
Eduardo Vázquez Herrera, director ejecutivo de Agua Capital, y Jorge Alberto Arriaga Medina, investigador de la UNAM y especialista en gestión hídrica, alertaron que la relación con Estados Unidos en materia de agua atraviesa un punto de tensión que podría agravarse ante la sequía, la falta de información técnica actualizada y el clima político en ambos países.
Vázquez Herrera advirtió que el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 se ha vuelto más complejo conforme avanzan los ciclos de sequía y la presión política. Recordó que incluso “el presidente Trump ya está exigiendo abiertamente” el pago de agua, un tema que —dijo— se sabía que sería utilizado con un “tinte particularmente político y diplomático”.
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En este contexto, llamó a fortalecer a las autoridades mexicanas y sus capacidades técnicas para hacer frente al reto: “No es un tema donde pensemos que sólo dependa de lo que digan allá (Estados Unidos); tenemos que aportar mucho de este lado”, sostuvo.
El análisis presentado por Agua Capital identifica cuatro ejes críticos en la gestión del agua transfronteriza con Estados Unidos:
- Gestión efectiva a largo plazo, marcada por un creciente desbalance entre oferta y demanda, tensiones entre sectores agrícolas, urbanos e industriales, así como conflictos entre estados fronterizos.
- Calidad del agua y salud de los ecosistemas, donde existe baja prioridad de saneamiento, infraestructura insuficiente y descargas municipales que incumplen normas.
- Impactos del cambio climático, con disminución en caudales, menor acumulación de nieve y falta de estudios actualizados que orienten decisiones.
- Distribución temporal de la oferta, agravada por tomas ilegales, embalses en niveles mínimos y retrasos en el cumplimiento del tratado.
Vázquez Herrera subrayó que México mantiene rezagos importantes: baja eficiencia en sistemas operadores, escaso monitoreo hidrometeorológico, inexistencia de proyectos técnicamente viables para acceder a financiamiento internacional y un profundo desconocimiento sobre acuíferos transfronterizos. “Hay poca información y monitoreo vigente… es muy difícil lograr consensos cuando los actores no comprenden con datos puntuales qué está pasando”, afirmó.
Un plan de seguridad hídrica para la frontera norte
Arriaga Medina presentó la propuesta metodológica para un Plan de Seguridad Hídrica para la frontera norte, basado en escenarios elaborados bajo recomendaciones de la IIASA en Austria. Planteó tres posibles rutas:
- Escenario tendencial: sin cambios estructurales, respuestas reactivas y riesgo de incumplimiento del tratado.
- Escenario favorable: colaboración binacional, gobernanza fortalecida y corresponsabilidad entre actores.
- Escenario de nacionalismo exacerbado: tensiones políticas, aumento de conflictos y eventos climáticos extremos, con mínima cooperación institucional.
“El camino compartido no es hoy una realidad”, advirtió Arriaga. Las acciones propuestas se dividen en precondiciones —sin las cuales nada puede implementarse—, acciones sustantivas relacionadas con fuentes, infraestructura y gestión integral del agua, y temas transversales que sostienen todo el plan.
Estrategia de largo plazo para cumplir con el Tratado de Aguas
Ambos especialistas coincidieron en que México enfrenta un escenario cada vez más complicado para cumplir con la entrega de agua a Estados Unidos conforme al Tratado de Aguas de 1944, debido al agravamiento de la sequía y a limitaciones institucionales.
El director ejecutivo de Agua Capital reconoció la preocupación: “Efectivamente, hay esta percepción en ciertos actores de que si el tratado beneficia o no a México… pero un error grandísimo sería abrirlo y, en el peor de los casos, revocarlo”. Recordó que el acuerdo fue negociado en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, y permitió construir un mecanismo diplomático e institucional para atender las necesidades binacionales. Abrirlo hoy, advirtió, implicaría riesgos considerables para México.
También, insistió en que el país debe fortalecer su comprensión técnica del tratado y su operación, pues persiste un desconocimiento generalizado sobre su funcionamiento y alcances.
“Falta una comprensión de qué es el tratado, para qué sirve y cómo opera”, señaló, al proponer que instituciones como la UNAM y la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) colaboren en un ejercicio nacional para explicar su dimensión técnica y diplomática.
Por su parte, el investigador universitario coincidió en que la presión irá en aumento: “Es claro, los estudios lo indican: las condiciones de fenómenos meteorológicos extremos, en particular la sequía, se van a intensificar”.
Sin embargo, afirmó que este escenario también abre oportunidades de cooperación, ya que Estados Unidos depende directamente del agua que México aporta. “Le conviene que haya mecanismos abiertos de cooperación para poder cumplir”, sostuvo.
Cortesía de El Economista
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