Matria: la insurgencia no ha terminado

Por Yarazai Simbrón, Coordinación para la Igualdad de Género en la UNAM

Fui al Museo de la Mujer a pensar cosas. El anuncio “Heroínas de la insurgencia” era prometedor; sin embargo, no esperaba recorrer la sala, de aproximadamente tres por tres metros, en menos de 10 minutos. Sí, no por breve es menos importante el mapeo de las mujeres que participaron en el movimiento de independencia, pero esperaba más que solo datos que bien podría encontrar en una monografía en la papelería (si es que aún las venden).

La exposición cumple su cometido como pequeño asomo a una ventana con vista panorámica. Sin embargo, para resolver todas dudas que surgieron de esa visita exprés, fue necesario hurgar en algunos libros, escuchar algunos conversatorios, navegar en internet y evocar recuerdos de la escuela primaria.

Así llegué a Inventoras de la matria. Sobre las huellas visibles e invisibles de las mujeres en la Independencia de México, un libro publicado en 2023 por la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) y el Instituto Nacional de la Mujeres (INMUJERES). También a Adictas a la insurgencia de Celia del Palacio Montiel, un rescate histórico de mujeres insurgentes cuya vida no está del todo documentada. De este último, vale la pena destacar que el título surge de la acusación que se hacía a las mujeres que participaron en el movimiento independentista.

Nombrar, visibilizar y complejizar a las mujeres que forman parte de la historia del país es importante, pero también debe entenderse como un primer paso para ir más allá de recitar sus nombres y hazañas en los “festejos” del Día de la Independencia o en las ceremonias cívicas de los lunes en las escuelas de educación básica. Eso si es que hay tiempo para hablar de las heroínas y no de los héroes. Bien sabemos quienes participamos en aquellas conmemoraciones de septiembre que los hombres eran los protagonistas de aquellas recreaciones históricas.

Género y nación

Desde el preescolar hasta por lo menos la secundaria, introyectamos la idea de nación antes que las reglas gramaticales o las funciones trigonométricas. La nación la forjaron los hombres en combate, las mujeres desde el cuidado; los hombres desde el liderazgo, las mujeres desde el acompañamiento. No es que una labor sea menos importante que la otra, es que las labores son excluyentes según el género al que perteneces.

La idea de nación y los roles de género nacen paralelamente. De acuerdo con Natividad Gutiérrez Chong en “Mujeres y el origen común de la nación en México”, la nación no existe en la psique colectiva, sino que se transmite por instituciones que operan y administran bajo el ala del Estado: la escuela, la Iglesia, el Ejército, la familia. Los héroes y las heroínas de la patria se ajustan a estereotipos, pero sobre todo, se adscriben a la estructura de la patria, que aunque femenina en su categoría gramatical, echa raíces del patriarcado.

En el conversatorio “Patria / Matria: la nación y el género (o las mujeres y la nación)” Yásnaya Aguilar, lingüista y escritora, dijo que nadie nace amando México. La mayoría de las personas recibe es un adoctrinamiento en las escuelas para entonar el himno nacional, jurar lealtad a la bandera y a responder a todo pulmón “¡Viva!” cuando alguien más dice ¡Viva México! Sobre todo, explicó Yásnaya Aguilar, se nos enseña a glorificar la violencia porque “el nacionalismo mexicano es fuente de los actos criminales del país”.

Frente a este Estado administrador y ejecutor de las violencias, surgen acciones como “la antigrita”. Organizada por quienes entonces ocupaban las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), “la antigrita” fue una protesta que, en vísperas del 15 y 16 de septiembre de 2020, se encargó de gritar que no había patria que festejar. No mientras en México desaparecen y asesinan mujeres. En “la antigrita” las mujeres fueron todo menos eso que la patria espera de ellas.

El cuerpo de la matria

Frente a la patria, la matria. Pero ¿qué es la matria? Si nos desprendemos del pensamiento binario, la matria no es exactamente lo opuesto a la patria. No busca la homogeneización ni del territorio, ni de la lengua, los cuerpos o la organización social. La matria, en palabras de Yásnaya Aguilar, vendría a ser un no-Estado.

Pensar en la matria y sus horizontes es un ejercicio complejo. Las posibilidades son tantas que me deja un abismo en el estómago, uno, desde luego, esperanzador. Ante el ofuscamiento, elijo pensar y empezar la matria en mi propio territorio, es decir, el cuerpo. En el conversatorio “Patria / Matria: la nación y el género (o las mujeres y la nación)”, Julia Altivilio explica que las mujeres sirven a la patria pariendo hijos o más bien, parafraseando el himno escrito por Francisco González Bocanegra, pariendo solados: “Piensa ¡oh, patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”.

La patria controla los cuerpos, la matria los hace autónomos. Más allá de tener hijos o no, habitar el cuerpo en autonomía, entenderlo desde sus diversidades y su colectividad, es una forma de forjar la matria porque la insurgencia no ha terminado.

Cortesía de Chilango



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