Hoy en día la inteligencia artificial se ha posicionado como una herramienta de gran utilidad en varios aspectos de la vida diaria. Sin embargo, con el auge de esta tecnología han surgido varios problemas, uno de ellos es un nuevo analfabetismo, más sutil y difícil de detectar: no saber interactuar correctamente con la IA.
Y es que saber cómo usar correctamente esta tecnología es casi tan determinante como aprender a leer y escribir. No se trata de saber programar ni de entender el funcionamiento de los modelos, sino de algo mucho más básico: saber hacer buenas preguntas, saber leer las respuestas, y sobre todo, tener el criterio para desconfiar cuando sea necesario.
Los usuarios pasivos de la IA
Bien usada, la inteligencia artificial puede ser un multiplicador cognitivo, una extensión de nuestra capacidad de análisis. No obstante, el problema radica cuando se es un usuario pasivo que deja que la IA haga todo el trabajo: redactar textos que ni siquiera se revisan o lanzan una pregunta a ChatGPT como si fuese Google y luego simplemente copian y pegan la respuesta, sin detenerse a contrastar la información proporcionada.
En muchas empresas ya se están automatizando tareas como resúmenes informes o análisis. Si antes estas eran tareas cuyo objetivo solía ser formar profesionales en su área, ¿cómo aprenden los nuevos elementos cuando la IA está comenzando a pensar por ellos? Lo peor es que este problema puede ser hereditario, pues si las generaciones actuales no saben usar correctamente la IA, no sabrán pasar el conocimiento a las siguientes.
Es por eso que hace falta alfabetización en IA. Cada vez son más las personas que están aprendiendo a conversar con los modelos de lenguaje grande (LLM, por su siglas en inglés) y usarla como una extensión de ellas mismas para generar ideas que ni los usuarios ni la IA habrían sido capaces de producir por separado.
La alfabetización digital del futuro
Antonio Ortiz, experto en tecnología, lo advirtió con claridad: el riesgo no es que con el uso pasivo de la IA se imponga la mediocridad, sino que esto sea algo imperceptible. Por eso, la alfabetización del futuro no será solo técnica, sino ética y crítica. Las personas necesitarán enseñar (y aprender) a pensar con y frente a la IA.
Esto implica saber cuándo usar estos sistemas como aliados y también cuándo decirles que no. Entender que la clave no está en la herramienta, sino en cómo la usamos. Que no todo lo que se puede automatizar debe automatizarse. Y que seguir pensando, dudando y analizando por nuestra cuenta será el nuevo lujo cognitivo de la era digital.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: