La dirigente opositora venezolana María Corina Machado alertó por la “inhumana situación” en la que viven los presos políticos recluidos en la cárcel de Torocón, en el estado de Aragua, donde hasta nueve reclusos habrían intentado suicidarse en los últimos días.
Machado ha atribuido estas tentativas “al trato despiadado que sufren y a la depresión que esto les ha ocasionado”.
“La comida es muy escasa, podrida, llena de gusanos; las visitas son cada vez más cortas, les han reducido las llamadas telefónicas a sus familiares y las posibilidades de aseo son casi nulas”, afirmó la líder de Vente Venezuela.
La dirigente opositora, que ha recordado que en el último año al menos seis ciudadanos han muerto “bajo custodia del régimen” de Nicolás Maduro, ha lanzado de esta manera un aviso a la comunidad internacional, a la que ha vuelto a apelar para pedir ayuda.
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La ONG Foro Penal estima que en las cárceles de Venezuela hay al menos 815 presos políticos, si bien dentro de este recuento hay casos de opositores de los que ni siquiera se conoce el paradero.
Las vulneraciones a los derechos humanos de los privados en Venezuela también se trasladan a los detenidos colombianos. Este diario ya documentó las indignas condiciones en las que permanecen 18 connacionales detenidos en la cárcel Rodeo I, ubicada a solo 45 minutos de la capital, Caracas.
Según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), estas instalaciones han sido descritas como un centro de “tortura” para algunos de los reclusos.
Las celdas, de apenas 2×2 metros, albergan a varios prisioneros, quienes deben dormir sobre una cama de cemento y una delgada colchoneta de goma espuma. El espacio carece de ventilación, y los prisioneros no tienen más que una letrina para satisfacer sus necesidades.
A este infierno físico se le suma una alimentación deficiente: las arepas, suministradas por el Estado, son la única fuente de sustento, aunque carecen de relleno y son insuficientes para los reclusos.
Cortesía de El Colombiano
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