México, menos problemático

Pocos augurábamos los resultados que vemos hasta ahora. El mejor activo de inversión para un inversionista nacional ha sido la Bolsa local, cuyo índice principal, el S&P/BMV IPC presenta un rendimiento de 22.55% en lo que va del año hasta el día de ayer 09 de septiembre.

El peso registra una revaluación de cerca del 10% contra el cierre del año anterior y su cotización frente al dólar se ubica en 18.62; la inflación continúa descendiendo y el Banco de México ha podido disminuir la tasa de interés de referencia en 3.5 puntos porcentuales para ubicarla hoy en día en 7.75 por ciento.

¿Qué ha pasado? Cerramos el 2024 con un amargo sabor después de la fuerte devaluación del peso del año pasado, una inflación elevada y un crecimiento en descenso.

Los augurios no eran buenos, en especial por la presión que se detectaba en las finanzas públicas en donde el déficit fiscal alcanzó un nivel preocupante de 5.0% del PIB. El menor crecimiento y la crítica situación de Pemex no hacían pensar en un desempeño positivo.

Luego vino el “Día de la Liberación” de Trump en abril y amenazas concretas de aplicar tarifas arancelarias de un elevado porcentaje sobre todos los productos mexicanos si no se cumplían exigencias en los temas migratorio y de seguridad.

En ese momento el peso sufrió una devaluación y la bolsa un ajuste, como todos los activos en el mundo, sufrimos de la expansión del pánico ante las medidas latentes.

Posiblemente el primer factor que ha originado la separación de México en el comportamiento de sus mercados contra el resto de los mercados emergentes ha sido precisamente la diferenciación que desde abril ha hecho el gobierno norteamericano en su beligerancia comercial. La amenaza contra México ha sido no solo pospuesta, sino parece haberse reducido.

Los inversionistas globales reconocen que la actitud “pacífica” de México y el cumplimiento de exigencias puntales en los temas mencionados, principalmente el de seguridad, mantienen acallado al gobierno norteamericano en lo que parece ser el final de la escalada de imposición de aranceles comerciales.

Posiblemente el siguiente episodio será la revisión del T-MEC, que no debiera parecerse a las negociaciones forzadas que tuvieron que realizar socios comerciales del tamaño del Reino Unido, Europa o Japón con los Estados Unidos.

En segundo lugar, hay que reconocer que el gobierno ha sido disciplinado en cuanto al manejo de sus recursos. La disciplina presupuestal proviene de seguir mejorando la recaudación y de aplicar recortes importantes en muchas dependencias. Puede haber mucha gente que no esté de acuerdo con la orientación del gasto y el esquema de reparto, pero al menos no hemos visto el desastre que se auguraba.

Parte de esa labor positiva ha sido el enfrentamiento a los vencimientos de deuda y en especial las acciones para reparar la perspectiva de Pemex. La emisión de bonos especiales con un riesgo compartido entre Pemex y el Gobierno para recomprar la mitad de los bonos con vencimiento dentro de los próximos cuatro años fue un éxito.

El día ayer, la calificadora Moody’s elevó la calificación de la deuda de Pemex de B3 a B1 con perspectiva estable. A principios de septiembre la calificadora Standard & Poors ratificó la calificación de BBB global de la deuda soberana de México. Las tasas de los bonos de Pemex han reducido su nivel a mínimos no vistos hace un par de años.

Muchos analistas no creímos en la capacidad del gobierno de salir adelante sin problemas con la presión que las finanzas publicas representaban este año. Quienes en algún momento abrimos la posibilidad a que la calificación de la deuda tanto soberana como de Pemex fuera revisada a la baja nos hemos topado con lo contrario.

En un sentido estrictamente financiero, México parece haber hecho la tarea. Ahora falta solucionar el problema del escaso crecimiento. En los Criterios de Política Económica presentados ayer se pronostica un crecimiento en 2026 de 2.0% en promedio; parece optimista, y en estos momentos es menos difícil otorgarle el beneficio de la duda.

*Rodolfo Campuzano Meza es director general de INVEX Operadora de Fondos de Inversión.

Cortesía de El Economista



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