Murciélagos que brillan bajo luz ultravioleta revelan un fenómeno biológico que desconcierta a los científicos

Al abrir las cajas de un museo en Georgia, Estados Unidos, los investigadores no esperaban encontrarse con un espectáculo de luz. Al exponer viejos ejemplares de murciélagos a una lámpara ultravioleta, las alas y las patas comenzaron a brillar con un intenso color verde, igual que si acabaran de ser capturados. Algunos de esos animales habían sido conservados desde la década de 1920, pero su luminosidad seguía intacta. El hallazgo dejó más preguntas que respuestas sobre cómo y por qué ocurre este fenómeno.

El estudio, publicado en Ecology and Evolution en 2025, analizó 60 murciélagos de seis especies diferentes y confirmó que todos compartían el mismo tono de luz verde. Ninguno mostraba diferencias entre machos y hembras ni entre ejemplares recientes y centenarios. El brillo persistente parecía formar parte de su estructura biológica, algo que ni el paso del tiempo ni los procesos de conservación habían logrado borrar.

Para los científicos, esto demuestra que el fenómeno no es una casualidad. Los murciélagos emiten luz verde cuando se exponen a la radiación ultravioleta, un proceso conocido como fotoluminiscencia. Pero, a diferencia de otros casos documentados en mamíferos, esta es la primera vez que se observa de forma tan clara y constante en especies norteamericanas.

Ejemplares de Myotis austroriparius, Lasiurus seminolus, Lasiurus borealis y Eptesicus fuscus observados bajo luz ultravioleta de 410 nm. En la primera columna se muestran iluminados solo con luz UV; en la segunda, con un filtro amarillo que reduce el reflejo ultravioleta; y en la tercera, con un filtro que bloquea la luz azul para revelar únicamente el brillo verde emitido por los murciélagos. Crédito: Roberson et al., Ecology and Evolution (2025).
Ejemplares de Myotis austroriparius, Lasiurus seminolus, Lasiurus borealis y Eptesicus fuscus observados bajo luz ultravioleta de 410 nm. En la primera columna se muestran iluminados solo con luz UV; en la segunda, con un filtro amarillo que reduce el reflejo ultravioleta; y en la tercera, con un filtro que bloquea la luz azul para revelar únicamente el brillo verde emitido por los murciélagos. Crédito: Roberson et al., Ecology and Evolution (2025).

El misterio de por qué brillan

La fotoluminiscencia se produce cuando ciertas moléculas absorben la luz en una longitud de onda corta —como la ultravioleta— y la devuelven en otra más larga, visible. Es el mismo principio que hace brillar algunos minerales o animales marinos. Pero en el caso de los murciélagos, el motivo sigue siendo un enigma. Nadie sabe aún si este resplandor cumple alguna función ecológica o si es un simple efecto secundario de su biología.

Una de las hipótesis más discutidas es que el brillo podría tener un papel en la comunicación entre individuos. Los murciélagos son animales sociales, capaces de reconocerse por el sonido, el olor y, quizás, también por señales visuales.

El rango de color del brillo verde —entre 520 y 552 nanómetros— coincide con el tipo de luz que los ojos de los murciélagos pueden detectar, lo que abre la posibilidad de que puedan verse brillar entre sí. Sin embargo, los investigadores aún no han encontrado pruebas que confirmen esta idea.

Otra posibilidad es que sea una característica heredada de un antepasado común y que hoy ya no tenga ninguna función. En biología, no todos los rasgos visibles son adaptativos: algunos sobreviven simplemente porque no suponen una desventaja. Los científicos sospechan que el brillo verde podría ser un vestigio evolutivo, una señal que alguna vez sirvió para algo, pero cuyo propósito se perdió con el tiempo.

Seis especies, un mismo resplandor

El equipo dirigido por Briana Roberson examinó ejemplares de seis especies: el murciélago pardo (Eptesicus fuscus), el rojo del este (Lasiurus borealis), el seminola (Lasiurus seminolus), el myotis del sureste (Myotis austroriparius), el murciélago gris (Myotis grisescens) y el de cola libre brasileño (Tadarida brasiliensis). A pesar de sus diferencias de hábitat y comportamiento, todos mostraron exactamente la misma tonalidad de luz verde, un hecho que sugiere un origen biológico compartido.

Los investigadores midieron la intensidad del brillo con un espectrorradiómetro, un instrumento que permite registrar la longitud exacta de la luz emitida. Para asegurar resultados precisos, eliminaron cualquier interferencia ambiental, comparando los valores con mediciones de referencia.

El resultado fue una coincidencia sorprendente: los seis tipos de murciélagos brillaban dentro del mismo rango de color, como si su luz proviniera del mismo mecanismo interno.

Lo más llamativo es que ni el paso del tiempo ni las diferencias entre ejemplares alteraron la longitud de onda de la luz emitida. Los murciélagos más antiguos, recolectados hace más de cien años, brillaban igual que los más recientes. Esa consistencia sugiere que la fotoluminiscencia está integrada en la estructura del tejido, probablemente en proteínas o pigmentos que permanecen estables incluso después de décadas.

El hallazgo combina asombro visual y misterio biológico. Fuente: Unsplash. Graham Holtshausen.
El hallazgo combina asombro visual y misterio biológico. Fuente: Unsplash. Graham Holtshausen.

Qué puede (y qué no) explicar el hallazgo

Los investigadores fueron cuidadosos en descartar explicaciones externas. Analizaron si bacterias o hongos podían ser los responsables del brillo, pero al trabajar con ejemplares preservados en museo, esas posibilidades se reducen al mínimo.

También compararon sus hallazgos con otros casos de mamíferos que emiten luz bajo radiación ultravioleta, como el ornitorrinco o ciertos marsupiales, y descubrieron que el color verde de los murciélagos no coincide con los tonos rojizos o azulados observados en otros animales.

Algunos estudios han demostrado que en otras especies los pigmentos llamados porfirinas pueden generar una fluorescencia roja, mientras que compuestos derivados del triptófano producen reflejos azulados. Pero el brillo verde de estos murciélagos parece provenir de otra fuente aún no identificada. Esta diferencia refuerza la idea de que la fotoluminiscencia en los murciélagos norteamericanos podría tener una base evolutiva propia.

Sin embargo, el misterio continúa. En la naturaleza, los murciélagos viven en lugares con muy poca luz ultravioleta: cuevas, huecos de árboles o estructuras oscuras. Si no hay suficiente radiación UV en su entorno, es posible que ese brillo nunca se vea fuera del laboratorio. Los científicos aún no saben si los murciélagos realmente brillan en su ambiente natural o si su luminosidad solo se revela bajo condiciones artificiales.

Este hallazgo reabre preguntas sobre la evolución de la comunicación visual en los mamíferos nocturnos.
Este hallazgo reabre preguntas sobre la evolución de la comunicación visual en los mamíferos nocturnos. Fuente: Unsplash.

Lo que este hallazgo nos deja

Más allá de lo curioso del fenómeno, el estudio abre una nueva línea de investigación sobre cómo y por qué algunos mamíferos producen luz. También demuestra el enorme valor de las colecciones de museo, donde es posible descubrir fenómenos biológicos que han estado literalmente guardados en cajones durante décadas. Que el brillo verde se conserve intacto durante más de un siglo es una muestra de lo mucho que aún pueden aportar estos ejemplares al conocimiento científico.

Para entender si la fotoluminiscencia tiene algún propósito, los investigadores proponen estudiar murciélagos vivos y medir cómo reaccionan a su propia luz. También será necesario evaluar cuánta radiación ultravioleta hay realmente en sus hábitats naturales y si esa luz podría activar el resplandor en condiciones normales. Solo entonces se podrá saber si este brillo cumple una función biológica o si es una simple curiosidad evolutiva.

De momento, lo único claro es que estos pequeños mamíferos guardan un secreto que ha sobrevivido al tiempo. Un murciélago recolectado en 1922 y uno capturado un siglo después brillan exactamente igual bajo la misma luz. Y aunque nadie sepa aún por qué, ambos parecen recordarnos que incluso en los estantes silenciosos de un museo todavía hay descubrimientos esperando ser iluminados.

Referencias

  • Roberson, B. J., Perea, S., DeRose‐Broeckert, D., & Castleberry, S. B. (2025). Glowing Green: A Quantitative Analysis of Photoluminescence in Six North American Bat Species. Ecology and Evolution15(8), e71885. doi: 10.1002/ece3.71885

Cortesía de Muy Interesante



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