México presentó a Estados Unidos una batería de argumentos para frenar los nuevos aranceles al acero y al aluminio. La solicitud oficial busca demostrar que la medida carece de fundamento económico y amenaza la integración industrial entre ambos países.
La meta de México es quedar exento del arancel o al menos limitarlo a como estaba: 25%.
El primer punto expuesto por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, señala que Estados Unidos mantiene superávit comercial en estos productos. “Ellos nos venden más acero y aluminio que nosotros a ellos. Imponer un arancel en un rubro donde tienen superávit carece de lógica, pues el objetivo es reducir déficits”, subrayaron los negociadores.
El segundo argumento apunta a la falta de consistencia en el trato otorgado a México. Washington ya eximió al Reino Unido de medidas similares.
“No es que México pida ser el único excluido, sino que se aplique el mismo criterio”, enfatizó Ebrard al término del relanzamiento de la Revista del Consumidor Impresa.
Como tercer elemento, México advirtió sobre el impacto laboral que acarrearía la medida en ambos lados de la frontera. La industria del acero forma parte de una cadena binacional profundamente integrada.
“Todo daño que nos genere aquí, va a tener una repercusión allá”, advierte Ebrard.
Los argumentos fueron entregados el viernes pasado. Se espera una respuesta de la administración estadounidense durante esta semana.
En paralelo, el Gobierno mexicano acelera la implementación del Plan México, orientado a robustecer la economía frente al nuevo entorno comercial. La estrategia contempla un aumento en el contenido nacional de la producción y un estímulo a nuevas inversiones.
“Este jueves tendremos anuncios muy importantes, inversiones en México, nuevas inversiones”, adelantó.
El tipo de cambio refleja la solidez del peso frente al dólar, reforzando la confianza de los mercados.
“Inclusive yo diría que tenemos un tipo de cambio demasiado bueno, hoy en día, para nuestros exportadores”.
México apuesta por la vía diplomática y económica. Confía en que la razón y los lazos industriales pesen más que las presiones proteccionistas.
Cortesía de Expansión
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