El 10 de agosto de 2024, la administración estatal encabezada por Enrique Alfaro organizó un evento para presumir la inauguración del parque Luis Quintanar (antes parque de la Solidaridad), con una inversión de 864 millones de pesos. Sin embargo, en la primera tormenta fuerte de este año se registró el desbordamiento del arroyo de Osorio, lo que provocó daños severos y el cierre del área recreativa, ubicada en la zona limítrofe entre Guadalajara y Tonalá.
El parque quedó cubierto de lodo y escombros. La cancha de fútbol con pasto sintético fue destruida, las luminarias y los juegos resultaron dañados, el puente peatonal colapsó, al igual que parte de la estructura de la presa de Osorio, contigua al sitio. También hubo daños en la mampostería, compuertas, desgajes laterales en los taludes y socavones de hasta dos metros de profundidad. Parte de las pistas para caminar o correr desaparecieron.
Tras una inversión millonaria y a menos de un año de su inauguración: ¿Qué sucedió y qué falló? Al respecto, el secretario de Infraestructura y Obra Pública (SIOP) de Jalisco, David Zamora, respondió: “Fue una situación de lluvia atípica. Ahí existe una cortina, es un vaso regulador… y el agua reconoció su cauce original”.
La administración estatal había calificado la rehabilitación -que duró cinco años y medio- como la más importante en la historia del parque. La transformación fue “profunda”: se modernizó la infraestructura existente, se construyó una planta de tratamiento de aguas residuales, un puente peatonal, nuevas áreas deportivas y se rehabilitaron los humedales y el arroyo de Osorio.

No obstante, Zamora descartó cualquier falla en la obra: “Fue una lluvia totalmente extraordinaria, funcionó como un vaso regulador. La basura y todo lo que los ciudadanos han tirado ahí tapó totalmente los cauces”, justificó.
Por lo pronto, habrá una declaratoria de emergencia. Y la Comisión Estatal del Agua está realizando los peritajes para definir las obras necesarias.
Para Josué Sánchez Tapetillo, especialista en gestión de recursos hídricos, el problema es evidente: hubo omisiones tanto en la asignación presupuestal como en la ejecución de obras para manejar los escurrimientos provenientes de la parte alta de la cuenca de Osorio.
“Si vas a intervenir una zona cuya principal característica es ser un sitio hidrológico importante, y no destinas presupuesto para resolver una problemática histórica, eso es una omisión”.

Entre sus propuestas están ampliar los pasos pluviales, canales y puentes para permitir un mayor flujo de agua, así como instalar protecciones adicionales en las inmediaciones de los arroyos y reforzar el desazolve.
Carlos Ornelas, académico de la Universidad Panamericana, agregó que el crecimiento urbano ha modificado los cauces naturales, y no descartó que la infraestructura construida haya sido insuficiente: “Es probable que la infraestructura se haya quedado corta”.
Arturo Gleason, académico de la UdeG, explicó que la cuenca está densamente urbanizada, lo que incrementa los escurrimientos. Por eso recomendó controlar el crecimiento urbano.
El SIAPA contestó que las labores de limpieza y desazolve dentro del parque no son de su competencia. Y la Agencia Metropolitana de Bosques Urbanos -administradora del espacio-, reconoció que no se realizaron intervenciones en la infraestructura hidráulica del lugar el año pasado. Al igual que Zamora, atribuyó los daños a “un torrencial que no habíamos tenido históricamente”.
Cortesía de El Informador
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