¿Necesitamos bloqueos para saber que hay problemas en el campo?

¿Necesitábamos el bloqueo de 30 carreteras para mirar al campo? El precio de la tonelada de maíz es la chispa que encendió la flama ahora, pero está lejos de ser el único problema. Los agricultores que protestan se quejan de inseguridad, acceso al agua, gandallismo de los intermediarios que compran su producción y competencia desleal proveniente de Estados Unidos, entre otras cosas.

El maíz enciende las alarmas ahora, aunque lleva años dejando una estela de datos que no invitan al optimismo. Del 2015, la producción nacional ha caído 3.7%, mientras que las importaciones crecieron 78 por ciento. En 2025, se espera una buena cosecha nacional, pero todo indica que se romperá el récord de importaciones: entre enero y agosto se han comprado 16.8 millones de toneladas de maíz amarillo, con valor de 3,573 millones de dólares. Este maíz, en su mayoría, es transgénico y viene de Estados Unidos.

Hay protestas en 18 estados. Son miles de personas, que tienen la capacidad de dislocar puntos neurálgicos de un país de 130 millones de personas. Las manifestaciones dislocan, pero también nos ponen a pensar. En el fondo, todos sabemos que el maíz es algo más que un alimento. Los productores que bloquean las carreteras y accesos a la Ciudad de México exponen una circunstancia para la que el Gobierno no ha tenido soluciones. En el complejo mar de problemas del campo, el maíz es uno de los más importantes. El precio de mercado ha caído de 7,000 pesos por tonelada en 2022 hasta 5,200 pesos en 2025. En el mismo periodo, los costos de producción se han elevado alrededor de 50%, dicen los productores.

¿Qué puede hacer el Gobierno? El Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, es una persona que conoce a fondo el campo. Trabajó en la FAO y tiene amplia experiencia internacional… pero en la SADER no tiene un gran presupuesto para resolver a billetazos esta crisis, ni tampoco es un operador político. En la primera ronda de negociaciones, ofreció un apoyo gubernamental de 850 pesos por tonelada para que los productores reciban un poco más de 6,000 pesos en total. La oferta de Berdegué fue rechazada con muestras de indignación. Los productores quieren 1,000 pesos más. Exigen más de 7,000 pesos por tonelada. Esto es más de 30% del precio que determina el Mercado de Futuros de Chicago.

¿Se vale tomar como referencia a Chicago para los precios en México? Los industriales que procesan el maíz llevan años haciéndolo así. Es un mecanismo transparente, que refleja una realidad: se puede comprar maíz en otros lados a un precio mucho más bajo respecto al que aspiran los productores nacionales. Claro está que el maíz que se produce en México es blanco, más adecuado para los gustos del consumidor mexicano.

El maíz amarillo que viene de Estados Unidos tiene características que lo hacen ideal como alimento de ganado y también como insumo para procesamiento industrial. El maíz se emplea en la fabricación de jabones; es materia prima para lubricantes y productos de cuidado del cuero, también para las industrias del papel, textil y minería. Es tan importante el maíz en la mesa y en las cadenas industriales que un aumento en su precio tendría un impacto en la inflación del país. No pretendo que los productores se conviertan en ancla antinflacionaria, pero más vale sacar las cuentas.

Detengan la entrada de maíz de Estados Unidos, dice uno de los carteles en un bloqueo de la carretera que va de Guadalajara a Morelia. En otro momento, esto sería una mala idea porque somos deficitarios en este producto que es simbólico, pero también estratégico. Nos faltan alrededor de 23 millones de toneladas por año. En tiempos de Donald Trump, es una pésima idea. Las ventas de maíz a México representan alrededor de 5,000 millones de dólares anuales para Estados Unidos. Cualquier restricción amenazaría la relación comercial con nuestro principal socio. Golpearía la economía de una región conocida como el Corn Belt, donde está Indiana, Kansas, Iowa, Michigan, Nebraska, entre otros. En apoyo de los argumentos de los que se quejan de competencia desleal, es verdad que Estados Unidos subsidia con miles de millones de dólares a sus productores. Allá son dólares, acá centavitos.

Para levantar los bloqueos en las carreteras se necesitará mucho más de lo que puso en la mesa el Gobierno en su primer propuesta. Más dinero, de parte de una administración que sigue tratando de recortar el gasto para cerrar el agujero que dejó en las finanzas públicas el sexto año de AMLO. Es un asunto que costará cientos o miles de millones de pesos, pero que no se detiene en el Presupuesto. ¿Qué haremos con la inseguridad, el acceso al agua, el envejecimiento de los productores rurales (que tienen más de 50 años de edad en promedio) y los efectos del cambio climático… inundaciones y sequías?

Cortesía de El Economista



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