
En la última década, el matcha pasó de ser un té tradicional japonés a un símbolo global de estilo de vida saludable. Su color verde intenso, su historia ceremonial y su popularidad en redes sociales y cafeterías especializadas lo han convertido en un ingrediente muy demandado, en algunos lugares incluso mencionan su escasez. Entre sus muchos atributos, se le atribuye la capacidad de ser un “quemagrasa natural” y un aliado para bajar de peso, una idea que se ha reforzado con el marketing y el boca a boca. Pero más allá de la tendencia, conviene preguntarse: ¿qué tan cierto es esto?
Los beneficios reales detrás del matcha
El matcha se elabora a partir de hojas jóvenes de té verde que se muelen hasta obtener un polvo muy fino. A diferencia de otras infusiones, aquí se consume toda la hoja, lo que concentra más nutrientes y compuestos bioactivos. Uno de los más estudiados es la epigalocatequina galato (EGCG), una catequina con propiedades antioxidantes reconocidas y cierta capacidad para estimular la termogénesis, un proceso mediante el cual el cuerpo quema calorías para generar calor.
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Además de las catequinas, el matcha aporta cafeína en una cantidad moderada, que resulta suficiente para activar al organismo sin generar los picos abruptos de energía del café. Esto se traduce en mayor concentración y un estímulo sostenido que puede ayudar a mejorar el rendimiento físico. Aunque este efecto no es milagroso, puede ser un complemento útil para quienes buscan mantenerse activos y quemar más calorías a lo largo del día.
Té matcha
Los límites y los mitos más comunes
A pesar de estos beneficios, muchas ideas alrededor del matcha son exageradas o incorrectas. No existe evidencia que demuestre que tomar matcha produzca una pérdida de peso inmediata o significativa sin cambios en la alimentación y la actividad física. Ningún té o suplemento puede reemplazar la base de una dieta equilibrada y el ejercicio regular.
Otro error frecuente es asumir que consumir más matcha garantiza mejores resultados. Ingerirlo en exceso no solo no acelera la quema de grasa, sino que puede causar efectos secundarios como insomnio, ansiedad o irritación gástrica en personas sensibles a la cafeína.
Té matcha
También es importante aclarar que no todo el matcha es igual. Existen diferentes calidades: el grado culinario, más económico, suele tener un sabor más áspero y es ideal para cocinar o mezclar en postres, mientras que el grado ceremonial destaca por su sabor más fino y equilibrado, pero a un precio más elevado. En México, un envase de 30 gramos de matcha culinario suele costar entre 100 y 300 pesos, mientras que el ceremonial puede rondar entre 200 y 600 pesos o incluso más, dependiendo de su origen y proceso de cultivo.
¿Cómo integrarlo a la dieta?
Consumir matcha de forma responsable implica moderación y preparación adecuada. Lo recomendable es usar entre uno y dos gramos al día, aproximadamente media a una cucharadita. Para conservar sus propiedades, se sugiere disolverlo primero en un poco de agua caliente (sin hervir) y luego completar con más agua o leche, ya sea animal o vegetal. Esta preparación puede disfrutarse como bebida caliente o fría, en forma de latte, smoothie o incluso como ingrediente en repostería saludable.
El mejor momento para tomar matcha suele ser por la mañana o antes de la actividad física, ya que su contenido de cafeína y antioxidantes puede ayudar a mejorar el enfoque y el rendimiento. Por el contrario, su consumo por la noche puede dificultar el sueño. Además, las personas con hipertensión, gastritis o sensibilidad a la cafeína deberían consultar a un especialista antes de incorporarlo de forma regular a su alimentación.
Cortesía de El Economista
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