Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mateo 16:18). Con estas palabras comenzó la historia del papado, una institución que ha sobrevivido a imperios, revoluciones y guerras, mientras han ido pasando por la silla de Pedro todo tipo de personajes: desde los más santos a los más canallas y pecadores, desde los de corazón puro a los traidores y asesinos, de los reformadores a los reaccionarios… Todos ellos han tejido la historia más apasionante del poder espiritual en Occidente. En esta revista, coordinada por Manuel Pérez Villatoro, grandes expertos nos sumergen en los momentos más fascinantes y controvertidos que se han vivido en la cabeza de la Iglesia Católica occidental. Desde aquella decisión de Constantino que cambió para siempre el rumbo de la Iglesia, pasando por los primeros debates teológicos que definieron el catolicismo o los relatos sorprendentes que nos trajo el medioevo, es decir, la leyenda de la Papisa Juana, el macabro Sínodo del Horror con el cadáver de Formoso, y el infame «Siglo de hierro» con Juan XII, el «papa fornicario». También surgieron figuras renovadoras como Gregorio VII, quien impuso el celibato clerical y humilló al emperador en Canossa, o el poderoso Inocencio III, arquitecto de la teocracia papal. La familia Borgia (no podían faltar los Borgia) «secuestró» el papado, mientras Julio II combinaba arte, guerra y poder. Más tarde, las indulgencias de León X llevaron a la ruptura protestante, y la Contrarreforma consecuente vino a transformar la Iglesia para siempre. Ya en la era moderna, Pío IX pierde los Estados Pontificios mientras define la infalibilidad papal, Pío XII enfrenta dilemas morales durante la II Guerra Mundial, y Juan XXIII revoluciona todo con el Concilio Vaticano II. Afrontamos los últimos papados con el brevísimo pontificado de Juan Pablo I (33 días), que sigue envuelto en misterio, la contribución de Juan Pablo II para derribar el comunismo, la histórica renuncia de Benedicto XVI, y la llegada del jesuita Francisco, un papa de reformas y resistencias. Con su sucesor al frente, a la Iglesia le queda aún mucha historia por escribir. Disfruta de la lectura.
Los orígenes del papado
El primado del papa, obispo de Roma, cuyo reconocimiento separa a la Iglesia Católica de las demás Iglesias, se basa en dos grandes falsificaciones o manipulaciones históricas. La primera en el tiempo es la creencia de que los papas son sucesores de San Pedro como obispos de Roma. Se trata de una falsificación que definió muy bien el escritor italiano Elemir Zolla en estos términos: «La idea de que los papas son los sucesores de San Pedro es tan poco demostrable como la descendencia de Venus de Julio Cesar y los emperadores romanos». Y un famoso teólogo, Hans Küng, ha escrito: «No puede verificarse que los obispos sean sucesores de los apóstoles en un sentido directo y exclusivo. Resulta históricamente imposible encontrar en la fase inicial del cristianismo una cadena directa desde los apóstoles hasta los obispos de hoy». La segunda falsificación en el tiempo es la denominada Donación de Constantino al papa Silvestre, que el estudioso italiano y antiguo director del periódico vaticano L´Osservatore romano ha calificado en estos términos: «La Donación de Constantino es un documento falso, quizá el más famoso de la historia de Occidente».
El que quien esto escribe ha dedicado recientemente al tema una monografía con el título: Los papas ¿sucesores de Pedro o de Constantino? La mayor falsificación de la historia (Guillermo Escolar Editor, Madrid, 2022). Se trata de una gran ficción histórica, surgida en el ambiente romano hacia el siglo vi, en la que se narra que el papa Silvestre curó al emperador Constantino de la lepra mediante el bautismo y que este, en agradecimiento, le concedió una serie de privilegios como el primado sobre todos los obispos de la cristiandad y el poder político sobre toda Italia y el Occidente romano, convirtiéndose en el único y auténtico heredero del Imperio de Occidente. La trascendencia de esta falsa historia fue tal que dio origen a la concepción del papa-emperador en la Edad Media y a la posesión de los Estados Pontificios hasta su pérdida en 1870. Pero esto también hizo posible la pervivencia hasta nuestros días de la institución del papado romano como heredero del Imperio romano hasta el punto de que, cuando Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, declaró que su objetivo era «limpiar el polvo imperial que desde Constantino permanece sobre el trono de Pedro».
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Contenidos
- Los orígenes del papado, por Ramón Teja
- La búsqueda de una iglesia cristiana unificada, por Federico Romero
- La papisa Juana y otras mujeres en el vaticano, por Alberto de Frutos
- El concilio del terror, por Carolina Mínguez
- Juan XII. la leyenda negra del papa más lascivo de la iglesia, por Manuel P. Villatoro
- Gregorio VII y la llegada del celibato obligatorio para el clero, por Marina Segovia Vara
- Inocencio III. el papa más poderoso, por Alberto de Frutos
- Alejandro VI. un Borja en la santa sede, por Henar L. Senovilla
- La tormentosa relación entre Julio II y Miguel Ángel.
- Un artista en el avispero papal, por Clara González Freyre
- La crisis protestante, por Mario Escobar
- Felipe II y la contrarreforma, por José Calvo Poyato
- Pío IX. El último papa rey, por Jaime Vázquez Allegue
- Los papas y la modernidad. de León XIII a Pío XI, por Dr. Rubén Buren
- Pío XII. Una figura controvertida, por Javier Granda Revilla
- El falso misterio del cadáver de Juan XXIII. El papa que venció a la putrefacción, por Manuel P. Villatoro
- El misterio tras la muerte de Juan Pablo I. ¿Asesinato o tragedia natural?, por Christian Campos
- Juan Pablo II. La revolución del papa polaco, por José Luis Hernández Garvi
- El papa Francisco. Misericordia en salida, por Gabino Uríbarri Bilbao
- Bibliografía
Cortesía de Muy Interesante
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