México supera su rol de maquila y gana terreno en la cadena mundial de electrónicos

México está dejando atrás su histórica dependencia de la maquila para convertirse en un eslabón cada vez más estratégico dentro de la cadena global de suministro de productos electrónicos. 

A partir de los cambios geopolíticos y la pandemia de Covid-19, el país se ha posicionado como uno de los principales beneficiarios del nuevo reordenamiento industrial, al ganar protagonismo no solo en manufactura, sino también en diseño e innovación.

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“Estamos viviendo un momento extraordinario. México está resultando, irónicamente, uno de los ganadores de esta nueva coyuntura geopolítica”, dijo en entrevista Lorena Villanueva, directora general de la Asociación Global de Electrónica, antes conocida como IPC.

El cierre de fronteras en China durante la pandemia y la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y el país asiático aceleraron una reconfiguración del mapa global de manufactura que abrió oportunidades para el país.

La industria electrónica representa hoy uno de los pilares del comercio global. De acuerdo con Villanueva, uno de cada cinco dólares del comercio mundial proviene de este sector.

“Es la industria que mueve al mundo”, dijo.

México, históricamente relegado a la función de ensamble, comienza ahora a escalar hacia etapas de mayor valor agregado, impulsado por el fenómeno de la relocalización de plantas de producción (nearshoring) y una creciente presión para cumplir con los lineamientos del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

En 2024, las compras y ventas entre México y el mundo de equipos eléctricos y electrónicos ascendieron a 237,817 millones de dólares. Estados Unidos compra 88.8% de los productos de este sector provenientes de México; mientras que el país importa la mayoría de los insumos de esta industria desde China, con 33.2 por ciento.

De manufactura a “mentefactura”

Durante las últimas dos décadas, la industria electrónica mexicana se ha asentado en los estados fronterizos. Chihuahua, Baja California y Nuevo León, junto con la Ciudad de México y Jalisco, son los estados con una mayor vocación por la industria electrónica.

En lugares como Ciudad Juárez, conocida como una de las capitales mundiales del arnés de cable, 65% de la actividad sigue siendo manufacturera. El ensamble de tarjetas PCB (tarjetas de circuito impreso) y arneses de cable continúa dominando el panorama, pero el enfoque está cambiando.

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“Desde hace un par de años estamos viendo que México se está moviendo de ser un país netamente manufacturero a uno más enfocado en la innovación y el diseño”, dijo Villanueva.

La directora de la asociación lo llama el paso de la “manufactura” a la “mentefactura”. Esta transformación no solo implica una evolución en los procesos de producción, sino también en la forma en que se capacita a la fuerza laboral.

Aunque aún es lejana la posibilidad de fabricar semiconductores a gran escala, México ya participa activamente en otras etapas clave del ecosistema: diseño de tarjetas, integración de líneas de producción y ensamble avanzado.

“La industria de semiconductores requiere enormes cantidades de energía que México aún no puede garantizar. Pero todo lo que rodea a esa industria ya se está haciendo aquí”, dijo.

Educación

La Global Electronics Association —que agrupa a más de 3,000 miembros de la industria— ha identificado un déficit estructural dentro de la industria: si México aspirara a satisfacer la demanda global de talento en electrónica, enfrentaría una brecha hipotética de 5 millones de ingenieros. Actualmente, el país forma aproximadamente 175,000 ingenieros al año, frente a una demanda estimada de 650,000.

“La única forma en que vamos a poder convertirnos en el socio estratégico de Estados Unidos en esta industria es a través del desarrollo del talento”, dijo Villanueva.

El problema, según la ejecutiva, es que muchas empresas aún consideran la capacitación como un gasto y no como una inversión.

La asociación trabaja activamente para cerrar esta brecha mediante la implementación de estándares IPC, programas de certificación y alianzas con instituciones educativas.

Dos normas son especialmente relevantes en México: la IPC-A-610, que define los criterios de aceptabilidad para el ensamble de tarjetas electrónicas, y la IPC-A-620, centrada en los arneses de cable. Ambas representan actualmente más de 50% del uso de estándares en el país.

Aeroespacial y automotriz

Si bien la manufactura tradicional sigue siendo dominante, sectores como el automotriz y el aeroespacial están ganando terreno en el uso de estándares avanzados.

“Vemos un crecimiento importante en las certificaciones orientadas a vehículos eléctricos y a la industria aeroespacial, particularmente en estados como Querétaro”, dijo Villanueva.

La capital queretana alberga la Unidad de Alta Tecnología de la UNAM, que ofrece programas especializados en aeronáutica y colabora con la Global Electronics Association para capacitar talento técnico.

“Tenemos un convenio firmado con la UNAM y el gobierno estatal para apoyar a la industria local con normas, certificaciones y entrenamiento”.

Aranceles y T-MEC

Uno de los desafíos más recientes ha sido el endurecimiento de reglas de origen y aranceles asociados al T-MEC. Sin embargo, Villanueva considera que la tendencia de crecimiento del sector electrónico en México no se ha visto afectada.

De hecho, el país continúa atrayendo inversiones chinas como parte de las estrategias de reubicación de producción hacia América del Norte.

“Estamos comprometidos con la estabilidad y el fortalecimiento del comercio regional”, dijo.

La asociación mantiene representación en China y participa activamente en los foros binacionales de semiconductores, en particular en los temas vinculados al desarrollo de talento.

Plan México

Villanueva asegura que México ya está ejecutando un plan claro: aprovechar el nuevo orden geopolítico para posicionarse como socio estratégico de Estados Unidos en la cadena de suministro de electrónicos.

El Plan México, lanzado por el gobierno federal, tiene como meta colocar al país como pieza clave en este engranaje industrial.

“Estamos alineados a nivel municipal, estatal y federal. Y lo único que nos permitirá lograr esta transformación es la educación”, dijo.

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Cortesía de El Economista



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