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- Autor, Jane Deith y Emma Forde
- Título del autor, BBC File on 4 Investigates
Kate jamás se podría haber imaginado lo que su marido le iba a contar, una noche que ambos se despertaron para conversar.
“Te he estado violando. Te he estado sedando y tomándote fotografías durante años”.
Kate (no es su nombre real) se quedó sin palabras. Se quedó congelada. Simplemente no podía entender lo que él estaba diciendo.
“Me lo contó casi como si fuera cualquier cosa, como ‘mañana cenaremos espaguetis a la boloñesa. ¿te importa traer el pan?'”.
Advertencia: esta historia contiene descripciones de violencia sexual.
Durante años, a puerta cerrada, su marido había sido controlador y abusivo. Era violento y abusaba de las pastillas recetadas.
A lo largo de los años, Kate había despertado en ocasiones y lo había encontrado teniendo relaciones sexuales con ella, algo para lo que no podía dar su consentimiento porque estaba dormida. Esto era una violación.
Después, él se arrepentía, convenciéndola de que había estado dormido y no sabía lo que hacía. Le decía que estaba enfermo y que debía haber algo mal con él.
Kate lo apoyó para que buscara ayuda médica.
Pero en ese momento no tenía ni idea de que él le había estado poniendo somníferos en el té por la noche, práctica conocida como spiking en Reino Unido, para poder violarla mientras dormía.
Después de la verdad

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Tras su confesión, su esposo le dijo que si acudía a la policía, su vida se acabaría. Así que Kate no lo hizo.
Era el padre de sus hijos. No quería creer que alguien con quien había compartido su vida fuera capaz de querer hacerle tanto daño.
Sin embargo, durante los meses siguientes, el horror de lo que él decía haberle estado haciendo empezó a tener consecuencias físicas.
Kate cuenta que enfermó gravemente, perdió mucho peso y empezó a sufrir ataques de pánico.
Casi un año después de la confesión, durante un ataque de pánico particularmente fuerte, Kate le contó todo a su hermana.
Su hermana llamó a su madre, quien llamó a la policía. El marido de Kate fue arrestado e interrogado.
Sin embargo, cuatro días después, Kate contactó con la Policía de Devon y Cornwall diciendo que no quería seguir adelante con el caso.
“Simplemente no estaba preparada”, dice. “Sentía un profundo dolor. No solo por mí, sino por los niños. Su padre nunca sería quien fue en el pasado”.
Kate ya no quería que su marido estuviera en casa, así que él se mudó.
Después de esto, empezó a pensar con más claridad sobre lo sucedido. Seis meses después, Kate volvió a la policía.
Se inició una investigación, dirigida por el detective Mike Smith.
Kate afirma que el detective la ayudó a comprender que había sobrevivido a un delito grave: “Me ayudó a recuperar mi poder. No me di cuenta conscientemente de que me lo habían arrebatado. Me explicó que fue una violación”.
Buscando evidencia

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El historial médico de su (ahora ex) esposo proporcionó una prueba crucial. Tras confesarse con Kate, había pagado una consulta privada con un psiquiatra.
Durante la sesión, describió haber “drogado a su esposa para tener relaciones sexuales con ella mientras dormía”. Esta confesión quedó registrada en las notas del psiquiatra.
Kate afirma que su esposo también se confesó con algunas personas de Narcóticos Anónimos, así como con amigos de la iglesia a la que ambos asistían.
Los archivos policiales del caso finalmente se presentaron ante la Fiscalía de la Corona (CPS), pero esta decidió no presentar cargos.
Kate no entendía por qué.
“Pensé: si no tienen suficientes pruebas en mi caso para condenar, con las confesiones del agresor, ¿cómo puede alguien más tener alguna posibilidad?”, plantea.
Devastada, solicitó una revisión formal de las decisiones de la CPS. Seis meses después, la CPS anunció que su exesposo sí sería acusado. El organismo también admitió que “la decisión original tomada por nuestro fiscal acusador fue errónea”.
“Si bien acertamos en la gran mayoría de nuestras decisiones de acusación a la primera, esto no fue así en este caso y pedimos disculpas a la víctima por la angustia que esto le haya causado”, declaró un portavoz de la CPS al programa de la BBC File on 4 Investigates.
El juicio

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El caso llegó a los tribunales en 2022, cinco años después de que el exmarido de Kate le hiciera su confesión.
Durante el juicio, el hombre alegó que Kate había tenido la fantasía sexual de estar atada mientras dormía y despertar en esa posición para tener relaciones sexuales consentidas.
Admitió haberla drogado, pero dijo que era para poder atarla sin despertarla. Negó que fuera para violarla, pero el jurado no le creyó.
“Me pareció absolutamente absurdo”, declaró el detective Con Smith. “Es lo más traumático de su vida y la estaban pintando como una persona completamente comprometida con algún tipo de fetiche sexual”.
Tras un juicio de una semana, el exmarido fue declarado culpable de violación, agresión sexual con penetración y administración intencionada de una sustancia.
En la sentencia, el juez lo describió como “una persona egocéntrica, que priorizaba constantemente sus propias necesidades”, y que no había mostrado “ningún remordimiento personal real”.
Fue sentenciado a 11 años de prisión y se le impuso una orden de alejamiento de por vida.
Tres años después, Kate intenta reconstruir su vida con sus hijos. Desde entonces, le han diagnosticado trastorno de estrés postraumático (TEPT) y un trastorno neurológico, causados por el trauma que vivió.
Kate ve similitudes entre su caso y el de Gisèle Pelicot, la mujer francesa cuyo exmarido la drogó y violó, y además reclutó a decenas de hombres para que abusaran de ella.
“Recuerdo que en aquel momento simplemente esperaba y rezaba para que ella recibiera el apoyo y la validación que necesitaba”, dice Kate.
“Control químico” es el término que se utiliza ahora para los maltratadores domésticos que usan la medicación como arma.
“Probablemente esté bastante extendido”, advierte la profesora Marianne Hester, del Centro de Investigación de Género y Violencia de la Universidad de Bristol.
“Siempre lo pienso como las herramientas del maltratador”, dice. “Si hay medicamentos recetados en casa, ¿el agresor los está utilizando de alguna manera como parte del abuso?”.
“Control químico”

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Delitos como el spiking no se reportan con la suficiente frecuencia, en parte debido a los cambios en la forma en que la policía registra los crímenes, afirma Dame Nicole Jacobs, comisionada de Violencia Doméstica de Inglaterra y Gales.
“Si los ministros quieren garantizar que las medidas que implementen para reducir a la mitad la violencia contra las mujeres y las niñas durante la próxima década estén reduciendo los daños, debemos contabilizar con precisión todos los delitos relacionados con la violencia doméstica denunciados a la policía”, afirma.
“Esto es fundamental no solo para garantizar que los agresores rindan cuentas, sino también para que las víctimas reciban la ayuda necesaria para reconstruirse tras el abuso”.
El Ministerio del Interior nos informó que está desarrollando un software policial que podrá identificar los incidentes de spiking que se producen como parte de otro delito.
En virtud de un proyecto de ley actualmente en trámite en el Parlamento, el gobierno está creando lo que se describe como un nuevo, “moderno”, delito de “la administración de una sustancia nociva, incluido el spiking“, buscando animar a las víctimas a que lo denuncien ante la policía.
El spiking ya es un delito en todo Reino Unido, contemplado en otras leyes, incluida la Ley de Delitos contra la Persona de 1861.
Con la nueva ley, que se aplicará en Inglaterra y Gales, los autores se enfrentarán a hasta 10 años de cárcel.
El Ministerio de Justicia afirma que la creación de un delito específico ayudará a la policía a rastrear el spiking y animará a más víctimas a denunciar estos delitos.
Jess Phillips, ministra de Protección y Violencia contra las Mujeres y las Niñas, calificó el spiking como “un delito vil que viola la confianza y la seguridad de las víctimas”, en una declaración a File On 4 Investigates.
Kate finalmente obtuvo justicia. Pero su exmarido no estaría en prisión si no se hubiera enfrentado a la Fiscalía cuando esta consideró que el caso no tenía una probabilidad real de condena.
“Quiero que otras personas entiendan que el abuso ocurre de forma mucho más discreta de lo que creen”, dice Kate. “Todavía estoy aprendiendo bien qué me pasó y cómo me afectó”.

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Cortesía de BBC Noticias
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