El concepto de “Disney” abarca mucho más que dibujos animados: implica magia, diversión, leyendas, infancia, pero también polémicas, misterios y una inmensa maquinaria de riqueza. Sin embargo, antes que todo, está la historia, la misma que comenzó con un reconocido hombre: Walt Disney, el animador estadounidense y creador de Mickey Mouse, que murió a los 65 años. Una de sus mayores obras fue Disneyland, el primer parque de diversiones temático de su mundo creativo, que este jueves 17 de julio cumplirá 70 años. ¿Y La frutilla del postre para la celebración? El debut de la primera figura audio-animatrónica de Walt Disney jamás creada, con piel, gestos y voz que imitan la realidad de forma inquietante.
Después de más de siete años de desarrollo en silencio, el primer anuncio lo hizo la empresa en su exposición D23 de 2024. La figura, desarrollada por el legendario equipo de Imagineering —que se dedica a desarrollar planes para parques temáticos—, es mucho más que un robot con forma humana: habla, parpadea, se ríe, reacciona, y de una manera más natural y humana posible, evitando todo tipo de movimiento robótico.
Asimismo, está inspirada en grabaciones restauradas, moldes originales de sus manos y decenas de videos familiares aportados por el Walt Disney Family Museum, que colaboró en cada detalle: desde el timbre de su voz hasta el brillo de su anillo.
La tecnología, según explicó el presidente de Disney Experiences, Josh D’Amaro, es heredera de varios “moonshots” anteriores —esos intentos de alcanzar lo imposible— vistos en las atracciones más recientes de la marca. “Crear nuestra primera figura de Walt es una gran responsabilidad, y hemos traído a miembros de la familia Disney con nosotros en cada paso del proceso. Su sobrino nieto, Roy P. Disney, visitó el campus de Imagineering recientemente para ver nuestro progreso”, expresó el directivo.
Pero esto es distinto. No es Elsa, ni Buzz Lightyear, ni un animal que canta. Es Walt Disney hablando de su vida desde un escenario, en un despacho ambientado como el de 1963, mientras proyecciones históricas recorren los inicios del imperio. Y lo hace en el marco de un aniversario redondo.
De esta manera, la pregunta que ronda a muchos no es solo técnica, sino casi filosófica: ¿puede una empresa hacer inmortal a su fundador? ¿O es este un nuevo tipo de espectáculo donde lo que es real y lo que es creado de manera artificial se funden?
Cuando lo inanimado cobra vida: así funciona el nuevo Walt
La figura fue desarrollada por el laboratorio creativo de Walt Disney Imagineering, y representa uno de los avances más sofisticados en la historia de los Audio-Animatronics. La piel, hecha con materiales flexibles de silicona, reacciona a la luz como si tuviera poros.
Los músculos faciales robóticos permiten movimientos complejos: cejas que se arquean, comisuras que titilan entre la sonrisa y la pausa, microgestos que antes solo pertenecían al lenguaje humano.
La voz —extraída de grabaciones de archivo, limpias y reconfiguradas mediante software de inteligencia artificial— no suena a imitación. Los motores internos, invisibles a los ojos del visitante, son silenciosos pero precisos: hacen que el cuerpo se incline levemente, levante una mano, mire a los ojos. Y todo eso sucede en tiempo real, coordinado por sensores de proximidad y un sistema de control capaz de adaptar sus respuestas al entorno.
No es un muñeco que se mueve. Es una presencia. Una forma de repetir la idea original de Disney: “darle vida a lo inanimado”.
“A Magical Life”: el regreso teatral de Walt a su propio parque
La figura animatrónica de Walt Disney forma parte del nuevo espectáculo “Walt Disney – A Magical Life”, una puesta en escena de 17 minutos que se presenta en el histórico Main Street Opera House del mencionado parque, el mismo teatro que aloja la atracción “Great Moments with Mr. Lincoln” —la representación animatrónica del presidente estadounidense Abraham Lincoln— desde 1965.
Esta vez, el protagonista es otro: Walt en persona —o en su réplica más sofisticada— aparece en escena para narrar fragmentos de su propia historia, desde su infancia en Missouri hasta la apertura de Disneyland. El set reproduce con precisión su oficina de 1963, con detalles personales como el cenicero, los libros de arte, la taza de café y hasta el sillón.
La narración audiovisual se combina con la presencia física del animatronic, que respira, gesticula, se emociona y lanza frases que parecen espontáneas.
En tanto, en el vestíbulo de la Ópera de Main Street, los visitantes descubrirán nuevas exposiciones que muestran la evolución del diseño de Disneyland, desde la planificación maestra hasta la audioanimatrónica.
“También se exhiben los premios y honores recibidos por Walt Disney a lo largo de los años, así como una presentación en video titulada Recuerdos de Walt, que incluye entrevistas con muchas personas que lo conocieron y trabajaron con él”, se detalló oficialmente.
En los parques de Disney, la magia siempre fue cuestión de ingeniería. Pero esta vez, la ilusión se volvió más íntima, más humana y —paradójicamente— más inquietante. Ahora, todo dependerá del público: si lo acepta como homenaje, lo rechaza como simulacro o simplemente se emociona. Pero como ocurre con todo lo que dejó Disney, la fantasía ya está en marcha.
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