Rick Davies, cantante y cofundador de el reconocido grupo británico Supertramp, murió a los 81 años, después de una dura y larga batalla contra el cáncer.
La noticia fue confirmada a través de los canales oficiales de la banda, donde se publicó un sentido texto de despedida. “Fue la voz y el pianista detrás de las canciones más emblemáticas de Supertramp, dejando una huella indeleble en la historia de la música rock. Su voz llena de alma y su inconfundible toque en el Wurlitzer se convirtieron en el latido del sonido del grupo”, expresa el mensaje.
Davies había sido diagnosticado con cáncer en 2015, momento en el que fue honesto con sus fans, comunicó lo que le estaba pasando y tomó la decisión de discontinuar sus actividades como músico. Una vez que pasó la primera fase agresiva de la enfermedad, empezó a cantar en bares y pequeños clubes, donde interpretaba principalmente temas de R&B.
Durante años, Rick fue el líder de Supertramp junto con Roger Hodgson. Y a pesar de que las canciones más conocidas del grupo fueron escritas y cantadas por su compañero, algunos temas recordados eran de puño y letra de Rick, como Goodbye Stranger o Bloody Well Right.
Davies nació en Swindon, Reino Unido, el 22 de julio de 1944. Desde muy joven, supo que su sueño era ser músico. Por ende, decidió formarse con prestigiosos maestros. Primero, estudió para ser baterista y, más adelante, aprendió a tocar el teclado, el instrumento que más lo acompañó hasta sus últimos días.
En 1969, en busca de nuevas oportunidades que le permitieran compartir su talento con el mundo, publicó un anuncio convocando a músicos para formar una banda. Hodgson fue uno de los primeros en responder.
Al principio, arrancaron bajo el nombre Daddy, hasta que luego de un par de meses se bautizaron oficialmente como Supertramp.
Con una propuesta que mezclaba rock progresivo, pop y tintes de jazz, la banda se consolidó en la primera mitad de los ’70, aunque el gran salto internacional llegó con el álbum Crime of the Century (1974), que contenía clásicos como Dreamer y School.
El éxito se multiplicó con discos como Even in the Quietest Moments (1977) y, sobre todo, con Breakfast in America (1979), que vendió más de 20 millones de copias en todo el mundo y se convirtió en una de las placas más influyentes de la década. Temas como The Logical Song, Take the Long Way Home y Goodbye Stranger marcaron a toda una generación.
Tras la partida de Hodgson en 1983, Davies se hizo cargo del rumbo de la banda y mantuvo vivo el nombre de Supertramp con distintas formaciones. Si bien los años posteriores no alcanzaron el mismo nivel de gloria que en la etapa dorada, Rick continuó girando por el mundo y editando discos, siempre fiel a su estilo sobrio y elegante. Su último tour con el grupo fue en 2010, con la gira “70-10”, que celebraba las cuatro décadas de historia del proyecto.
Más allá de los números y los discos vendidos, lo que distinguió a Davies fue su capacidad para unir lo técnico y lo emocional en cada interpretación. Su manera de tocar el piano eléctrico Wurlitzer se convirtió en una marca registrada, al punto de que muchos músicos lo reconocen como uno de los grandes referentes del instrumento dentro del rock.
Supertramp no hubiera existido sin él, y probablemente tampoco una parte del sonido de los años ’70 y ’80 que marcó a millones de oyentes en todo el planeta. Rick Davies deja un legado inmenso: canciones que siguen vivas, melodías que atraviesan generaciones y la certeza de que, mientras haya alguien dispuesto a poner un tema de Supertramp, su voz y su piano seguirán sonando.
Cortesía de Clarín
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