¿Abrir cerrar ventanas con el calor? En las ciudades cálidas de España – Sevilla, Murcia, Madrid, Barcelona, entre otras – sobrellevar los días de verano puede convertirse en una batalla contra la naturaleza. Una duda frecuente es si conviene abrir o cerrar las ventanas cuando en plena ola de calor. Por un lado, abrirlas podría refrescar y ventilar la casa; por otro, podría dejar entrar aire aún más caliente. La respuesta no es trivial y depende de diversos factores físicos, químicos y ambientales.
En este artículo exploramos a fondo esta cuestión, apoyándonos en principios de la física (transferencia de calor, convección, radiación), de la química (humedad, vapor de agua) y de las ciencias ambientales (calidad del aire, contaminantes). Veremos cómo la decisión de abrir o no las ventanas en días calurosos debe considerar la temperatura exterior e interior, la humedad relativa, la calidad del aire exterior y hasta nuestros propios hábitos adaptativos. El objetivo es ofrecer consejos útiles y fundamentados para mantener hogares frescos y saludables durante los veranos españoles.
Balance térmico: temperatura exterior vs. interior
Uno de los aspectos clave es la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior. La física nos dice que el calor tiende a fluir de las zonas más cálidas a las más frías (principio de equilibrio térmico). Si en un momento dado el aire exterior está más caliente que el interior de casa, abrir las ventanas significará que ese aire más cálido entre y eleve la temperatura interna. Por el contrario, si el aire exterior está más fresco, entonces sí conviene abrir para que entre ese aire frío y desplace al aire recalentado de dentro.
Además del intercambio de aire caliente o frío, hay que considerar la radiación solar. La luz del sol que atraviesa un cristal puede calentar mucho una habitación (efecto invernadero). Por eso, en las horas de sol intenso es crucial no solo cerrar las ventanas sino también bajar persianas o cortinas, evitando que entren directamente los rayos solares y el aire caliente del exterior. Esta estrategia se basa en principios básicos de transmisión térmica y forma parte del diseño pasivo de edificios eficientes.
En situaciones extremas, si el aire exterior supera los 37 °C – temperatura corporal promedio – abrir las ventanas podría incluso aumentar el estrés térmico. Es preferible mantener el hogar aislado del exterior y buscar enfriamiento evaporativo o ventilación forzada nocturna.

Influencia de la humedad en la sensación térmica
La humedad relativa del aire es otro factor crucial en la percepción del calor. Cuando el aire está muy húmedo, la evaporación del sudor se dificulta, lo que produce sensación de bochorno. Según la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA), la percepción del calor aumenta drásticamente con la humedad relativa. A 31 °C con 80% de humedad, el cuerpo puede experimentar el mismo estrés térmico que a 40 °C con 20% de humedad.
En ciudades españolas con climas húmedos, como Valencia o Barcelona, abrir las ventanas cuando el exterior es muy húmedo puede empeorar la sensación térmica. En cambio, en zonas secas como Madrid o Albacete, la ventilación nocturna seca ayuda a eliminar el calor acumulado durante el día.
Hay estudios que muestran cómo la humedad relativa elevada influye negativamente en la percepción de confort, especialmente si se mantiene durante muchas horas.

Calidad del aire interior y ventilación
Permanecer con las ventanas cerradas muchas horas puede comprometer la calidad del aire interior. Se acumulan contaminantes como CO₂, partículas PM2.5 y compuestos orgánicos volátiles (COV). La ventilación natural adecuada puede reducir estos contaminantes hasta en un 60 %.
Sin embargo, abrir las ventanas durante horas de alta contaminación exterior puede ser contraproducente. Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), los niveles de ozono troposférico alcanzan sus máximos entre las 14 y las 18 horas en episodios de calor intenso. Por tanto, conviene ventilar por la mañana temprano o por la noche, cuando la calidad del aire mejora.

Sombreado y aislamiento
El sombreado de ventanas reduce significativamente la ganancia térmica por radiación. Hay estudios que muestran como el uso de toldos y persianas reducen entre 4 y 7 °C la temperatura interior en viviendas expuestas al sol. El aislamiento térmico en techos y muros también ayuda a reducir la transmisión de calor al interior.
Cuándo conviene abrir las ventanas y cuándo no: lo que tienes que saber
• Abrir: cuando el aire exterior esté más fresco que el interior, típicamente entre las 22:00 y las 9:00 horas.
• Cerrar: entre las 11:00 y las 20:00 horas, especialmente si el aire exterior supera los 35 °C o hay picos de contaminación.
• Ventilación cruzada: ideal si se realiza entre habitaciones opuestas durante las primeras horas del día.
• Control con sensores: utilizar sensores de CO₂ o temperatura exterior para decidir de forma informada.
Cortesía de Muy Interesante
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