Luego del Everest, el K2 es la segunda cima más alta del planeta, y también uno de los picos más difíciles y peligrosos de escalar. Su nombre proviene de la cordillera del Karakórum, y se encuentra en una zona remota de Cachemira, entre Pakistán e India. En este lugar ya se ha documentado la presencia de uno de los grandes problemas de la humanidad: la contaminación, y con ella, también el deshielo.
De acuerdo con un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores, se encontraron restos de carbono negro en el glaciar Godwin-Austen, además de en la superficie del K2, una presencia que puede representar un riesgo para el hielo de la zona montañosa que alimenta un río del cual dependen más de mil millones de personas para su abastecimiento de agua potable.
Este carbono negro se presenta como pequeñas partículas de carbono, producto de la combustión incompleta de diversos compuestos, y se manifiesta en forma de partículas volátiles conocidas como materia particulada. Estas pueden afectar tanto al medio ambiente como a la salud de los seres vivos.
El equipo responsable del estudio señaló que, una vez que las partículas de carbono negro se depositan sobre la nieve o el hielo, pueden acelerar su derretimiento, lo que contribuye a la pérdida de masa helada y reduce el tiempo que la nieve permanece en la superficie.
Como parte de su trabajo, los investigadores recolectaron muestras de nieve superficial en los campos 1 y 2 del K2 entre 2018 y 2019. También realizaron un muestreo en las paredes de dos pozos excavados en la capa de nieve del glaciar.
Además, se llevó a cabo un análisis isotópico de la nieve para estimar el momento en que comenzó a acumularse, ya que interpretar con precisión los datos del carbono negro es esencial para determinar el origen de las partículas y la dinámica de la capa de nieve.
El rastro del carbono negro y su vínculo con otras regiones
El análisis reveló que la nieve del glaciar es estacional, se acumula entre octubre y el final del invierno, y desaparece durante la primavera y el verano. Esto permitió identificar con mayor precisión en qué momento se depositaron las concentraciones de carbono negro en la región.
En las muestras estudiadas, se constató que el carbono acumulado en el otoño de 2018 tuvo su origen principalmente en la cuenca norte del río Indo. En cambio, las concentraciones encontradas durante el invierno de 2018 y 2019 tuvieron influencia de regiones como Oriente Medio, Europa del Este y Asia Central.

Esto también proporciona datos adicionales. Por ejemplo, aunque el deshielo de glaciares y otras zonas heladas suele asociarse al cambio climático por las altas concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero, este no es el único fenómeno relacionado con ese proceso, ni el deshielo es su único resultado.
Por lo pronto, es necesario comprender cómo interactúan todos los factores involucrados, para entender mejor sus posibles efectos tanto sobre las personas como en los ecosistemas.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: