
En Estados Unidos el gobierno del presidente, Donald Trump, sostiene un nacionalismo proteccionista y antiinmigrante, con retórica polarizadora además del inconveniente de no presentar una alternativa creíble.
La guerra comercial que inició Trump continúa creando incertidumbre e inflación. A Canadá el gobierno de Trump le impuso un arancel de 10% como respuesta a la declaración del gobierno de Ontario que retomó una declaración del expresidente, Ronald Reagan, en 1987, que rechazaba la aplicación masiva de aranceles.
Si el incremento no se cancela, las tarifas serán de 45% para los productos importados que no cumplen con las reglas del T-MEC. Además 25% para los vehículos ligeros y 50% para el acero, aluminio y cobre.
La reacción de Trump también es una respuesta a todo lo que puede influir en la Corte Suprema de Estados Unidos que decidirá si el Presidente de Estados Unidos tiene el poder para imponer aranceles generalizados.
Con China, el gobierno de Estados Unidos ha tenido varias negociaciones para discutir sobre los aranceles que ha impuesto a ese país. Los aranceles que se le aplicaron a China fueron de 145%, mismos que se bajaron a 30 por ciento. Está pendiente el arancel de 100% ante la decisión China de imponer restricciones a las exportaciones de tierras raras y otros insumos tecnológicos.
Con la India también hay una guerra comercial. Los aranceles de 50% a la India significarán un problema de corto plazo para India y de largo plazo para Estados Unidos. Como advirtió la ex embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley: “Para enfrentarse a China, Estados Unidos debe tener un amigo en India”.
Estados Unidos añadió otro arancel de 25% a India como penalización por haberle comprado petróleo a Rusia, que en opinión de Trump significa financiar la guerra de Rusia en Ucrania.
India es el país con las más altas tasas de crecimiento económico mundial, por lo que los aranceles le afectarán.
Otro frente conflictivo de Estados Unidos es Brasil, al que le impuso un arancel de 50 por ciento. Para resolver esta cuestión arancelaria, el presidente Lula ya entró en conversaciones con Trump para reconsiderarlos. Además, en los últimos 15 años, Estados Unidos ha tenido un superávit comercial con Brasil, por lo que es contradictorio que se le apliquen aranceles.
El gobierno de Trump, además de conflictos con el mundo, tiene internamente el rechazo de la población norteamericana. En las recientes elecciones, el triunfo de la oposición fue evidente. El 73% votó contra Trump y el Partido Republicano. En Nueva York el Partido Republicano solo obtuvo 7.0% de los votos.
Cortesía de El Economista
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