México subió al tercer lugar global en el Global Business Complexity Index (GBCI) 2025, el ranking que cada año publica TMF Group para medir la dificultad para hacer negocios en 79 jurisdicciones responsables de 94% del PIB mundial. El ascenso, desde la cuarta posición en 2024, confirma que el país se consolida como una de las economías más complejas en términos regulatorios, fiscales y administrativos.
Sin embargo, esa complejidad no frena el interés por invertir. Por el contrario, el flujo de capital extranjero sigue activo. “Lo que más vemos en nuestro negocio es que la inversión no se detiene. Llega desde Estados Unidos, Europa y China, con empresas decididas a establecerse aquí”, explica en entrevista Dunia Salomón, directora general en México de TMF Group.
El atractivo se sostiene en su posición geográfica estratégica y en su red de tratados comerciales, clave para el nearshoring. A pesar del entorno incierto y las reformas recientes, en materia laboral y la judicial, México mantiene las puertas abiertas.
“Tiene retos, pero no ha dejado de ser competitivo”, añade Dunia Salomón.
La mayor complejidad de hacer negocios en México responde a múltiples factores. Uno de ellos es que otros países avanzaron en simplificar sus procesos regulatorios, también se encuentra la falta de homogeneidad en la aplicación de normas: una ventanilla puede pedir cinco requisitos y otra seis. La digitalización avanza, pero aún no reemplaza por completo los trámites presenciales. Esto genera cuellos de botella, sobre todo tras la pandemia, cuando la demanda aumentó y la capacidad operativa no se recuperó del todo.
Salomón señala que, si bien las reformas apuntan a mejorar condiciones laborales y sociales, también han elevado la carga operativa de las empresas. Un ejemplo reciente es la norma que obliga a proveer asientos adecuados en fábricas. También destaca la ley que exige contratos formales para quienes trabajan desde casa más de la mitad del tiempo. Estas medidas, aunque positivas, imponen ajustes logísticos y administrativos que incrementan la carga de cumplimiento.
Desde su perspectiva, “la clave está en tener un plan de acción claro y rodearse de expertos que entiendan el entorno local”. La firma observa que el principal desafío no es la complejidad misma, sino la incertidumbre que rodea algunos procesos y la interpretación ambigua de ciertas reglas.
El informe global subraya que las empresas que operan en jurisdicciones complejas como México han optado por diversificar su presencia. En América del Norte, el 77% de los países recurre a esta estrategia. A nivel global, el 60% amplió su alcance geográfico y el 58% diversificó los sectores en los que participa. En paralelo, el 35% impulsó proyectos de infraestructura para asegurar cadenas logísticas.
TMF Group advierte que, a pesar del contexto volátil, el interés por México no decae. Muchas empresas no solo mantienen sus planes de inversión, sino que apuestan por largo plazo. “El país es atractivo, pero exige preparación. No basta con aplicar la misma fórmula que en otras jurisdicciones. Aquí se necesita asesoría local, paciencia y conocimiento. Esa es la diferencia entre una expansión exitosa y un fracaso”, afirma Salomón.
Como parte del Plan México, el gobierno anunció la creación de la Ventanilla Digital Nacional de Inversiones. La directora general en México de TMF apunta que los resultados de esta iniciativa se verían entre 2026 y 2027.
Para entonces, México debería mostrar avances en la simplificación de trámites y reducción de barreras administrativas. Si logra implementar esas medidas, puede bajar en el ranking de complejidad para hacer negocios.
Cortesía de Expansión
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