Mujica, el preso político de la dictadura uruguaya

La historia militante de José Mujica tuvo un capítulo central en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, al que se integró en 1964. El futuro presidente tenía entonces 29 años y, como la mayoría de los miembros de la organización fundada por Raúl Sendic, provenía del Partido Nacional. Bajo los seudónimos Facundo, Emiliano y Ulpiano protagonizó asaltos y secuestros a mano armada. En un enfrentamiento recibió seis balazos y en 1969 participó en la Toma de Pando.

A fines de los 60, cuando la violencia se intensificó, Mujica comenzó a ser un habitué de las cárceles uruguayas. Fue uno de los nombres emblemáticos entre los presos políticos y pasó detenido toda la dictadura. De hecho, su cautiverio se inició en 1972, un año antes del autogolpe del presidente uruguayo Juan María Bordaberry. 

Antes de eso, Mujica estuvo entre el centenar de prófugos del espectacular escape del penal de Punta Carretas, el 6 de septiembre de 1971. Se fugaron por un túnel y dejaron en ridículo a las autoridades. Los tupamaros huyeron junto con tres miembros de Organización Popular Revolucionaria-33 Orientales (OPR 33), tres militantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Orientales (FARO) y cinco presos comunes. El túnel comenzó a excavarse el 11 de agosto.

Sin embargo, Mujica cayó detenido a los pocos meses. Estaba preso cuando Bordaberry disolvió el Parlamento, el 27 de junio de 1973. La dictadura que ocupó el gobierno hasta 1985 hizo saber que un grupo de nueve detenidos sería pasado por las armas como represalia por acciones de Tupamaros. En ese grupo de “rehenes” estuvo Mujica junto con Eleuterio Fernández Huidobro (que sería su ministro de Defensa) y el escritor Mauricio Rosencof. Es la historia que narra la película La noche de doce años

Los “rehenes” fueron los presos políticos emblemáticos de los militares y pasaron su cautiverio en condiciones penosas. Mientras, el régimen reprimía y fracasaba en su intento de perpetuarse con la reforma fallida de la Constitución en 1980, al estilo de Augusto Pinochet en Chile.

Mujica estuvo recluido en calabozos contiguos a los de Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, y pasó siete años privado de libros (solo “rumiaba” lecturas pasadas) hasta que, por orden psiquiátrica, le dejaron leer textos de biología y física. En un momento hasta escuchaba “gritar” a las hormigas. Al salir dijo que su cerebro quedó “carcomido de rejas”.

La libertad llegó con la asunción de Julio Sanguinetti, el 1º de marzo de 1985. Los tupamaros se incorporaron al Frente Amplio, cuyo líder, Líber Seregni, no había podido competir por la presidencia en 1984. De a poco, Mujica comenzó a hacerse un nombre y a escalar posiciones hasta convertirse en presidente en 2009. 

Cortesía de Página 12



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