En una de las aulas mixtas del Conalep Torreón, tres jóvenes decidieron enfrentar un problema que parecía invisible: la desigualdad tecnológica en las escuelas públicas. Computadoras arrumbadas, centros de cómputo vacíos y estudiantes sin acceso a herramientas digitales fueron el punto de partida de Soft Education, un proyecto que hoy se ha convertido en ejemplo de emprendimiento social y educativo.
Luis Eduardo Luna Pérez, Joel Andrés Pérez Velázquez y Jesús Alejandro Pedroza Nava, alumnos de quinto semestre de la especialidad de Herramientas Mixtas, emprendieron la tarea de rehabilitar equipos de cómputo obsoletos para ponerlos nuevamente al servicio de estudiantes de educación básica.
Lo que comenzó como un proyecto escolar terminó siendo una iniciativa con impacto social, reconocida a nivel nacional por la Comisión Nacional de Colegios de Educación Profesional Técnica (Conalep).

Alumnos restauran 18 computadoras que habían sido desechadas
El grupo, asesorado por la maestra Wendy Isabel Aguilera Untiveros, restauró 18 computadoras en la secundaria técnica José Guadalupe Posada de Torreón, reactivando el laboratorio de cómputo y beneficiando directamente a más de 300 alumnos.
“Resucitamos equipos que estaban a punto de convertirse en basura electrónica”, explicó Joel Andrés. “Les instalamos sistemas operativos ligeros, programas educativos, enciclopedias sin conexión y software libre para que los alumnos puedan trabajar sin necesidad de pagar licencias”.
La propuesta ha sido reconocida por su enfoque sostenible, educativo y solidario. Soft Education no sólo busca reducir la brecha digital, sino también evitar el desperdicio tecnológico mediante la reutilización de materiales y la reducción de residuos electrónicos.
El trabajo de los jóvenes del Conalep ha trascendido las aulas. En los últimos meses participaron en diversos certámenes científicos y tecnológicos —ConaScience, Expociencias, Infomatrix y el Talent Land Guadalajara— acumulando experiencia, reconocimientos y menciones honoríficas.
El esfuerzo culminó con el Primer Lugar Nacional en la categoría de Inclusión Social del concurso Jóvenes Emprendedores Conalep 2025, celebrado en la Ciudad de México. Para la maestra Aguilera, asesora del equipo, el proyecto representa un cambio de paradigma en la enseñanza técnica:
“Estos chicos aprendieron a transformar una idea en un modelo real, con impacto comunitario. No sólo son buenos técnicos, también son jóvenes comprometidos con su entorno”.

Aprendizaje dual y trabajo en equipo
El camino, sin embargo, no ha sido sencillo. Los estudiantes enfrentaron la falta de recursos, la resistencia de algunos directivos escolares y las limitaciones de tiempo impuestas por la modalidad dual del Conalep, que combina estudios con prácticas en empresas.
“Fue pesado”, admitió Jesús Alejandro. “Pero al final nos dimos cuenta de que todo esfuerzo vale la pena cuando ves que un niño puede volver a aprender en una computadora que estaba abandonada”. La maestra Aguilera subraya que este modelo permite desarrollar habilidades técnicas y socioemocionales:
“Aplican lo aprendido directamente en el campo, resuelven problemas reales y aprenden a trabajar en equipo. Es una educación viva.”
Con la meta de extender Soft Education a más escuelas públicas del país, el equipo busca alianzas con centros de acopio, instituciones educativas y empresas que deseen donar equipos en desuso.
“Queremos que cada escuela pública tenga un centro de cómputo funcional y autosuficiente”, afirmó Joel Andrés. “Y que tanto maestros como alumnos sepan dar mantenimiento a las computadoras para que nunca vuelvan a quedarse apagadas”.
El proyecto Soft Education demuestra que la innovación no siempre nace en un laboratorio de alta tecnología, sino en el compromiso de jóvenes que quieren cambiar su entorno. Desde Torreón, Coahuila, estos estudiantes han demostrado que la inclusión digital también es un acto de justicia social.
Cortesía de El Heraldo de México
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