Este martes murió el humorista Toti Ciliberto, a los 63 años, y, más allá de su histórico paso por Videomatch (el embrión de ShowMatch), el actor se convirtió en una figura recurrente como invitado a todo tipo de programas y para hablar de todo, especialmente de cómo había podido manejar algunas de sus adicciones.
Aquí, un repaso de sus confesiones sobre algunos temas:
La droga: “El consumo arrancó antes de Videomatch. Todo arrancó como una broma. Pensé que lo manejaba, una vez por semana, de repente se transformaron en dos (…) Cuando entré al programa, que pasó a tener 40 puntos de rating, sentí toda la presión de trabajar en vivo, el contrato full time, trabajar todo el tiempo. Uno se engaña porque piensa que lo ayuda para trabajar“, explicó en el ciclo Seres libres.
Y agregó: “Cuando tuve ese momento de popularidad, creía que la droga me daba una protección, me podía encontrar conmigo; pero no era así. Pensé que me daba pilas para poder trabajar full time, pero en realidad, no te termina ayudando. No tenía control de mí, era una miseria. Perdí mi confianza laboral”.
La comida: “No es que empecé a bajar de peso porque hice un tratamiento alimenticio. Todo comenzó con un quilombo que tenía en las encías y eso me hizo ir dos veces por semana al odontólogo. Y volvía tan dolorido que ni ganas de comer tenía. Y esa me fue haciendo bajar de peso y me entusiasmé”.
“Volvía desganado por lo invasivos que son los tratamientos. Y eso empezó a deshincharme y ahí sí me mentalicé para seguir y llegué a bajar 25 kilos. Pero ya lo tenía pensando, obviamente, por un tema de salud. La comida es una adicción muy fuerte y se hace muy complejo dejarla“, explicó en una entrevista al diario El argentino.
El día en que casi muere en un avión junto a Tinelli: “Teníamos que viajar a Tucumán (con parte del equipo de Videomatch), un real jet que iba a venir y nunca vino, y nos subimos a otro avión, tipo campera de Top Gun el chabón (por el piloto), hélice, salió el avión y… Yo estaba con un San Jorge que lo acogoté“.
Invitado a La puta ama, el ciclo que Florencia Peña tenía en América, agregó: “Yo miraba por la ventanilla, algo no me gustaba, se escuchaban ruidos muy raros (…) Marcelo dijo, ‘¿qué pasa?’ y el piloto le dijo: ‘Nada, tenemos que volver a Aeroparque porque el magneto…’. Entonces le preguntamos qué era el magneto y nos dijo que era lo que le daba corriente al motor, imagintate”.
“Yo me acerqué a adelante y lo escuchaba al tipo decir “emergencia, emergencia, después se puso a planear, se puso de costado y logramos bajar y subimos a otro. Pero el miedo me duró muchos días. Pensé que era el final“, le contó a Clarín sobre la experiencia aquel día.
La religión: “Si Dios pudo salvarme a mí, ¿cómo no va a salvar a los demás?”, era una de sus frases más repetidas tras su recuperación de las drogas, cuando encontró en la fe, según manifestaba él mismo, “el camino de la redención”. Daba charlas en iglesias, en colegios, a quien quisiera escucharlo: “No importa si es la droga, la comida, la tristeza… Dios sabe de qué tenemos que desprendernos”.
Cortesía de Clarín
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