
La débil cobertura de vacunación en ciertas regiones del territorio mexicano, debido a la negativa de algunas comunidades a ser inoculadas, así como un descenso en las coberturas de vacunación a escala nacional —, lo cual se acentuó durante la pandemia de la Covid-19—, parecen explicar el brote de sarampión, principalmente en Chihuahua, situación que podría derivar en que México pierda la certificación de país libre de esa enfermedad, plantean especialistas.
El primer caso registrado en México en 2025 ocurrió el 14 de febrero, en Oaxaca. Se trató de una niña de cinco años y nueve meses de edad que previamente viajó a Tailandia, Laos, Vietnam y Japón y que no estaba vacunada. Hasta el tres de septiembre pasado en esa entidad se habían confirmado solo cinco casos.
En tanto, el 20 de febrero pasado, es decir a menos de una semana del registro del primer caso, los servicios de salud de Chihuahua reportaron el primer paciente con sarampión en su territorio y el segundo confirmado en el país este año. Se trató de un niño de nueve años y 11 meses de edad, perteneciente a la comunidad menonita Swift Current del municipio Cuauhtémoc.
El menor, que no estaba vacunado, viajó previamente a Seminole, condado Gaines, Texas, Estados Unidos, donde se contagió.
Lo que llama poderosamente la atención es que, hasta el cuatro de septiembre pasado, Chihuahua registraba ya 4,112 casos confirmados y 16 de las 17 defunciones ocurridas este año por esa enfermedad a escala nacional.
Estar vacunado marca la diferencia
Para Mauricio Rodriguez Álvarez, profesor en el Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, todo parece indicar que lo que marcó la diferencia fueron los niveles de cobertura en los esquemas de vacunación.
Aunque en los dos casos el contagio ocurrió en el extranjero, el primero llegó a una comunidad donde la gente sí se vacuna y el segundo a una población menonita, que siempre se ha negado a vacunarse.
En el primer caso, los altos niveles de vacunación actuaron como una barrera efectiva para evitar el contagio a pesar de que se trata de una enfermedad altamente contagiosa, destaca.
Una vez detectado el caso, se aisló a la paciente y eso permitió que solo contagiara a cuatro personas más.
En contraste, el caso importado de Estados Unidos a Chihuahua, el paciente llegó a una comunidad no vacunada y desató la ola de contagios. Por eso contrajeron la enfermedad personas de diferentes edades.
“Cuando se van quedando grupos de población sin vacunar, lo que ocurre es que se van acumulando personas de diferentes edades susceptibles de contraer el virus, lo cual contribuye a elevar el riesgo a nivel comunidad”.
Por ello, las autoridades hacen esfuerzos por recuperar coberturas y llegar a las personas sin vacunar en los distintos estratos de edad, refiere el especialista.
De las 17 personas fallecidas en Chihuahua, el gobierno ha compartido información de 14 y de estos tres eran de Ojinaga, dos de Cuauhtémoc y los demás de los municipios Ascensión, Namiquipa, Buena Aventura, Meoqui, Chihuahua, Bocoyna, Carichi, Creel y Camargo. Uno tenía menos de un año; siete entre dos y 15 años y seis entre 27 y 54 años. Solo dos tenían comorbilidades y en todos los casos no eran personas vacunadas.
Como se indicó, el contagio en territorio chihuahuense comenzó entre las comunidades menonitas y luego siguió a los grupos de trabajadores agrícolas, muchos de ellos indígenas que todos los años acuden a la zona a cosechas de manzana y otros productos.
El contagio se propagó en 21 estados
Las estadísticas describen la propagación de la enfermedad. A partir de la semana que se reportó el primer caso, inició un incremento en el registro semanal de casos, hasta llegar a 321 confirmados en la semana 17 (del 17 al 20 de abril) a partir de la cual bajó el número de casos reportados semanalmente hasta la semana 22 (del 8 al 14 de junio) cuando se reportaron 154, aunque en las cuatro semanas siguientes aumentaron hasta llegar a 245 en la semana 25 (del 15 al 21 de junio) y de ahí han descendido a menos de 100 por semana desde la número 33 (18 al 23 de agosto).
Hasta el 4 de septiembre pasado, se habían registrado 4,416 casos confirmados acumulados, de los cuales 4,112, es decir 93.11%, corresponden a Chihuahua; 87 casos en Sonora; 54 en Coahuila y 35 en Guerrero. En otros 17 estados se han registrado menos de 25 casos.
El principal grupo de edad afectado a escala nacional es de 0 a cuatro años, con 1,062, seguido del de 25 a 29 años, con 580 y el de 30 a 34 años, con 473.
Hasta el 23 de agosto pasado, Canadá era el país del continente americano con más casos confirmados con 4,799 seguido por México, con 4,267 y Estados Unidos con 1,431. En un lejano tercer lugar estaba Bolivia, con 274.
Mauricio Rodriguez Álvarez considera que estamos ante una epidemia compuesta por diferentes brotes. En Chihuahua no está controlado porque desde que inició, semana con semana se siguen registrando nuevos pacientes con esa enfermedad. Además, están los otros contagios secundarios en otras 20 entidades del país.
Sin embargo, en opinión del especialista, pareciera que a escala nacional el brote está disminuyendo, particularmente si se compara con los registros de la semana 16 o 17 del año.
Ya éramos país libre de sarampión
Rosa María Wong Chew, experta en infectología pediátrica, académica de la Universidad La Salle, subraya que el sarampión es una enfermedad prevenible por vacunación. “Es importante recalcar que ninguno de los fallecidos estaba vacunado”.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, de 1989 a 1990, el país registró la última epidemia de sarampión con 89,163 casos notificados.
Habían transcurrido cerca de tres décadas desde que México presentó el último caso, de sarampión endémico en el país, en 1995, logrando México la eliminación de la transmisión endémica del sarampión en 1996.
De 1996-2020 se registraron en México 405 casos de sarampión, clasificados como importados o asociados a importación de los cuales el 48% corresponden a un brote focalizado en la CDMX y Estado de México, el cual fue controlado en menos de cuatro meses.
En el 2024 se identificaron siete casos de sarampión, de los cuales seis se detectaron en la Ciudad de México: uno importado proveniente de un vuelo de Londres y cinco casos secundarios relacionados a esa importación, el séptimo caso se identificó en Guanajuato, en un paciente de nacionalidad turca.
En ese sentido la especialista Wong Chew recuerda que a finales de última década del siglo pasado y durante la primera del actual, México logró tener coberturas en sus esquemas de vacunación cercanas al 100%
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, en México, de 2000 a 2018 la cobertura de vacunación contra el sarampión se mantuvo en niveles cercanos al 99%, salvo 2002 (89%), 2007 (85%), 2013 (76%) y 2017 (62%).
En 2019, durante el primer año del presidente, Andrés Manuel López Obrador, bajó a 55%, luego, en 2020 subió a 79% y de ahí volvió a bajar. En 2024 el porcentaje de cobertura fue de 69%.
“Qué es lo que nos dice eso, pues que bajaron las coberturas de vacunación y muchos de los niños que no se vacunaron fueron susceptibles y se infectaron”, refiere Rosa María Wong Chew.
Por su parte, Mauricio Rodriguez Álvarez indica que el riesgo que tenemos ahora como país es que sigan ocurriendo brotes hasta fin de año y que no se alcance a contenerlo y por lo tanto estar en condiciones de declarar el cierre de los brotes.
Cuando ocurre un caso, se tiene hasta 42 días para poder saber si hubo más contagios a partir del mismo. Si ya no hubo, se declara cerrado el brote.
El problema es que si cumplimos un año con casos del mismo virus perdemos el certificado de país libre de sarampión, lo cual probablemente puede ocurrir también en Estados Unidos y Canadá.
Enfermedad altamente contagiosa
Rosa María Wong Chew subraya que el sarampión es una de las enfermedades más contagiosas que existen. Una persona puede contagiar a 18 personas más que sean susceptibles.
Puede causar complicaciones serias de salud y muerte, incluso de personas adultas.
Se transmite por diseminación de aerosoles de secreciones respiratorias de las personas infectadas a la población susceptible. Se caracteriza por presencia de fiebre elevada, exantema maculopapular, acompañado de al menos uno de los siguientes signos y síntomas: tos, coriza, conjuntivitis o adenomegalias y manchas de Koplik.
Las erupciones cutáneas que provoca pueden aparecer entre siete y 21 días posteriores a la exposición al virus. El periodo de incubación del sarampión es de siete a 21 días, con un promedio de 14 días.
El periodo de transmisibilidad es de cuatro días antes y cuatro días después de la fecha de inicio del exantema erupciones.
La enfermedad cursa tres fases bien definidas: 1) catarral o prodrómica con duración de cuatro a cinco días; 2) eruptiva o exantemática, de cinco a seis días aproximadamente; y 3) de convalecencia de siete a 10 días.
Rosa María Wong Chew indica que es importante que a los niños pequeños les apliquen dos vacunas
Desde 2023 se cambió el esquema de vacunación. En lugar de aplicarse al año y a los seis años y, precisamente para que no haya este rango tan amplio de años en que puede haber personas susceptibles de contraer la enfermedad, se aplica al año y al año seis meses, explica.
Otra de las recomendaciones es que si hay un bebé cerca de una persona con sarampión se le aplica una dosis que cuenta como dosis cero, es decir deberá ponerse una al año y otra al año y seis meses, menciona.
Contener el contagio depende de vacunación y trabajo de campo
Desde el 26 de febrero pasado, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica y el Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica emitieron un aviso preventivo de viaje por sarampión en Texas.
La alerta señaló que para el 21 de febrero de 2025 en Estados Unidos se habían notificado 106 casos de sarampión en Alaska, California, Georgia, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Rhode Island y Texas. En esta última los brotes se habían detectado en las comunidades Gaines, Terry, Dawson, Yoakum, Dallam, Martin, Ector, Lubbock y Lynn.
En opinión de Mauricio Rodriguez Álvarez el control del contagio depende del trabajo de campo que realizan los equipos de salud pública y virología a escala local, porque se tienen que identificar los casos, vacunar a su alrededor y hacer el seguimiento de los de mayor riesgo. Eso implica realizar cercos vacunales y, sobre todo, actividades extraordinarias de vacunación.
Para que haya buenos resultados en esa tarea, es preciso que haya una buena coordinación entre las instancias federales, estatales y municipales, así como la colaboración de la comunidad para que se vacune y siga las indicaciones de los profesionales de salud.
El 5 de agosto pasado, la Secretaría de Salud del gobierno federal informó que ante el brote de sarampión registrado en el país se activó una estrategia para contener su propagación y proteger a la población.
Se puso en marcha el Equipo Nacional de Respuesta Rápida contra el Sarampión, en coordinación con el Gobierno del Estado de Chihuahua y autoridades municipales.
La intervención incluye bloqueos vacunales, cercos epidemiológicos, macrocentros de vacunación y jornadas intensivas de vacunación en las zonas de mayor riesgo y alta densidad poblacional, con la finalidad de cortar las cadenas de transmisión y reforzar los esquemas de inmunización en la población objetivo y de riesgo.
El objetivo es reforzar los esquemas de inmunización entre la población de niños de seis meses a nueve años; adolescentes y personas adultas de 10 a 49 años que no cuenten con esquemas completos de vacunación; personal de salud y del sector educativo; jornaleros agrícolas y grupos vulnerables, como personas indígenas, menonitas, rarámuri.
Desde enero del presente año, hasta el 5 de agosto pasado, se habían aplicado 4.5 millones de vacunas contra el sarampión en todo el país.
La dependencia informó que hasta ese día se contaba con más de 10 millones de vacunas y continuarán llegando dosis adicionales para ser distribuidas y aplicadas durante el resto de este año.
La Secretaría de Salud hizo un llamado a toda la población a revisar y completar su esquema básico de vacunación, especialmente en niños menores de cinco años, así como en adolescentes, adultos y población vulnerable y de riesgo de contraer sarampión, así como sus complicaciones.
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Cortesía de El Economista
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