En 2017, Estados Unidos hizo un cambio en su legislación fiscal que pasó inadvertido. Se trata de la modificación a la Sección 174 del Código Fiscal, vigente desde 1954, que eliminó la deducción inmediata de los gastos de Investigación y Desarrollo (I+D), incluidos los salarios para los trabajadores.
Como señala Quartz, los titulares tienden a culpar de estos despidos a la sobrecontratación durante la pandemia y al auge de la inteligencia artificial. Sin embargo, lo cierto es que el repentino encarecimiento de la inversión en I+D obligó a empresas del sector tecnológico a recortar más de medio millón de trabajadores en 2022.
La ley detrás de la ola de despidos
Durante siete décadas, la Sección 174 permitió el crecimiento del sector tecnológico estadounidense. Desde mediados del siglo XX, compañías de distintos tamaños pudieron deducir el 100% de sus gastos en I+D, esto incluía equipos, materiales y hasta los sueldos de los trabajadores. La medida abarató los costos de contratar a grandes equipos de ingenieros y animó a las empresas a inflar plantillas con salarios elevados sin preocuparse por el impacto fiscal.
Todo cambió en 2017, cuando la reforma tributaria del gobierno de Donald Trump redujo el impuesto de sociedades, que pasó del 35% al 21%. Aunque esto fue un tema muy sonado en el país, algo que casi no se mencionó fue que, para equilibrar las cuentas públicas, se introdujeron modificaciones a la Sección 174. A partir de ese momento, las empresas ya no podían deducir inmediatamente esos gastos, sino que debían saldarlos a lo largo de varios años.
Como consecuencia, las empresas comenzaron a ver los departamentos de I+D, que hasta entonces habían funcionado bajo un esquema fiscal favorable, como un gasto importante en los balances corporativos. Ahora que las deducciones inmediatas se habían ido, las contrataciones masivas resultaron insostenibles.
El efecto en los despidos masivos de las big tech
El impacto no fue inmediato. Las compañías tecnológicas continuaron su expansión durante la pandemia y se beneficiaron del auge del trabajo remoto y el consumo digital. Sin embargo, todo cambió en 2023, cuando las declaraciones fiscales correspondientes a 2022 reflejaron los nuevos costos: lo que antes se absorbía con deducciones, ahora debía pagarse como impuestos adicionales.
Ese los gigantes tecnológicos como Meta, Microsoft y Google, buena parte de los recortes se concentró en equipos de ingeniería y desarrollo. Las empresas justificaron los reportes como un reajuste estratégico frente a la IA o como una corrección después del crecimiento acelerado en pandemia. Sin embargo, como explica 3DJuegos, lo cierto es que se debió a que durante años no se pagaron impuestos reales sobre esos sueldos.
Cortesía de Xataka
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