Otra vez la aviación como víctima

Con el “cierre del gobierno de EU”, resultado de la falta de acuerdos con el Congreso, una de las principales víctimas (o al menos, una de las más visibles) ha sido la aviación, ya que por la falta de pagos, el déficit de Controladores de Tránsito Aéreo y la falta de personal, los vuelos de 40 aeropuertos de toda la Unión Americana debieron recortarse en un 10 por ciento.

Esto ha implicado cancelaciones, retrasos y mucha frustración y enojo por parte de trabajadores de todos los gremios alrededor del transporte aéreo y, desde luego, de los pasajeros. Y aunque parece haber visos de acuerdo para que el gobierno reabra sus actividades al 100%, la Administración Federal de Aviación (FAA) advirtió que esto puede tardar algunos días más y mientras tanto, hay muchos empleados que han dejado de ir a trabajar porque no se les está pagando, por lo que es probable que los retrasos y cancelaciones, más la cadena que esto representa en el sistema aéreo, continúe todavía varios días e incluso que la reducción del 10% se incremente a 20%, pese a que está muy próxima la celebración del Thanksgiving, una de las fiestas más importantes de ese país.

Las repercusiones que este fenómeno está teniendo en la economía de EU, en las cadenas de suministro de muchos bienes, en los negocios y el turismo son una pequeña muestra de lo que el transporte aéreo significa para un país. Muchas veces hemos visto cómo muchos políticos que no conocen el sector minimizan los efectos de decisiones tomadas con otra lógica y después se sufren las consecuencias de esa falta de previsión.

Tal es el caso de la crisis del bilateral aéreo entre EU y México, solución que no ha avanzado ni un milímetro todavía, en parte por el cierre del gobierno en el país del Norte y en parte porque la postura del gobierno mexicano sigue siendo la misma: ni un paso atrás en los decretos de mudanza obligatoria de las operaciones cargueras al Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) y a la reducción de slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

En lo que todavía no han reparado los funcionarios que tienen que ver con el asunto, es que los decretos de restricción de slots tienen una salvaguarda que podría salvarle la cara a la administración pasada y contribuir a arreglar el asunto del bilateral perdido: son temporales, o al menos, así lo dice el DOF. Es decir, se tuvo el buen juicio de dejar una puerta abierta a la solución de uno de los conflictos más graves que ha tenido México en materia de aviación en un siglo.

En el caso de la carga y el AIFA, se dice que las cargueras están “contentas” en el AIFA. Puede que así lo hayan dicho (los empresarios no suelen decirle directamente a la cara a los funcionarios lo que piensan, por las posibles represalias) pero, si así fuera, entonces no habría razones para prohibir las operaciones exclusivas de carga en el AICM puesto que, entonces, nadie se mudaría.

El 18 de noviembre está a la vuelta de la esquina. Esperemos que antes de esa fecha haya acuerdos, de otra suerte veremos escalar las sanciones contra aerolíneas mexicanas.

Cortesía de El Economista



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