Netanyahu tacha de “fascistas” a quienes protestan por un alto al fuego en Gaza

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha afirmado este miércoles que los manifestantes que han participado en las recientes protestas para presionar a su Gobierno para que acepte un alto el fuego en la Franja de Gaza actúan “como fascistas”.

FERIA DE SAN FRANCISCO

“Amenazan con asesinarme a mí, al primer ministro, y a mi familia, a diario. También están prendiendo fuego. Dijeron que rodearían mi casa, la del primer ministro, con un anillo de fuego, como bandas fascistas”, ha declarado después de que esta madrugada varias personas prendieran fuego a algunos vehículos junto a su residencia en Jerusalén.

Te puede interesar

Netanyahu ha insistido en que “hablan y se comportan como fascistas”. “Lo que ocurre aquí es simple. No hay control, y cuando no lo hay se intensifica la violencia. Empezaron rompiendo bloqueos de carreteras e intentaron romper vallas, después lanzaron bengalas que casi queman vivo a un guardia cerca de mi casa, y ahora están formando un círculo de fuego”, ha criticado.

En este sentido, ha sostenido que “no hay en absoluto una aplicación de la ley” y ha indicado que “esto debe cambiar”. “Esto es lo que exijo a las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley. Esto es lo que exige el pueblo israelí para que haya democracia aquí”, ha agregado.

Te puede interesar

Netanyahu, tras reconocer que en una democracia las manifestaciones son legítimas, ha declarado que “lo que ocurre en las protestas financiadas, organizadas y politizadas contra el Gobierno, que han traspasado todos los límites, es que están vandalizando propiedades, bloqueando carreteras, infligiendo sufrimiento a millones de ciudadanos y persiguiendo a funcionarios electos”.

Horas antes, varios miembros del gabinete y la oposición israelí han condenado los incidentes, si bien esta última ha aprovechado la ocasión para “condenar también un Gobierno que ha abandonado a los rehenes” en la Franja de Gaza.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de El Economista



Dejanos un comentario: