El futuro del sector automotriz en Norteamérica pende de un hilo, y no lo decimos nosotros, lo afirma Japón. Las grandes marcas niponas, dueñas de una red productiva que cruza México, Estados Unidos y Canadá, han levantado la voz. Su mensaje es claro: quieren proteger inversiones millonarias y exigen respeto total al T-MEC.
La Asociación de Fabricantes de Automóviles de Japón (JAMA) envió un documento a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), según un reporte de Expansión. En este, las empresas como Toyota, Honda y Nissan, entre otras catorce, aseguran que la integración regional es irrenunciable. Cualquier cambio a las reglas actuales daña la competitividad de todo el bloque.
Hablamos de una potencia mundial. Japón es el tercer mayor fabricante de autos del planeta y su huella en la región es profunda. Suma más de 87,000 millones de dólares invertidos en la región, una cifra monumental que sustenta miles de empleos.
La infraestructura japonesa se reparte estratégicamente: 25 plantas en Estados Unidos, 12 en México y 5 en Canadá. Estas instalaciones fabrican vehículos, motores, transmisiones y baterías. Su cadena de suministro cruza fronteras constantemente, como un sistema circulatorio vital.
Fábrica de Mazda en México.
Las operaciones en México y Canadá tienen una función clave. No solo reducen costos operativos, también amplían eficiencias que hacen viables nuevas inversiones en Estados Unidos. En ese país, el capital nipón acumulado alcanza unos 66,000 millones de dólares.
El T-MEC logró crear esta zona libre de aranceles. Eso permitió a las automotrices japonesas planear inversiones de largo plazo, crucial para mantener precios accesibles al consumidor. Los aranceles subirían el precio promedio de un auto nuevo a niveles insostenibles.

Fábrica de Honda en México.
Justo en este punto, los concesionarios de autos internacionales se unen al llamado. Agrupados en AIADA, ellos advierten que la ruptura de la integración desatará una crisis de asequibilidad. El precio promedio de un vehículo nuevo ya supera los 50,000 dólares, una cifra que presiona a millones de familias.
México con la oportunidad de mejorar salarios en sus fábricas
No todo es color de rosa en la mesa de diálogo. El sindicato automotriz de Estados Unidos (UAW) tiene una postura radical. Ellos acusan a México de no cumplir sus obligaciones laborales en el T-MEC y de mantener salarios bajos por más de dos décadas. El sindicato busca reescribir por completo el acuerdo.

Fábrica de Nissan en México.
JAMA sostiene que la permanencia del tratado protege el valor de toda su inversión. Mantiene a Norteamérica como la plataforma automotriz global que todos conocen. La revisión de 2026 no es una actualización menor, es un momento decisivo para el bolsillo del consumidor y para la geopolítica industrial.
Cortesía de Xataka
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