Mientras el plátano es la fruta tropical más cultivada en México, en África decidieron usarlo para algo diferente: vino

La domesticación del plátano comenzó hace alrededor de 7,000 años, durante el Neolítico. Actualmente existen 500 variedades de esta fruta y se cultivan en 135 países, incluyendo México, que ocupa el lugar número 18 con una producción de más de 2 millones de toneladas anuales. El plátano no es solo una de las frutas más exportadas de nuestro país, también es de las más consumidas.

En otros países, como España, se desperdicia gran parte de su producción. Tan solo en 2023, en Canarias, 26.5 millones de kilos de plátano se fueron a la basura debido a la “pica”, un mecanismo para regular la oferta y evitar caídas en los precios. En busca de soluciones, muchos han tomado el ejemplo de países como Malawi, donde se elabora vino a partir de esta fruta.

Malawi y el vino de plátano

Por extraño que parezca, la Real Academia Española (RAE) reconoce como vino al “zumo fermentado de plantas o frutos distintos de la uva“, como el vino de arroz o de piña (sí, también existe). En Malawi, los productores se enfrentan a la maduración acelerada de las frutas a causa de una serie de problemas generados por el cambio climático. Para evitar perder sus cosechas, desde hace algunos años comenzaron a producir este tipo de vino.

De acuerdo con la BBC, el proceso de fabricación del vino de plátano es sencillo: consiste en pelar y cortar en trozos pequeños los plátanos que ya están demasiado maduros. Los trozos resultantes se pesan y se mezclan con azúcar, levadura, pasas, agua y se cubren con limones. Finalmente, la mezcla se deja fermentar durante varias semanas. El resultado es “un vino potente y aromático, que contiene un 13% de alcohol, similar al vino elaborado con uvas“.

De acuerdo con algunos expertos, el producto no está nada mal. Por ejemplo, un entusiasta del vino de la región llamado Paul Kamwendo dijo a la BBC que “es suave y ligero, casi como un vino de postre“. Por otra parte, el periodista gastronómico Jordi Luque explicó al diario El País que se trata de “un vino aromático, fácil, agradable, a la altura y en el estilo de muchísimos verdejos del supermercado que tanto triunfan comercialmente“.

No es solo algo de Malawi

Desde el año 2000, el plátano ha ido ganando terreno en otros países como Tanzania, donde producen puré, azúcar y levaduras del vino a partir de este fruto. En Filipinas, la fabricación de vino de plátano ya está regulada, y en India existen varios proyectos cuya meta es el desarrollo de tecnologías que permitan industrializarlo.

Volviendo al caso de Canarias, hace más de cinco años que Bodegas Platé, en Tenerife, fabrica vino a partir de esta fruta. Tan solo en su primer año, 2019, la empresa produjo 20,000 botellas. En México hay quienes elaboran y comercializan vinos de frutas fabricados de manera artesanal. En Chiapas, una empresa llamada San Marino elabora un licor de plátano que, según su descripción, “tiene un color amarillo claro llamativo con una consistencia ligeramente espesa” y es ideal para hacer postres y cocteles.

Lo cierto es que la producción de vino a nivel mundial no pasa por un buen momento. Según Swissinfo, esta se enfrenta a una de sus peores caídas desde el 1961 debido al cambio climático. Por si fuera poco, tan solo en el primer semestre del 2024, el consumo mundial cayó un 3.9% con respecto al 2023. Aunque el vino de plátano aún sea un producto de nicho, puede que se trate del soplo de aire fresco que se necesita para revitalizar a la industria.

Cortesía de Xataka



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