Cuando piensas en Baja California, seguro te vienen a la mente playas de arena blanca, atardeceres en Los Cabos o la vibra relajada de La Paz. Pero más allá de sus costas espectaculares, esta península guarda paisajes que parecen salidos de otro planeta: desiertos y oasis.
Sí, en serio: hay zonas donde el desierto se impone con una belleza tan salvaje y silenciosa que podrías jurar que estás en Marte… hasta que, como un espejismo que se vuelve real, aparece un oasis. Palmeras, agua dulce, huertas y vida en medio de la nada. Lugares que parecen imposibles y que, sin embargo, están ahí, vivos, verdes, escondidos entre la arena y el sol.
Baja California y Baja California Sur son hogar de desiertos antiguos que han resistido el tiempo y donde las formas de vida han aprendido a florecer contra todo pronóstico.
El Desierto del Vizcaíno, por ejemplo, parece una pintura hiperrealista: cactus gigantes, cielos inmensos y una paleta de colores que cambia con la luz del día. Y si sigues explorando, puedes encontrar joyas ocultas como San Ignacio, un pueblo-oasis con una laguna rodeada de palmeras donde habitan aves migratorias.
Aquí, la naturaleza convive con la actividad humana. Puedes encontrar desde misiones antiguas hasta viñedos que florecen en medio del desierto. Porque sí, Baja también tiene vino, y del bueno.
Este no es el típico destino de playa. Es un viaje hacia lo esencial: desiertos y oasis que son una mezcla de desolación hermosa y vida inesperada, donde puedes sentir que estás en el fin del mundo o en su inicio.
¿Qué visitar?
Laguna Hanson
Esta laguna, también llamada Laguna Juárez, forma parte del Parque Nacional Constitución de 1857, una reserva natural ubicada en el municipio de Ensenada, en el estado de Baja California.
Su nombre se debe a que en los años 1800, un noruego llamado Jacob Hanson compró 5 mil hectáreas del terreno donde se sitúa este paraíso.
Hanson tenía la intención de criar ganado de calidad, y lo logró. Las leyendas cuentan que amasó una enorme fortuna y la escondió en algún lugar de sus tierras; hasta que un día desapareció. Desde entonces hay varias teorías con respecto a su paradero: una de las más conocidas es que unos ladrones entraron a buscar el presunto tesoro que tenía enterrado y lo asesinaron, pero su cuerpo nunca fue encontrado.
Desde aquellos años, cuando Hanson desapareció, decenas de expediciones han ido a este lugar a buscar la supuesta fortuna, pero nadie la ha encontrado, lo que sí hay es un tesoro en forma líquida: la laguna que está dentro de esta propiedad.
Si lo que buscas es acampar, reconectar con la naturaleza y olvidarte de tu cotidianidad terrenal, este es el lugar indicado para hacerlo.
Oasis San Ignacio
En pleno corazón del desierto, San Ignacio guarda un secreto inesperado: un oasis que brota gracias al río que corre cerca del pueblo. Ofrece un clima perfecto para la producción de dátiles.
El Salar
Entre el Mar de Cortés y el Río Colorado hay un espacio donde el tiempo parece detenerse, lugar que está cubierto de sal. El Salar es el lugar perfecto para desconectarte del día a día, apreciar el silencio y la blancura, aquí podrás sentir la sal crujir bajo tus pies e incluso es posible que al respirar con la boca percibas el sabor salado del ambiente.
Cañón de Guadalupe
Después de miles de años, un río formó este cañón cuyo gran atractivo son sus aguas termales. Es un lugar espectacular para acampar y practicar senderismo, pero se recomienda visitarlo en cualquier época del año que no sea el verano, ya que las temperaturas pueden alcanzar los 50 grados centígrados, lo que puede poner en peligro la vida de los visitantes.
Punta Mazo
Es una reserva natural que forma parte del Valle volcánico de San Quintín. Este lugar alberga una increíble diversidad biológica: alrededor de 97 especies, entre las que se incluyen mamíferos terrestres y marinos, reptiles, anfibios y aves residentes y migratorias. En el corazón de la Reserva Natural Punta Mazo descansan tres volcanes extintos: Monte Mazo, Pescador y Sudoeste. Estos dos últimos conforman el llamado Complejo Sudoeste, un par de colosos dormidos que forman parte del singular paisaje de la zona. Este lugar es perfecto para realizar actividades como senderismo, surf, avistamiento de aves, fotografía y camping.
¿Cómo llegar?
Desde Ciudad de México lo más recomendable es viajar en avión hacia Baja California, ya en el estado, podrías contratar un tour que pase por algunos de estos destinos. También está la opción de rentar un coche y partir desde Mexicali por carretera para ver todo el camino a los desiertos y oasis.
Cortesía de Chilango
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