- Autor, Natalia Zuo
- Título del autor, BBC Eye, equipo de investigación
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Abby Wu tenía solo 14 años cuando se sometió por primera vez a una cirugía estética.
Después de recibir un tratamiento hormonal por una enfermedad, Abby pasó de pesar 42 kg a 62 kg en dos meses.
El cambio no pasó desapercibido para su profesora de teatro.
“Mi profesora me dijo: ‘Eras nuestra estrella, pero ahora estás demasiado gorda. O te rindes o adelgazas rápido'”, recuerda Abby, que por entonces se preparaba para los exámenes de arte dramático.
Su madre intervino y la llevó a hacerse una liposucción para eliminar la grasa del vientre y las piernas.
Abby recuerda las palabras de su madre mientras esperaba en la clínica con una bata de hospital, nerviosa por la inminente operación.
“Sé valiente y entra. Te pondrás guapa cuando salgas”.
La cirugía fue traumática. Abby sólo recibió anestesia parcial y permaneció consciente durante toda la operación.
“Podía ver cuánta grasa extraían de mi cuerpo y cuánta sangre perdía”, cuenta.
Costo físico
A sus 35 años, Abby ya se ha sometido a más de 100 intervenciones que le han costado medio millón de dólares.
Es copropietaria de una clínica de belleza en el centro de Pekín y se ha convertido en uno de los rostros más conocidos del auge de la cirugía plástica en China.
Pero las operaciones han tenido un costo físico.
Sentada frente al espejo de su lujoso dúplex de Pekín, se aplica suavemente corrector sobre los moretones de una reciente inyección para adelgazar la cara, un procedimiento al que se somete mensualmente para que su rostro parezca “más firme y menos regordete”, después de que tres cirugías de reducción de mandíbula le quitaran demasiado hueso.

Fuente de la imagen, Cortesía de la familia
Pero Abby insiste en que no se arrepiente de las operaciones y cree que su madre tomó la decisión acertada en el pasado.
“La operación funcionó. Cada día tengo más confianza en mí misma y soy más feliz”, comenta.
La influencia de las redes
La cirugía plástica, antes considerada tabú, se ha popularizado enormemente en China en los últimos 20 años, impulsada por el aumento de la renta disponible y los cambios en las actitudes sociales, en gran parte impulsados por las redes sociales.
Cada año, 20 millones de chinos se someten a procedimientos estéticos.
El 80% de los pacientes son mujeres y la edad media de las personas que se operan es de 25 años.
Aunque la apariencia siempre ha sido importante en la cultura china, sobre todo para las mujeres, los cánones de belleza están cambiando.
Durante años, los rasgos más buscados eran una mezcla de ideales occidentales, fantasía anime e inspiración K-Pop: El párpado doble, la mandíbula esculpida, la nariz prominente y el rostro simétrico.

Fuente de la imagen, Abby Woo
Pero últimamente están aumentando los procedimientos más inquietantes, que persiguen un ideal irreal, hiperfemenino, casi infantil.
Ahora se inyecta botox detrás de las orejas para inclinarlas hacia delante, creando la ilusión de un rostro más pequeño y delicado.
La cirugía del párpado inferior, inspirada en la mirada vidriosa de las heroínas del anime, ensancha los ojos para darles un aspecto inocente e infantil.
El acortamiento del labio superior estrecha el espacio entre el labio y la nariz, como señal de juventud.
Pero gran parte de esta belleza está hecha para la pantalla. Con filtros y anillos de luz, los resultados pueden parecer impecables. En la vida real, el efecto suele ser extraño: un rostro que no es ni humano ni infantil.
Aplicaciones de cirugía estética como SoYoung (New Oxygen) y GengMei (More Beautiful o Más Hermosa en español), que afirman ofrecer un análisis algorítmico de las “imperfecciones faciales”, son cada vez más populares.
Tras escanear y evaluar los rostros de los usuarios, ofrecen recomendaciones quirúrgicas de clínicas cercanas, llevándose una comisión por cada operación.
Estas y otras tendencias de belleza son compartidas y promovidas por famosos e influencers en las redes sociales, cambiando rápidamente lo que se considera deseable y normal.

Fuente de la imagen, Tik Tok
Abby, una de las primeras influencers de cirugía estética en China, ha documentado sus intervenciones en las principales redes sociales y se unió a SoYoung poco después de su lanzamiento.
Sin embargo, a pesar de haberse sometido a más de 100 intervenciones, cuando se escanea la cara con el “espejo mágico” de SoYoung, la aplicación le sigue señalando “imperfecciones” y le sugiere una larga lista de cirugías recomendadas.
“Me dice que tengo bolsas en los ojos. ¿Me aumento la barbilla? Eso ya lo he hecho”.
Abby parece divertida.
“¿Reducción de nariz? ¿Debería operarme otra vez la nariz?”.
A diferencia de los típicos sitios de comercio electrónico, las aplicaciones de belleza como SoYoung también ofrecen una función de redes sociales. Los usuarios comparten diarios detallados del antes y el después y a menudo piden consejo a superusuarios como Abby.
“Sentía la piel como si tuviera cemento debajo”
Para satisfacer la creciente demanda, se están abriendo clínicas a gran velocidad en toda China.
Pero hay escasez de profesionales cualificados y un gran número de clínicas operan sin licencia.
Según un informe de iResearch, una empresa de estudios de marketing, en 2019, 80.000 locales de China realizaban procedimientos estéticos sin licencia y 100.000 profesionales de la estética trabajaban sin la cualificación adecuada.

Fuente de la imagen, SoYoung
Como resultado, se estima que cada día se producen cientos de accidentes dentro de las clínicas chinas de cirugía estética.
La doctora Yang Lu, cirujana plástica y propietaria de una clínica de cirugía estética autorizada en Shanghái, afirma que en los últimos años ha crecido el número de personas que acuden a operarse para reparar procedimientos que han salido mal.
“He visto a muchos pacientes cuya primera operación fue una chapuza porque acudieron a lugares sin licencia”, afirma Yang.
Yue Yue, de 28 años, es una de las víctimas de una operación que salió mal.
En 2020 recibió inyecciones de colágeno -diseñadas para que la cara pareciera más rellena- de una clínica sin licencia abierta por un amigo cercano. Pero los rellenos se endurecieron.
“Sentía la piel como si tuviera cemento debajo”, dice.
Desesperada por reparar el daño, Yue Yue acudió a clínicas conocidas que encontró en las redes sociales, pero las reparaciones no hicieron más que empeorar las cosas.
“Algunos incluso se operaron dentro de las casas de la gente”.

Una clínica intentó extraer el relleno con jeringuillas. En lugar de extraer el material endurecido, extrajeron su propio tejido, dejando la piel suelta.
Otra clínica intentó levantar la piel cerca de sus orejas para llegar al relleno que había debajo, dejándole dos largas cicatrices y una cara que parecía antinaturalmente tensa.
“Arruinó mi carrera”
Cada año, decenas de miles de personas como Yue Yue son víctimas de clínicas de estética sin licencia en China. Pero incluso algunas clínicas autorizadas y cirujanos cualificados no siguen estrictamente las normas.
En 2020, la fallida operación de nariz de la actriz Gao Liu -en la que la punta de su nariz se ennegreció y el tejido quedó muerto- se hizo viral. “Mi cara quedó desfigurada y yo estaba muy deprimida. Arruinó mi carrera como actriz”.
Había sido operada de la nariz en una clínica autorizada de Guangzhou llamada She’s Times por el Dr. He Ming, que se describía como su “cirujano jefe” y experto en cirugía de la nariz.
Pero en realidad el Dr. He no estaba plenamente cualificado para realizar la operación sin supervisión y no había obtenido su licencia de cirujano plástico de la Comisión Provincial de Salud de Guangdong.
Las autoridades multaron a la clínica, que cerró poco después del escándalo, y prohibieron al Dr. He ejercer durante seis meses.
Sin embargo, semanas antes de que She’s Times se disolviera oficialmente, una nueva clínica, Qingya, solicitó registrarse en la misma dirección.

Fuente de la imagen, Gao Liu
El equipo de investigación de BBC Eye halló fuertes vínculos entre She’s Times y Qingya, como la misma cuenta de Weibo y la retención de varios miembros del personal, incluido el doctor He.
La BBC también descubrió que el doctor He no obtuvo el título de cirujano plástico licenciado hasta abril de 2024, a pesar de que técnicamente tenía prohibido solicitar el estatus durante cinco años desde la fecha en que fue sancionado en 2021.
Qingya afirma ahora haber abierto 30 sucursales.
El Dr. He, Qingya y la Comisión Provincial de Salud de Guangdong no respondieron a las peticiones de comentarios de la BBC.
La embajada china en Reino Unido declaró: “El gobierno chino exige sistemáticamente a las empresas que operen en estricto cumplimiento de las leyes y reglamentos nacionales y las disposiciones políticas pertinentes”.
Cuatro años y dos operaciones de reparación después, la nariz de Gao Liu sigue deformada.
“Me arrepiento mucho. ¿Por qué lo hice?”.
En los últimos años, la Comisión Central de Sanidad de China ha intentado tomar medidas enérgicas contra el problema de los profesionales sanitarios poco cualificados que realizan tareas que van más allá de sus conocimientos -incluso ordenando a los organismos sanitarios locales que mejoren la regulación y publicando directrices más estrictas-, pero los problemas persisten.
De la oferta de empleo a la deuda y la operación: en 24 horas
En la China de hoy, tener buen aspecto es importante para el éxito profesional.
Una búsqueda rápida en las plataformas de empleo más populares revela muchos ejemplos de empleadores que enumeran requisitos físicos para los puestos, incluso cuando tienen poco que ver con el trabajo real.
En un puesto de recepcionista se pide a los candidatos que midan “al menos 1,60 m y sean estéticamente agradables”, mientras que en un puesto administrativo se exige “un aspecto atractivo y una presencia elegante”.
Y ahora esa presión está siendo explotada por una creciente estafa en algunas clínicas chinas en las que se ofrece trabajo a jóvenes vulnerables, pero sólo si pagan las costosas cirugías realizadas por sus supuestos empleadores.
Da Lan (no es su nombre real) solicitó en marzo de 2024 un puesto de “asesora de belleza” en una clínica de Chengdu, en el suroeste de China, a través de un popular sitio web de contratación.
Tras la entrevista, le ofrecieron el puesto esa misma tarde.
Sin embargo, cuando empezó a trabajar a la mañana siguiente, su jefe la llevó a una pequeña habitación, la examinó de arriba abajo y le dio un ultimátum: o se hacía un trabajo de cosmética o se quedaba sin trabajo.
Da Lan cuenta que le dieron menos de una hora para decidir. Presionada, aceptó someterse a una operación de párpados dobles, cuyo precio superaba los US$1800 (más de tres veces el salario mensual del puesto).
Dice que el personal tomó su teléfono y lo utilizó para solicitar un supuesto “préstamo de belleza”, falsificando los datos de sus ingresos. En menos de un minuto, el préstamo estaba aprobado.
Al mediodía, le estaban haciendo pruebas médicas. Una hora más tarde, estaba en la mesa de operaciones. De la oferta de trabajo a la deuda y la operación, todo en 24 horas.
Promesas falsas
La operación no mejoró sus perspectivas laborales. Da Lan dice que su jefe la menospreciaba, le gritaba en público y la insultaba.
Lo dejó a las pocas semanas. Mirando atrás, cree que el trabajo nunca fue real. “Querían que me fuera desde el principio”, dice.
A pesar de haber trabajado allí más de 10 días, sólo le pagaron US$42. Con la ayuda de sus amigos, Da Lan saldó la deuda de su operación al cabo de seis meses.
BBC Eye habló con decenas de víctimas y se reunió con tres de ellas, incluida Da Lan, en Chengdu, una ciudad que se ha propuesto convertirse en la “capital de la cirugía estética” de China.
Algunas llevan años atrapadas en deudas mucho mayores.
La clínica que Da Lan dice que la estafó ya había sido denunciada por otras graduadas y expuesta por los medios de comunicación locales, pero sigue abierta y sigue contratando personal para el mismo puesto.
Esta estafa no se limita a los empleos en clínicas, sino que se está extendiendo a otros sectores.
Algunas empresas de retransmisiones en directo presionan a las jóvenes para que pidan préstamos para operarse, prometiéndoles una oportunidad de alcanzar la fama de influencers.
Pero entre bastidores, estas empresas suelen tener acuerdos secretos con clínicas y se llevan una parte de cada candidato que envían a la mesa de operaciones.

En un café de estilo bohemio de Pekín, el escenario perfecto para una selfie, Abby se reúne con sus amigas para tomar un café.
El trío ajusta sus poses y edita sus rostros con gran detalle: extienden las pestañas y remodelan sus pómulos.
Cuando se les pregunta qué es lo que más les gusta de sus rasgos faciales, dudan y se esfuerzan por nombrar una sola parte que no considerarían modificar.
La conversación gira en torno a los implantes de mentón, el acortamiento del labio superior y la cirugía de nariz.
Abby dice que está pensando en operarse la nariz otra vez -la actual tiene seis años-, pero los cirujanos tienen dificultades para operar.
“Mi piel no es tan elástica después de tantas intervenciones. Los médicos no tienen mucho con lo que trabajar. No puedes darles tela suficiente para un chaleco y esperar un vestido de novia”, comenta.
La metáfora persiste en el aire, subrayando el peaje cobrado por todas las operaciones. Pero a pesar de todo, Abby no tiene planes de parar.
“Creo que nunca detendré mi camino para ser más bella”.

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Cortesía de BBC Noticias
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