Once Once no nace de un plan perfecto, sino de ese momento en el que haces clic con quién eres y con quien compartes un mismo sueño. Dos amigas inseparables, para quienes crecer juntas nunca fue solo algo personal: su 11:11 fue ese momento en el que se dieron cuenta que emprender era más que una idea, era la oportunidad perfecta de convertir su amistad en un proyecto que las representara por completo.
De mejores amigas a socias: el camino que las llevó a Once Once
Camila Salvo y Valeria Name además de socias, son amigas desde los cinco años. Ellas siempre han tenido ese sueño de tener algo juntas y Once Once, no fue la primera de sus ideas.
Durante la pandemia, surgió la idea de empezar un negocio de velas, algo que casi nadie de su edad estaba haciendo y que se sintió como la oportunidad perfecta para combinar lo mejor de ambas.
Disfrutaron de todo el proceso, desde diseñar hasta vivir lo que realmente significa emprender, y a pesar de que les empezó a ir muy bien, se dieron cuenta que, aunque funcionaba, no era para ellas.
Sentían que las velas eran un producto dirigido a un mercado totalmente diferente al que ellas buscaban y no conectaban al cien por ciento con él. Pero dejarlo ir no significó cerrar el capítulo, sino que dejó claro que su camino como socias apenas empezaba.
Descubrieron que se complementan de manera casi perfecta y que esa inquietud por crear algo suyo seguía ahí.
(Cortesía)
Con un poquito de miedo, Cam y Val decidieron lanzarse otra vez al mundo de los negocios, esta vez apostando por las hoodies. Querían un producto con el que realmente conectaran, que al verlo tuvieran ese feeling de “lo necesito, lo quiero usar y lo quiero tener”.
Y así empezó todo: miles de mock ups, sketches, pruebas de corte, búsqueda de telas, hasta historias de pánico con proveedores que pusieron a prueba esas ganas de seguir.
El corazón de la marca
La razón por la que Once Once se llama así no es casualidad. A las 11:11 de la mañana, Cam y Val tenían un ritual: mandarse un voice note de 11 segundos y “ganaba” la que lo mandara primero. Lo que empezó como un chiste entre ellas terminó convirtiéndose en la conexión sentimental más fuerte entre su amistad y la marca. Hoy, es el corazón detrás de Once Once.
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Ese amor y cariño terminó marcando el camino de lo que vendría después para ellas. El sentimiento tan grande de cercanía que lograron transmitir, se convirtió en una comunidad de niñas tan unida, que Once Once dejó de ser solo ropa: empezó a ser un lugar donde esa energía se vuelve contagiosa y se convirtió en un lugar donde todas se sienten parte de algo.
“Siento que la marca se ha vuelto como un grupo de amigas, transmite una vibra padrísima de apoyo mutuo, simplemente como de felicidad pura”, comparten.
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Para Cam y Val, ellas no son nada sin su comunidad. Porque las niñas que siguen la marca no son solo clientas: son quienes participan en los shoots, mandan ideas, proponen diseños y mantienen viva esa vibra que hace a Once Once tan especial.
“Creo que por ellas lo hacemos… ver la sonrisa de las niñas, cuando se compran su sudadera o cuando encuentran que hiciste el diseño que tenían pensado es impresionante. Causar eso en alguien es algo que no esperábamos”, dicen.
Además, escuchan muchísimo a sus clientas tomando siempre en cuenta sus comentarios y sugerencias para futuras colecciones y diseños. Creen que su comunidad es “el mejor estudio de mercado que pueden tener”.
Trabajar juntas nunca ha sido un problema para ellas. Su filosofía lo explica todo: “Aunque nos vaya increíble, primero la amistad”, afirman. Ambas confían plenamente en la otra y, gracias a eso, han encontrado la forma de equilibrar su vida como amigas y como socias sin perder la esencia de su amistad.
Pero emprender no es lineal. Y para Cam y Val, el mayor reto ha sido crecer la producción. Aunque decidieron agregar nuevos productos como t-shirts, pants y gorras, las hoodies siguen siendo el sello de Once Once. Pasar de ser un negocio pequeño a uno más grande y con tanta demanda, no ha sido fácil: mantener el stock, ajustar sus tiempos e ir a la par del crecimiento se ha convertido en uno de sus desafíos más grandes.
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Una de sus metas más grandes es hacer envíos internacionales, empezando por Colombia y Estados Unidos. También les emociona seguir con los pop ups, pero ahora en nuevas ciudades como Monterrey y Guadalajara, donde tienen una comunidad súper fuerte.
A largo plazo, sueñan con abrir tiendas físicas para estar más cerca de la gente y seguir construyendo esa fidelidad y cariño que las ha llevado hasta donde están hoy. Incluso, les encantaría abrir su propio taller de producción para mantener el control total de las piezas.
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Cam y Val siempre están en una constante búsqueda de nuevas ideas, nuevas formas de innovar y, sobre todo, seguir escuchando a sus clientas que son sus guías en cada paso. Ellas son la prueba de que los sueños se construyen mejor acompañadas y hoy, Once Once es una comunidad que crece todos los días y un recordatorio de que las mejores ideas nacen cuando haces clic con lo que te enamora.
Cortesía de "quien.com"
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