México en el extranjero está en el banquillo de la crítica pública

Muchos de ustedes no se dan cuenta de cómo nos ven fuera de México. Hoy, contra todo lo que hay en mí, se los vengo a contar, porque ustedes tienen que saberlo.  

Yo camino por los pasillos del Congreso en Washington y por esa presencia constante mucha gente me conoce y sabe que reporto en español para medios en México y en Estados Unidos, y por eso muchos me dicen sin yo preguntar que lamentan mucho lo que pasa en mi país.

Y lo siguiente que escucho es:

… Don’t you guys have a security strategy yet?

¿Y ustedes los mexicanos no tienen aún una estrategia de seguridad?

¿Qué respondería usted?

  • Si, efectivamente en mi país lo que hay es corrupción general.
  • Si, efectivamente el número de políticos y funcionarios coludidos con los carteles y con los narcos de todos tamaños es cada vez más grande.
  • Si, efectivamente la inseguridad y el crimen son una peste constante y los únicos con impunidad son los que tienen poder político.

Mi función no es disculpar al gobierno de México, ni justificarlo. Quisiera responder no por el gobierno, sino por la sociedad civil… Pero;

… ¿Qué respondería usted?

Para los mexicanos, que lidian con estos complejos problemas, el camino a seguir no reside en la desesperación, sino en reconocer y aprovechar las fortalezas inherentes de la nación para forjar un futuro mejor.

La corrupción y el crimen nos están ahogando.

“El Índice de Percepción de la Corrupción” de 2024 clasificó a México en el puesto 140 de 180 países, lo que refleja la enorme corrupción en el sector público.

La influencia generalizada del crimen organizado diariamente genera altos niveles de violencia y una sensación de inseguridad para muchos ciudadanos. El costo económico también es enorme: se estima que la actividad criminal le ha costado a la economía mexicana el 18% de su Producto Interno Bruto en un año.

¡El 18%!, en un país en donde 35 de cada 100 mexicanos viven en la pobreza extrema.

  • México ya no crece como crecía antes.
  • Ya no compite como competía antes.
  • Ya no es tomado en cuenta como era tomado en cuenta antes.

El camino multifacético hacia adelante

Abordar los múltiples desafíos que enfrenta México requiere un enfoque unificado y multifacético, que además esté impulsado por la voluntad colectiva de su población.

Por eso aplaudo a Ricardo Salinas Pliego y su “Movimiento Anticrimen y Anticorrupción” (MAAC).

Déjeme explicarle porque lo aplaudo y lo apoyo. En este momento de desesperación en México, buscar el fortalecimiento de las instituciones y el Estado de derecho, es fundamental, y solo los valientes se atreven a hacerlo.

Empoderar a los mexicanos, darle fuerza a las comunidades es hacerle un bien a México.

Los movimientos de base y las organizaciones locales son agentes cruciales del cambio.

Apoyar estas iniciativas como MAAC, que trabajan para fomentar la cohesión social, brindar oportunidades a los jóvenes y promover una cultura de paz, puede crear una poderosa contra-narrativa para enfrentar la influencia de las organizaciones criminales.

Tenemos que alcanzar formas de fomentar y aumentar las oportunidades económicas.

Amigos míos… ¡No podemos seguir viendo en silencio como perdemos oportunidades de todo tipo!

México pudo haberse convertido en una base de producción de microprocesadores, pero el gobierno no aprovechó esa oportunidad y la dejó pasar.

México pudo competir para reemplazar a los chinos como la fábrica del mundo… Pero esa oportunidad también se fue, porque el país estaba ocupado en las peleas internas por los puestos políticos.

Revisen ustedes el lugar en que está la calidad de la educación en México.

Las estadísticas mundiales nos ponen hoy por los suelos.

Los niños y los jóvenes mexicanos en el aprovechamiento de la educación están en el puesto número 58 de 72 países. México ocupa el último sitio en este momento entre los miembros de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo.

En lugar de fomentar la educación, fomentamos las dádivas

Si las dádivas a la gente fueran una buena política, serían practicadas por los países del primer mundo. Qué bueno que en México se ayuda a los ancianos y a los enfermos, pero eso no debe llevarse el grueso del gasto público, dándole dinero a quien puede ganárselo trabajando y creando y aportando.

Es muy cierto que las estadísticas negativas no definen a la totalidad de México.

Esta nación tiene una larga y distinguida historia de superación ante la adversidad, desde las complejidades de su pasado colonial hasta las luchas por la independencia y la revolución. Esta resiliencia histórica ha sido una poderosa fuente de fortaleza, pero no puede usarse solo como lema de campañas políticas para formar gobiernos que nos dejan peor de lo que nos encontraron.

Esfuerzos invisibles y espíritu perseverante

El que en México personas en todo el país, numerosas personas y grupos, trabajen activamente para construir un México mejor, no debe ser una oportunidad para descontar a quienes tienen el coraje y el valor de buscar un país más justo, más productivo, más educado, con mayores garantías para toda su población.

Hay muchos que vendrán a reírse y a descontar y a insultar. Yo, a esos les pregunto…

¿Y tú, y ustedes, qué demonios han hecho por México?

Qué bueno que las organizaciones de la sociedad civil estén a la vanguardia, abogando por la transparencia, la rendición de cuentas y el Estado de derecho.

Las “Iniciativas Ciudadanas” no vienen a hacerle mal a nadie, porque vienen a recuperar los espacios públicos. Vienen a fomentar el sentido de comunidad y a brindar apoyo a las víctimas de la violencia.

En México es el momento de buscar una verdadera democracia. Pasamos 70 años en el atraso del dominio de un solo partido, para ahora regresar a esa misma condición que en los tiempos del PRI, no nos dejó avanzar.

Quienes favorezcan a un solo partido tienen ya la muestra de cómo un país grande e importante con el dominio de un solo partido lo único que logró fue mantenerse pobre y en el atraso.

Yo hoy, ya no estoy dispuesto a tropezarme con la misma piedra más de una vez.

Además la verdad, ya me cansé de que mi país en el extranjero esté en el banquillo de la crítica pública.

Cortesía de El Economista



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