
Nissan Motor y Mercedes-Benz se convirtieron este miércoles en las más recientes automotrices del mundo alertar sobre la creciente escasez de semiconductores, lo que pone de relieve las consecuencias cada vez mayores de la pugna entre los Países Bajos y China por el fabricante de chips neerlandés Nexperia.
El enfrentamiento comercial y de propiedad intelectual entre China y el Gobierno neerlandés en torno a Nexperia, cuyos chips se utilizan ampliamente en componentes de automoción, es el último desafío para una industria que ya está lidiando con los aranceles estadounidenses y las restricciones chinas a las tierras raras.
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También es un recordatorio de la vulnerabilidad de las automotrices ante las fricciones comerciales entre China y Occidente.
China ha prohibido las exportaciones de productos acabados de Nexperia desde sus plantas chinas después de que el Gobierno neerlandés se hizo en septiembre con el control del fabricante de chips, alegando preocupación por la posible transferencia de tecnología a la matriz china de Nexperia, Wingtech.
La empresa china ha sido señalada por Estados Unidos como posible riesgo para la seguridad nacional.
“No es un asunto menor, es un gran problema”, dijo a la prensa Guillaume Cartier, director de rendimiento de Nissan, al ser preguntado por el impacto en el suministro de chips. “Por el momento no tenemos una visibilidad completa”.
En una entrevista colectiva en el Japan Mobility Show de Tokio, Cartier dijo que la automotriz estaba “bien hasta la primera semana de noviembre” en cuanto al suministro de chips.
Aunque era posible conocer el estado de los suministros de sus principales proveedores, los denominados Tier 1, la situación se complicaba a medida que se avanzaba en la cadena de suministro, dijo.
La automotriz alemana Mercedes-Benz está buscando proveedores alternativos en todo el mundo, dijo el miércoles su presidente ejecutivo, Ola Källenius.
Källenius agregó que era difícil ver cómo evolucionaría la situación.
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En Brasil, uno de los principales centros de producción de automóviles, algunos fabricantes podrían verse obligados a interrumpir su actividad en dos o tres semanas si la crisis se prolonga, dijo un funcionario el martes.
El Gobierno brasileño se ha puesto en contacto con las autoridades chinas para encontrar una solución, según dijo el funcionario.
Cortesía de El Economista
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