En el corazón de la campiña inglesa, en el condado de Buckinghamshire, un grupo de aficionados a la detección de metales protagonizó un hallazgo que parece sacado de una novela de aventuras: un tesoro de 557 monedas de oro y plata del siglo XIV, escondido bajo tierra durante más de 600 años. Este descubrimiento, conocido hoy como el Hambleden Hoard, es una de las mayores colecciones de monedas medievales halladas en el Reino Unido en la última década y ofrece una ventana fascinante a una época marcada por la devastadora Peste Negra.
Lo que comenzó como un pasatiempo para estos cuatro buscadores terminó convirtiéndose en una excavación meticulosa que se prolongó durante cuatro días. Armados con detectores de metales, los exploradores no tardaron en encontrar las primeras monedas, sin imaginar que lo que parecía un hallazgo modesto pronto se convertiría en un verdadero tesoro. Entre las piezas más valiosas se encuentran 12 monedas de oro extremadamente raras, acuñadas en tiempos de la pandemia medieval que diezmó a la población europea.
Un tesoro medieval oculto por más de seis siglos
El contexto histórico de este hallazgo lo hace aún más intrigante. En el siglo XIV, Europa se encontraba en medio de una crisis sin precedentes: la Peste Negra, que entre 1347 y 1351 acabó con cerca de la mitad de la población del continente. La incertidumbre, el colapso económico y la inestabilidad social llevaron a muchas personas a esconder sus riquezas con la esperanza de recuperarlas en tiempos mejores. Pero en muchos casos, sus dueños jamás regresaron por ellas.
Las monedas halladas en Buckinghamshire abarcan los reinados de Eduardo I y Eduardo II de Inglaterra (1272-1327), un período en el que el comercio floreció, pero también se vivieron grandes conflictos. Lo más notable es que las piezas provienen de distintas regiones, incluyendo Lincoln, Birmingham, Irlanda y Escocia, lo que indica la intensa actividad económica de la época y la conexión de Inglaterra con otras partes de las Islas Británicas.
El valor estimado del tesoro supera los 150.000 libras esterlinas (unos 175.000 euros), aunque algunas monedas de oro nobles individuales podrían alcanzar los 10.000 libras cada una en una subasta. Pero más allá de su valor monetario, el Hambleden Hoard ofrece una oportunidad única para estudiar la circulación de moneda en un momento crítico de la historia europea.
La emocionante excavación y el impacto del hallazgo
El descubrimiento se produjo en un evento organizado para detectores de metales, donde cientos de participantes esperaban encontrar algún objeto de interés. Sin embargo, lo que inicialmente parecía una pequeña colección de monedas resultó ser un depósito mucho más extenso.
Cuando los cuatro buscadores dieron con las primeras monedas de plata, la emoción fue inmediata. La exploración continuó hasta que el número de piezas superó las tres, el umbral que en la legislación británica define un “tesoro”. A partir de ese momento, el hallazgo debía ser informado y documentado adecuadamente.
Los descubridores, conscientes de la importancia de su hallazgo, decidieron acampar en el sitio durante las noches para evitar saqueos. En un acto de paciencia y minuciosidad, cada moneda fue extraída con cuidado y su ubicación exacta se registró en una cuadrícula, lo que permitió a los arqueólogos obtener un mapa preciso de cómo estaban distribuidas bajo tierra.
La noticia del descubrimiento no tardó en propagarse entre los asistentes al evento, generando una gran expectación. Finalmente, el tesoro fue entregado a las autoridades para su evaluación y clasificación en un museo, donde permanece hasta que se determine su destino final.
Tesoros enterrados: un legado de la inseguridad medieval
El hallazgo se suma a una larga lista de tesoros enterrados en la Inglaterra medieval. Durante el siglo XIV, las guerras y las enfermedades llevaron a muchos comerciantes, nobles y campesinos adinerados a enterrar sus ahorros, temiendo los saqueos o la inflación. Algunos escondían sus riquezas en cofres de madera o bolsas de cuero bajo el suelo de sus hogares, mientras que otros preferían sitios más alejados, como campos o bosques, con la esperanza de recuperarlos más adelante.
El problema es que muchos de estos tesoros jamás fueron desenterrados por sus dueños originales. La Peste Negra no solo diezmó a la población, sino que dejó muchas propiedades abandonadas y fortunas sin reclamar. En algunos casos, los descendientes simplemente desconocían la existencia del dinero escondido o la ubicación exacta del escondite.
Desde el Tesoro de Harrogate, hallado en 2007 con más de 600 monedas vikingas del siglo X, hasta el Hoard de Staffordshire, encontrado en 2009 con miles de piezas anglosajonas de oro y plata, Inglaterra ha sido el escenario de espectaculares descubrimientos que nos permiten reconstruir fragmentos del pasado.
Un descubrimiento que sigue dando de qué hablar
El Hambleden Hoard no solo es una pieza clave para la numismática medieval, sino que también ha captado la imaginación del público. La idea de que aún existen tesoros enterrados bajo nuestros pies, esperando ser encontrados, mantiene viva la pasión por la exploración y la historia.
Si bien las monedas se encuentran actualmente en un museo para su estudio, se espera que una vez valoradas sean vendidas y las ganancias se repartan entre los descubridores y el propietario del terreno donde fueron halladas, como estipulan las leyes británicas sobre tesoros.
El hallazgo de Buckinghamshire nos recuerda que la historia aún tiene muchos secretos por revelar. Y quién sabe, quizás en algún rincón olvidado del mundo todavía aguarde otro tesoro medieval esperando ser descubierto.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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