comenzaron a preservarlos mejor usando técnicas de momificación.

Catacumbas de los capuchinos de Palermo
Catacumbas de los capuchinos de Palermo (Sicilia). Foto: Shutterstock.

La abadía que es una isla

Al borde del Atlántico, en los confines de Normandía y de Bretaña, se erige una abadía al fondo de una bahía arenosa llamada Mont Saint-Michel. Según la leyenda, en el año 708 el obispo Aubert de Avranches fundó un santuario en aquel mágico paraje, que por entonces era conocido como Mont Tombe, después de recibir tres apariciones sucesivas del arcángel San Miguel avisándole de la idoneidad del lugar para rendirle culto, así que el santuario fue consagrado en 709.

Patrimonio de la Humanidad desde 1979, el conjunto medieval se convierte en una isla durante el tiempo en que confluyen la subida de la marea y la crecida del río Couesnon. La abadía, de estilo gótico y fortificada en todo su perímetro, conserva un pueblo medieval en su base y no ha dejado de atraer a curiosos y peregrinos del mundo entero (de hecho, es uno de los lugares más visitados de Francia).

Mont Saint-Michel
Mont Saint-Michel. Foto: Shutterstock.

El pozo del dinero

Se trata de un extraño agujero circular de más de cuarenta metros de profundidad hallado por tres jóvenes en 1795 en la isla de Oak (Nueva Escocia, frente a las costas atlánticas de Canadá). Todo apunta a que alguien –se habla de fenicios, cartagineses, vikingos, piratas…– dispuso varias capas de troncos y piedras dentro con la intención de proteger algo muy valioso.

Se cuenta que era un tesoro pirata o las joyas de un galeón español, y también que los tres jóvenes, que regresaron al lugar años después provistos de medios de excavación, hallaron a 90 pies una losa de piedra con una inscripción escrita mediante símbolos: “Cuarenta pies por debajo hay enterrados dos millones de libras”. Siguieron, pero comenzó a filtrarse agua en el pozo.

Pozo del dinero
El conocido como ‘Pozo del dinero’ en Nueva Escocia. Foto: ASC.

La búsqueda del gran tesoro se reanudó en 1849 por la Truro Company, pero volvió a topar con el problema de las inundaciones. En 2018, con las últimas tecnologías, se descubrió que hay un 90% de probabilidades de que en el fondo haya un cofre y un cadáver humano.

Una roca con talante fenicio

Fíjate en esta monumental roca: ¿te recuerda a la Gran Esfinge de Guiza, al rostro de un rey fenicio…? Es la Pedra da Gávea, un impresionante monolito –el mayor del mundo en una costa– que se eleva 842 metros sobre el nivel del mar en su punto más alto y está ubicado en Río de Janeiro, al sureste de Brasil. Pero, más allá de todos los parecidos que le podamos sacar, lo que realmente trae de cabeza a la comunidad arqueológica son unas supuestas inscripciones talladas en una de sus paredes, que según se afirma con no mucho rigor histórico fueron realizadas en la Antigüedad por exploradores fenicios que cruzaron el charco para establecerse allí.

Si se sigue la antigua teoría del arqueólogo Bernardo de Azevedo da Silva Ramos (1858-1931), la anotación es la siguiente: “LAABHTEJBARRIZDABNAISINEOFRUZT”. Teniendo en cuenta que la escritura fenicia se escribe de derecha a izquierda, se tradujo como “Tiro, Fenicia, Badezir, Primogénito de Jethbaal”, que coincidiría con el nombre de Badezir, que gobernó Tiro en 850 a.C. Sin embargo, la mayoría de los estudiosos posteriores niega la existencia de cualquier rastro de inscripción fenicia en el país.

Pedra de Gávea
Pedra de Gávea (Río de Janeiro). Foto: Shutterstock.

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: