La actriz mexicana Natalia Solián continúa consolidando su carrera internacional. Tras el impacto de Huesera en la escena del cine de género, ahora llega al Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) con Oca, ópera prima de la directora Karla Vadillo. La cinta propone una mirada femenina y compleja sobre los límites de la fe y la libertad, con Solián interpretando a Rafaela, una monja que cuestiona las estructuras eclesiásticas.
“Lo veo como una conquista de un territorio discursivo que nos merecemos y que además se trabaja mucho para llegar ahí”, compartió Solián sobre la importancia de que un proyecto mexicano llegue a un festival de esta magnitud.
La primera vez que Natalia Solián leyó el guión de Oca supo que había encontrado un personaje que no estaba dispuesta a dejar ir. La actriz recuerda que la directora Karla Vadillo no estaba del todo convencida al inicio, lo que derivó en un casting largo y lleno de pruebas. “Hicimos lecturas, bonding, ella me proponía cosas distintas y yo me acuerdo de mi sensación de decir: ‘No voy a soltar esto hasta que sea mío’. Y así fue”.
Ese empeño terminó por sellar la mancuerna creativa con Vadillo, una cineasta joven y debutante que Solián describe como “metódica, sensible y poderosa en su discurso”.
(Cortesía. )
Toronto: un territorio conquistado
La actriz mexicana celebró la selección de Oca en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), al que considera una plataforma crucial para el cine de autor.
“Creo que la vida de esta película básicamente ronda en el circuito de los festivales. Es un mercado amplio y competitivo y uno siempre tiene ganas de estar ahí, de tener una exhibición que le dé visibilidad a un proyecto de naturaleza más indie. En ese sentido, Toronto es una plataforma hermosa”.
Para Solián, que el cine mexicano ocupe un lugar en ese escaparate también tiene un valor simbólico. “Yo lo veo siempre como una conquista de un territorio discursivo que nos merecemos y que además se trabaja mucho para llegar ahí”.
(Jonathan Saldaña. )
Rafaela, entre la fe y la libertad
En la película, Natalia da vida a Rafaela, una monja contemplativa que atraviesa un mar de dudas existenciales en un entorno eclesiástico que limita los roles femeninos. “Es un cuestionamiento muy constante de qué sí y qué no podemos hacer las mujeres dentro de ciertas estructuras”.
La actriz subrayó que personajes como este conectan con su propia búsqueda. “Muchas de nosotras albergamos una cantidad de energía masculina muy grande con la que te peleas desde el principio porque socialmente no encaja. A mí eso me ha marcado mucho y me gusta encontrar personajes que quieren hacer esa distinción, que dicen: ‘Yo soy un entero y también tengo la posibilidad de habitar este rango de decisión y libertad’” .
Natalia Solián, una voz disidente
Al mirar hacia atrás, la actriz reconoce que su historia personal también define la manera en que aborda sus personajes. Originaria de Sinaloa y criada en un barrio popular atravesado por la violencia, dice haber aprendido a sobrevivir desde la diferencia. “Últimamente he vuelto mucho a mi lugar de origen y he aceptado que vengo de un lugar muy marginal. Crecí en un barrio muy popular en Sinaloa, en donde además hay mucha violencia… y creo que sobrevivir a eso me hace ser hoy la persona que soy. Me podría considerar disidente”.
Ese espíritu rebelde atraviesa tanto a Rafaela en Oca como a Solián en la vida real: una mujer que cuestiona estructuras, redefine lo femenino y convierte cada papel en un territorio conquistado.
(Jonathan Saldaña. )
Después de Huesera: éxito y responsabilidad
El fenómeno de Huesera cambió la trayectoria de Natalia Solián, pero también le dejó lecciones. “Al principio me sentía afortunada, como casi suertuda, pero después entendí que también es una responsabilidad que hay que saber mantener. Muchas veces se vuelve un estereotipo, una carga que me ha interesado mucho romper conmigo misma”.
La actriz reflexionó también sobre la fantasía de que los intérpretes deben estar siempre trabajando: “Esta idea del éxito que tenemos, de los actores que nunca paran de trabajar, es una fantasía. Eso no funciona así. Creo que habría que reeducar un poco nuestras expectativas” .
Lo que viene para Natalia Solián
Más allá de Oca, Solián adelantó varios estrenos: una película de acción, un nuevo proyecto de terror y una cinta coral dirigida por Rodrigo García. Sobre esta última se mostró especialmente emocionada. “Es un elenco de ensueño. Un día realmente voy a enmarcarlo y lo voy a pegar en mi pared principal porque están los actores que más admiro de México”.
Cortesía de "quien.com"
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