
Durante años, la industria hotelera global entendió que el lujo podía medirse en hilos por centímetro cuadrado, metros de playa o cantidad de piscinas. Hoy, el nuevo termómetro se encuentra en la cocina. Los viajeros ya no buscan solo un lugar donde quedarse: buscan un lugar donde comer bien, donde cada platillo cuente una historia y donde el destino se entienda a través del producto local. Y en ese mapa gastronómico que guía al turismo de alto nivel, México se ha convertido en la brújula.
Louise Bang, Chief Commercial Officer de Marriott International para el Caribe y Latinoamérica, lo resume con claridad: la gastronomía mexicana es uno de los factores que más influyen en la decisión de viaje. No es casualidad que dos de los restaurantes del portafolio —Al Pairo y Ki’is— hayan sido integrados a la Guía Michelin. La cocina, afirma, se ha convertido en “una ventaja clave para atraer viajeros que buscan experiencias auténticas y memorables”. Esa autenticidad, vista desde fuera, es parte del encanto; vista desde dentro, es ya una estrategia.
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La fuerza de los números: así se inclina el viajero por la gastronomía
En un mercado cada vez más competido, las cifras revelan que la mesa define el rumbo del turismo en México. Para Marriott International, la evidencia es contundente. Según Louise Bang, “el 47% de los mexicanos que eligen el formato all-inclusive lo hacen por la calidad de alimentos y bebidas”, un dato que explica la apuesta del grupo por elevar su propuesta culinaria en cada destino.
Louise Bang, Chief Commercial Officer de Marriott International para el Caribe y Latinoamérica
A ello se suma otro motor poderoso: el 53% de los viajeros mexicanos prioriza experiencias culturales, un espacio donde la cocina toma un rol central. “La cocina es cultura. Cada platillo es una conexión directa con las tradiciones y costumbres de un destino”, afirma Bang, reforzando la idea de que la autenticidad gastronómica es hoy un diferenciador.
El turismo doméstico también empuja esta transformación; 7 de cada 10 mexicanos planean vacacionar dentro del país, consolidando el interés por regiones como Punta Mita, Los Cabos, Riviera Maya y Ciudad de México. Para Bang, la gastronomía se ha convertido en un imán que atraviesa generaciones: “Nos aseguramos de que cada miembro de la familia encuentre una experiencia memorable, con opciones que satisfacen paladares exigentes y las preferencias de los más pequeños”.
La tendencia tecnológica completa el cuadro: 43% de los viajeros ya utiliza herramientas de IA para planear sus vacaciones, y el 73% muestra interés en hacerlo próximamente. “La IA ya no es solo una herramienta, es una forma de enriquecer el viaje con experiencias personalizadas”, sostiene la ejecutiva.
Una cultura que se come: del recetario ancestral a la mesa contemporánea
México ha logrado algo que pocos destinos pueden presumir: que su cocina mantenga raíces profundas, pero sin miedo a los giros contemporáneos. Restaurantes como Al Pairo, con su “Cocina de Remembranza”, o Ki’is, que reinterpreta los ingredientes de la península con mirada actual, muestran cómo la tradición se vuelve motor creativo. Marriott entiende ese valor y lo ha convertido en una forma de hospitalidad: el chef no solo cocina, también explica, conecta, narra.
Gastronomía Marriott International
Ese espíritu se refuerza en iniciativas como El Club de la Sobremesa, inspirado en esa costumbre tan mexicana —y tan latina— de extender la conversación y darle valor al tiempo compartido. La experiencia gastronómica deja de ser un complemento del viaje y se vuelve su núcleo emocional.
El all inclusive se transforma desde el sabor
El formato todo incluido ya no es sinónimo de buffet interminable. Hoy su relevancia depende de la autoría culinaria y del producto. Según datos del grupo, el los viajeros mexicanos elige este esquema por la calidad de los alimentos y bebidas, un indicador que ha empujado a Marriott a replantearlo desde la cocina.
Ejemplos como Sanctuary Cap Cana, con su abanico que va desde mariscos sobre el mar hasta omakase; Almare en Isla Mujeres, que combina técnicas ancestrales con fusiones mediterráneas; Paraíso de la Bonita, con su cava de más de 2,700 etiquetas; o W Punta Cana, que mezcla cocina dominicana, asiática y mediterránea en clave vibrante, muestran una ruta distinta. En estos destinos el lujo no está en la pulsera del all inclusive, sino en la coherencia gastronómica de cada espacio. Aquí la conveniencia es un bonus; la experiencia culinaria, la razón.
Gastronomía Marriott International
Regiones que ya son referentes culinarios
Dentro del portafolio de Marriott, cuatro destinos mexicanos marcan la conversación gastronómica: Punta Mita, Los Cabos, Riviera Maya y Ciudad de México. En Punta Mita, The St. Regis ha convertido el Bloody Mary con aguacate y la cocina de Carolina en símbolos de identidad local; en Los Cabos, JW Marriott combina técnicas francesas con producto de la región en Café des Artistes y sorprende con la propuesta japonesa de Niparaya. La Riviera Maya, con The St. Regis Kanai, articula un recorrido entre sabores mediterráneos, mexicanos y panlatinos; y en Ciudad de México, el JW Marriott Polanco suma espacios como Sendero y la Tahona Mezcal Room, donde el agave se vuelve un relato sensorial. Todas, dice Bang, son regiones capaces de “fusionar lujo, naturaleza y una oferta culinaria de clase mundial”.
Tendencias que están redefiniendo la hotelería de lujo
El futuro del turismo gastronómico se mueve en tres direcciones claras. La primera: autenticidad con excelencia, donde el comensal exige historia, técnica y sentido de origen. La segunda: el all inclusive elevado, un modelo que crece gracias a conceptos de autor y cocinas que privilegian ingredientes locales. Y la tercera: el turismo de naturaleza, que busca experiencias transformadoras donde la mesa se conecta con el entorno. En este contexto, los reconocimientos a Al Pairo y Ki’is no representan un final, sino el inicio de una etapa en la que México aspira a consolidarse como potencia culinaria global.
Cortesía de El Economista
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